Ciencia
17/07/2018 (12:20 CET) Actualizado: 26/07/2019 (08:20 CET)

Viajaba por la carretera cuando se materializó una anciana

Cuántas veces habremos escuchado sobre la típica historia de la chica de la curva donde un espectro se aparece en medio de la noche en un punto de carretera atemorizando a los que viajan o incluso provocando accidentes... Pues bien, este es uno de sus testimonios, y resulta estremecedor.

17/07/2018 (12:20 CET) Actualizado: 26/07/2019 (08:20 CET)
Viajaba por la carretera cuando se materializó una anciana
Viajaba por la carretera cuando se materializó una anciana

«¡APÁRTATE! ¡APÁRTATE!»
A principios de 2018 obtenía el testimonio de una persona que se topó con cierta entidad más que extraña en plena carretera.

Sonia P., mi informante, viajaba en coche junto a su padre Adolfo, que conducía por la carretera comarcal AC-116. Eran aproximadamente las dos de la tarde de un soleado día de mediados de julio de 1994. Habían pasado la mañana en la playa coruñesa de A Frouxeira y se dirigían a su domicilio en Ferrol.

Cuando circulaban por una cuesta cerca de la localidad de San Vicente de Meirás, una anciana se materializó de repente en el medio de la recta, lo que obligó a Adolfo a frenar en seco para no llevársela por delante.

Una vez pasado el susto inicial, Sonia y su padre se dieron cuenta de que aquella figura no era humana.

«No tocaba la carretera, sino que flotaba a unos centímetros del suelo –me explicaba la mujer–. Aparentaba muy vieja. Tenía el rostro arrugado y cadavérico y los ojos muy hundidos. En cuanto a su pelo, era muy largo, de color blanco con raya al medio, y ondeaba al viento. Vestía una saya muy amplia que le tapaba los pies y una camisa negra de manga larga».

Nuestros dos protagonistas permanecieron dentro del vehículo contemplando la aparición con el pavor en el cuerpo. Entonces, la «anciana espectral» se inclinó, colocándose a solo unos centímetros del capó del coche, a la vez que miraba a Sonia y a su padre con expresión amenazante.

«¡Apártate! ¡Apártate!», gritó Adolfo hasta tres veces. En ese momento, la figura se movió lo suficiente –siempre levitando– para que pasara el automóvil.

El hombre aceleró y se alejaron a toda velocidad, mientras Sonia contemplaba por el espejo retrovisor que la aparición continuaba flotando en el medio de la carretera.

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