Conspiraciones
28/08/2009 (10:50 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)

LOS NUEVOS NAZIS Y AL QAEDA

José Lesta Al finalizar la Guerra, altos funcionarios nazis huyeron con una ingente cantidad de tesoros, a la vez que mantenían el control sobre complejos entramados financieros y cuentas bancarias con cientos de millones de dólares. Estos fugitivos crearon diversas organizaciones con las que pretendían fundar un IV Reich. En el presente trabajo mostramos cómo los «nuevos nazis» financiaron y apoyaron a dictadores árabes como Saddam Hussein o a grupos terroristas árabes, incluido Al Qaeda… Libros Recomendados : HITLER NO MURIÓ EN EL BÚNKER OPERACIÓN BODDEN ¡ Visita nuestra Tienda !

28/08/2009 (10:50 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
LOS NUEVOS NAZIS Y AL QAEDA
LOS NUEVOS NAZIS Y AL QAEDA
Los personajes que podían liderar el IV Reich tras el fin de la II Guerra Mundial obligatoriamente tenían que estar relacionados con las finanzas del régimen nazi y, por lo tanto, con el propio Führer. Eran algunos de los personajes que manejaban el régimen nazi en las sombras y que se encontraban junto a Hitler en los últimos días de la guerra, encerrados en el lúgubre búnker sitiado de Berlín. Dos de ellos, Martin Bormann y Heinrich Mueller, desaparecieron misteriosamente en la madrugada del 1 de mayo de 1945. Fueron vistos por última vez en las inmediaciones del búnker de Hitler, horas después de que éste se suicidara.
Ambos personajes tenían capacidades extraordinarias para la organización y el mando de modo encubierto y habían conseguido un enorme poder en la etapa final de la dictadura hitleriana. Mientras Bormann controlaba gran parte de las finanzas nazis, Mueller era el jefe de la Gestapo, la policía política hitleriana, única organización, junto a las SS, que continuó en activo durante los últimos momentos del régimen nacionalsocialista.
Riguroso, minucioso, implacablemente enérgico, impregnado del credo nazi hasta la médula, Martin Bormann era el burócrata perfecto. Desde su despacho, tomó importantes decisiones durante la Guerra Mundial, algunas de ellas terribles, como codificar legalmente la «solución final» que llevó a la cámara de gas a millones de judíos. En julio de 1943, llegó a la cúspide del poder, siendo nombrado secretario personal del dictador. A partir de ese momento, comenzó a manejar los mecanismos ocultos de financiación del III Reich, creando complejos entramados económicos internacionales; siempre en el más absoluto de los secretos. En realidad, el «cerebro gris» del Reich sabía que muy probablemente perderían la guerra, por lo que estaba preparando su huida, al tiempo que ponía en marcha una red mundial de colaboradores y simpatizantes nazis, que deberían ser el germen de un IV Reich que él aspiraba a liderar. Y así llegamos a la enigmática noche del 1 de mayo de 1945. Junto con otros jerarcas nazis, se fuga del búnker de la Cancillería y, con él, también se «esfuma» la gigantesca fortuna del III Reich.
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