Enigmas y anomalía
22/02/2019 (13:02 CET) Actualizado: 05/12/2023 (12:03 CET)

Científicos afirman que un faraón fue el gigante más antiguo que se conoce

Este faraón gigante de hace 4700 años fue encontrado en una tumba en la mastaba k2, y lo primero que fascinó a los descubridores fue el gran tamaño de su cráneo.

22/02/2019 (13:02 CET) Actualizado: 05/12/2023 (12:03 CET)
Científicos afirman que un faraón fue el gigante más antiguo que se conoce
Científicos afirman que un faraón fue el gigante más antiguo que se conoce

No son pocos los mitos de muchas culturas antiguas en los que se cuentan historias y leyendas de gigantes. Desde el famoso Goliat bíblico –cuya posible ciudad fue hallada en Judea en 2015–; hasta la sátira literaria del siglo XVI de Gargantúa y Pantagruel, por Rabelais; pasando por leyendas aún más complejas, de las que aún resulta arduo distinguir sus partes más reales.

A los ojos de la razón no es fácil concebir que por la tierra pudieran haber caminado, en un tiempo muy remoto y ancestral, seres como los anunaki, los nephilim o los shemsu-hor: extraterrestres divinos, gigantes y semidioses de los que muchísimo se ha especulado.

Ante esto, cabe preguntarse si existieron realmente los gigantes o algo parecido. No puede ser casual que tantas culturas y tan distintas los tengan presentes desde antiguo si no hay en esos cuentos míticos algún ápice de verdad.

El megalitismo mediterráneo y algunas tumbas exageradamente grandes podrían revelar algo, como las de la cultura nurágica de Cerdeña, que llegan a medir 15 metros.

Unas tumbas que también parecen expresamente diseñadas para gente muy grande las encontramos en el Serapeum de Saqqara, uno de los lugares sin duda más enigmáticos de Egipto. Decían que sus monumentales sarcófagos de muchas toneladas de peso eran para acoger bueyes, en conmemoración a Apis. No obstante, ningún buey fue encontrado jamás… (siendo justos, tampoco un gigante).

Parece que ante todo esto la pregunta no va a ser resuelta en cuestión de poco tiempo, leer y entender qué había y pasaba en un momento tan lejano plantea muchas dificultades, más cuando la investigación pasa muchas veces por los filtros de la ortodoxia de historiadores y científicos.

Así las cosas, en este artículo no descubriremos si existió una raza de gigantes. Nada más lejos de la realidad. Sin embargo, de lo que si daremos cuenta es de un gigante de otro tipo, pero no menos importante, pues este gigante fue, ni más ni menos, faraón de Egipto.

Además de faraón, este gigante se posiciona como el más antiguo que la arqueología ha encontrado hasta la fecha.

Pero dejémonos de pretensiones, el tipo del que hablamos no es gigante, solamente es alto. Concretamente medía 1,98, lo propio de alguien alto que si tuviera destreza con el deporte nos podríamos encontrar en la NBA, aunque es tan difícil como gracioso imaginarse a un faraón jugando a baloncesto…

Fuera bromas, la cuestión es que si lo ponemos en contexto sí era mucho más alto de lo normal.  La estatura media en esa época y lugar era muy inferior –raramente superaba el metro setenta–, el tipo más alto del que se tenía constancia hasta ahora, era el mítico Ramsés II, con una modesta altura de 1,75.

Los restos de los que se ha logrado conocer este dato pertenecen a Sa-Nakht -su nombre significa "el gran protector"-, un faraón de hace casi 5000 años que no suele ser muy conocido a pesar de ser el primero de la III Dinastía.

Fue encontrado en una tumba cerca de Bet Jalaf en 1901, en la mastaba k2, y lo primero que fascinó a los descubridores fue el gran tamaño del cráneo. Después de mucho tiempo medio olvidados, sus huesos han sido ahora estudiados por un equipo del Instituto de Medicina Evolutiva de la Universidad de Zúrich.

Los investigadores han considerado que el caso de este faraón es patológico: padecía de gigantismo, una enfermedad por la que se da un desarrollo anormal y excesivo del cuerpo, provocado por un mal funcionamiento de la hipófesis. Así, ha sido un faraón del Antiguo Egipto el caso más antiguo de gigantismo del que se tengan registros.

"Sa-Nakht o Sanajt era un hombre notablemente alto para su tiempo, ya que tenía alrededor de 1,87m de altura. Estudios previos sobre momias egipcias han demostrado que la altura promedio para los hombres en ese entonces era de alrededor de 1,68m", explicó Michael Habicht, egiptólogo y coautor de la investigación. El especialista dijo que aunque "la mayoría de la antigua realeza egipcia estaba mejor alimentada y en mejor estado de salud que el resto, no hay antecedentes de este tipo en toda la historia de Egipto".

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