Enigmas y anomalía
17/12/2019 (13:00 CET) Actualizado: 17/12/2019 (13:00 CET)

Espíritus pintores: el caso de Florencio Antón

Florencio Antón es un conocido médium pictórico. Su caso es de lo más particular: entra en trance y los espíritus de grandes pintores fallecidos pintan a través de sus manos. Al menos, de eso están convencidos millones de seguidores del espiritismo.

Miguel Pedrero
17/12/2019 (13:00 CET) Actualizado: 17/12/2019 (13:00 CET)
espiritus pintores caso florencio anton
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Florencio Antón es uno de los artistas mediúmnicos más conocidos de la actualidad. Según defienden millones de espiritistas en todo el mundo, su «carcasa física» es utilizada por algunos de los más grandes maestros de la pintura, quienes de este modo continuarían exhibiendo sus habilidades desde el más allá. La finalidad de estos espíritus pintores del «otro lado» con tales demostraciones sería únicamente ofrecer una prueba de que la vida continúa una vez que abandonamos este mundo. Profesional de la pedagogía de 40 años, como casi todos los pintores mediúmnicos es oriundo de Brasil, país en el que la práctica espiritista está muy extendida. 

Tuve la oportunidad de verlo en acción durante su última visita a España, junto a un puñado de miembros del Centro de Estudios y Divulgación Espírita (CEyDE) de Madrid. Florencio se situó tras una enorme mesa, sobre la que se distinguían varios lienzos en blanco y unos tubos de óleo de diferentes colores. El silencio era absoluto y todos los presentes teníamos nuestros ojos clavados en el médium. La música de fondo sólo era interrumpida por su respiración cada vez más agitada, al tiempo que su rostro iba tomando una expresión grave. Los espíritus de los maestros estaban «adaptándose» a su físico. 

El médium pintaba a tal velocidad que me costaba seguir los trazos, a pesar de que llegué a situarme a escasos centímetros de la tela

De repente, como movido por un invisible resorte, comenzó a derramar la pintura sobre el primero de los lienzos. Florencio pintaba únicamente con la ayuda de sus manos, cubiertas por unos guantes. Lo hacía a tal velocidad que me costaba seguir los trazos, a pesar de que llegué a situarme a escasos centímetros de la tela. Además, permanecía con los ojos cerrados y la cabeza en dirección al techo. ¡No podía ver lo que estaba pintando! En los primeros instantes, sólo distinguí un batiburrillo de colores sin aparente orden, pero al minuto, ante mi sorpresa, comenzaron a tomar forma como por arte de magia. No tardó mucho en terminar el primer cuadro. Florencio tomó un lápiz y lo firmó: Paul Gauguin, el famoso postimpresionista fallecido en 1903. Durante más de una hora, Picasso, Monet, Van Gogh, Miró o Lautrec pintaron a través del médium más de una decena de obras. 

Médiums solidarios

Tras la sesión, los cuadros se subastaron entre los presentes. El dinero obtenido se destina al sostenimiento del Hogar Vera Lúcia, centro espiritista que ofrece asistencia social, educativa, alimenticia y médica a los más desfavorecidos de Mussurunga, uno de los barrios más populares de Salvador de Bahía. Florencio no obtiene ningún beneficio por sus demostraciones de pintura mediúmnica, sino que trabaja como psicólogo y sólo puede viajar fuera de Brasil durante sus días de vacaciones. «Los espíritus nos impiden lucrarnos de la actividad mediúmnica. Es una regla que nunca debemos romper, porque entonces las entidades dejarían de utilizarnos como canal», me dijo durante una larga entrevista que me concedió. Hasta el momento, más de 70 «artistas del más allá» han utilizado a Florencio para mostrar su arte al mundo, pintando más de 20.000 cuadros. 

Durante el trance, según me confesó, permanece en un estado de duermevela. Pierde el control de su cuerpo, que es tomado por los espíritus pintores, así como la noción del espacio y el tiempo, pero es capaz de escuchar lo que sucede a su alrededor. Mientras pinta, siente «como si tuviera un peso en los codos, los brazos, la espalda y las piernas». 

Sobre el autor
Miguel Pedrero

Miguel Pedrero es director adjunto de la revista Año/Cero y miembro del equipo de los programas radiofónicos La Rosa de los Vientos y El Colegio Invisible (ambos en Onda Cero). Es autor de una quincena de libros, el último de ellos titulado La verdad prohibida (Ediciones Cydonia).

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