Ciencia
06/11/2020 (12:15 CET) Actualizado: 06/11/2020 (12:16 CET)

Descubren un «objeto misterioso» en la Luna

La confirmación de la NASA de que hay agua en la luna no ha dejado indiferente a nadie. Sin embargo, no es el único descubrimiento relacionado con nuestro satélite en los últimos días. Se ha encontrado un misterioso cráter en la luna que parece albergar «un objeto» de prácticamente 18 metros

06/11/2020 (12:15 CET) Actualizado: 06/11/2020 (12:16 CET)
La NASA tuvo que explicar por qué no se veían estrellas
La NASA tuvo que explicar por qué no se veían estrellas

Los cráteres lunares también están aportando datos de gran interés a la comunidad científica. A finales de octubre, Peter Schultz, científico lunar del Apolo, reveló durante el programa «Archivos inexplicables de la NASA» (NASA’s Unexplained Files) emitido en el canal Discovery Science un hecho inesperado. El orbitador de reconocimiento lunar de la NASA (Lunar Reconnaissance Orbiter), lanzado en 2009, capturó una sorprendente fotografía del Mare Insularum (Mar de Islas). En ella, al lado de este mar lunar había un cráter de cerca de 39 metros de ancho. La forma del cráter no era circular, lo que indica que no es un impacto de asteroide. Sin embargo, lo más llamativo del hallazgo es la existencia de un objeto en su interior, de aproximadamente 17,6 metros de largo. 

Ante este hecho, el científico aseguró: «He estudiado muchos cráteres de la luna y este es diferente sin duda. No es un cráter convencional. Parece que hay un objeto en su interior». La forma del objeto y la ubicación de este les pareció similar, especialmente a los veteranos de la NASA, a un experimento sísmico fallido realizado durante las misiones lunares del Apolo ¿Sería este el caso? «El plan era medir las ondas de choque del impacto para saber más sobre la estructura interna de la luna. Teníamos así sismógrafos en la superficie de la luna que habrían registrado los efectos del S-IVB. Fue muy valioso para aquellos que intentaron desarrollar una imagen de la masa interior de la luna a partir del sismógrafo». Estas fueron las palabras del coronel Al Worden, piloto del módulo de comando del Apolo 15, sobre el curso del experimento.  

El S-IV, el cohete propulsor Saturno, fue el encargado de poner a la nave en órbita antes de desprenderse y alcanzar la superficie. Ante semejante resultado, la NASA no quiso desperdiciar la misión y consideró que a partir de este fallido experimento se podría recoger datos sobre la masa de la Luna. Sin embargo, se perdió el contacto con el propulsor justo antes del impacto. Ante las 15 toneladas de este, la NASA predijo que sobreviviría al impacto, por lo que han pasado 50 años buscándolo, escaneando fotos y todo tipo de datos que pudieran arrojar luz sobre este hecho.

Finalmente, ha sido encontrado. Y lo más importante: Este propulsor podría proporcionar importantes datos sobre la Luna y las futuras misiones que se realicen en ella. Pero, hay una cosa que no se puede pasar por alto. Es bastante posible que, además de esta, haya más naves espaciales actualmente depositadas sobre la superficie lunar, tanto procedentes de la Tierra como de cualquier otro planeta.

Presencia de agua en la Luna

La noticia más sonada de los últimos días sobre la luna ha venido directamente anunciada por la NASA, que ha confirmado la presencia de agua en la superficie lunar. Este descubrimiento ha sido publicado en dos artículos publicados en la revista Nature Astronomy, delimitada entre dos grandes áreas de fácil acceso. Este hallazgo resulta doblemente importante, ya no solo por el hecho de que haya agua molecular (H2O) en la Luna, sino también porque, debido a su situación superficial, el agua podría quedarse atrapada en «trampas frías» y resultar así de fácil acceso a los astronautas en el futuro.

Anteriormente, ningún resultado había sido lo suficientemente concluyente como para poder confirmar la noticia, aunque había ciertos signos de hidratación en su superficie. Estos resultados se obtuvieron en 2009 por parte de varias misiones espaciales como la nave Chandrayaan-1 y las sondas de la NASA Cassini-Huygens y Deep Impact, cuyos espectrómetros localizaron una longitud de onda a 3 nanómetros que podía ser tanto de agua como de hidróxilo (OH) característico de compuestos orgánicos como los alcoholes.

Sin embargo, a partir de los datos obtenidos en el Observatorio Estratosférico de Astronomía Infrarroja (SOFIA), mediante la observación en infrarrojos de 6 nanómetros, se ha podido detectar perfectamente la presencia de agua como se muestra en el primer estudio. Estos datos, analizados por Casey Honniball, del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA, también permitieron detectar que el agua está almacenada en vidrio o esparcida entre granos de polvo de la superficie, lo que les brinda protección frente a las condiciones ambientales.

Haciendo referencia al segundo estudio, Paul Hayne y su equipo, perteneciente a la Universidad de Colorado, han detectado áreas en sombra en la superficie lunar, a las que nunca alcanza la luz del sol. Esto sería conocido como «trampas frías», abundantes al parecer, de tamaño muy reducido y en donde el agua lograría permanecer de forma inalterable. 

Debido a la detectable presencia de cráteres lunares, esto era algo de lo que previamente se tenía ya constancia. El cráter Shackleton (de 20 kilómetros de diámetro) es una gran «trampa fría» que ejemplifica esto. Sin embargo, se buscaba encontrar zonas de más fácil acceso. Tras esta investigación, se ha logrado localizar trampas de semejantes características en una zona delimitada de 40.000 km cuadrados. Se ha demostrado, por tanto, la presencia en la superficie lunar de «trampas frías» variadas, de distintas formas y tamaños, que retienen el agua en forma de hielo.

Esta agua realmente podría resultar accesible para los astronautas en el futuro, ya sea para beber, para combustible o para cualquier otra necesidad pertinente de la NASA, como afirma Hayne. Este investigador también asegura que no es demostrable en su totalidad que estas zonas contengan hielo, por lo que lo más idóneo sería realizar una exploración para demostrarlo. Futuras investigaciones como Artemisa, planeada por la NASA para 2024, seguirán arrojando más luz al respecto. El hombre volverá a pisar la Luna. 

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