Conspiraciones
26/05/2009 (12:45 CET)
Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
ARMAS PSICOTRÓNICAS
Pueden provocar que una persona escuche palabras en su cabeza, causarle enfermedades físicas y mentales o incluso acabar con su vida. Son las armas psicotrónicas, algunas de cuyas patentes e investigaciones, desarrolladas por el Ejército de EE UU, son conocidas gracias a determinados trabajos periodísticos. Por otro lado, docenas de personas en todo el mundo, agrupadas en la Federación contra el Control Mental, aseguran que son víctimas de experimentos secretos con esta clase de desarrollos armamentísticos.
Las últimas investigaciones sobre el control y la manipulación del cerebro han posibilitado el desarrollo de las terribles armas psicotrónicas. Su base científica reside en el descubrimiento de que el ser humano es un organismo electromagnético cuyo «funcionamiento» se puede alterar mediante señales de ondas en determinadas frecuencias. Precisamente, los primeros que anticiparon el peligro de esta clase de armamento fueron los físicos atómicos, aunque serían psiquiatras, psicólogos y neurólogos los responsables de hacerlas realidad durante la segunda mitad del siglo XX.
El 4 de septiembre de 1955, el coinventor de la bomba atómica y eminente físico Robert Oppenheimer advirtió del peligro que supondría el uso de estas tecnologías: «Los científicos no hemos prestado suficiente atención a nuestras responsabilidades con la sociedad ( ) Desde mi punto de vista, los psicólogos no son del todo conscientes del poder que poseen. El progreso en su campo de estudio puede abrir una terrorífica posibilidad: la capacidad de controlar los pensamientos, sentimientos y comportamientos de una determinada población. A medida que progresan en conocimientos, intuyo que estos profesionales ofrecerán la disculpa de que los utilizarán con humanidad; una excusa ridícula comparada con la responsabilidad que van a afrontar».
El 4 de septiembre de 1955, el coinventor de la bomba atómica y eminente físico Robert Oppenheimer advirtió del peligro que supondría el uso de estas tecnologías: «Los científicos no hemos prestado suficiente atención a nuestras responsabilidades con la sociedad ( ) Desde mi punto de vista, los psicólogos no son del todo conscientes del poder que poseen. El progreso en su campo de estudio puede abrir una terrorífica posibilidad: la capacidad de controlar los pensamientos, sentimientos y comportamientos de una determinada población. A medida que progresan en conocimientos, intuyo que estos profesionales ofrecerán la disculpa de que los utilizarán con humanidad; una excusa ridícula comparada con la responsabilidad que van a afrontar».
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