Parapsicología
21/06/2013 (11:37 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)

AGRESORES SEXUALES DEL MÁS ALLÁ

Miguel PedreroEl presente reportaje es un extracto de un capítulo de «Los 20 mejores Expedientes X españoles» (Ediciones Cydonia, 2013), obra de reciente aparición. En las siguientes líneas se muestran los testimonios más desgarradores que el autor –redactor de la revista AÑO/CERO– ha tenido la oportunidad de recopilar: individuos con una vida normal que, de un día para otro y sin ninguna razón aparente, comienzan a ser visitados durante la noche, en la intimidad de sus dormitorios, por entidades espectrales que llegan a agredirlos física e incluso sexualmente. Pero lo más sorprendente es que algunos de ellos describen exactamente al mismo ser fantasmal como causante de sus tormentos, a pesar de no conocerse entre sí…

21/06/2013 (11:37 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
AGRESORES SEXUALES DEL MÁS ALLÁ
AGRESORES SEXUALES DEL MÁS ALLÁ
Debo reconocerlo: durante el tiempo que me dediqué a entrevistar a los protagonistas de las historias que leerán a continuación, mi descanso se vio resentido. Y más de una vez dormí con la luz de la mesilla de noche encendida. No soy persona fácilmente influenciable, pero en la soledad de la oscuridad por mi mente cruzaban las terribles escenas que había tenido la oportunidad de escuchar tan solo unas horas antes. Los protagonistas de tan desoladores sucesos son personas corrientes que un buen día –o mejor dicho, una desgraciada noche–, en la intimidad de sus dormitorios, comienzan a recibir la visita de unas extrañas entidades con intenciones nada benévolas. Algunos de estos individuos llegan a sufrir agresiones físicas y otros –sobre todo mujeres– refieren haber sido violentados sexualmente.

En principio, lo más sencillo sería dar carpetazo al asunto, concluyendo que padecen alguna patología mental. Sin embargo, es habitual que los protagonistas de tales incidentes acudan a médicos, psiquiatras y psicólogos, sin que ninguno de estos profesionales de la salud halle la causa de sus padecimientos, a pesar de someterlos a toda clase de análisis físicos y psíquicos. Así sucedió con Antonia M., a quien los doctores recomendaron que se pusiera en contacto con un sacerdote, porque la medicina nada podía hacer por paliar su sufrimiento.

«ESA COSA ME QUERÍA FORZAR»
Cuando la entrevisté por vez primera, hacía unas noches que había sufrido su última experiencia. «Como de costumbre, sentí que iba a venir –me relataba Antonia– porque se me erizaron los cabellos. Siempre sucede de la misma manera. Me acababa de acostar, cuando escuché que alguien se acercaba por el pasillo. Entonces se abrió la puerta y lo vi: alto, vestido con ropas negras, una larga capa también oscura y cara demacrada, blanca. Se acercó hasta mi cama. Yo sólo lo miraba, paralizada del terror. Se inclinó hacia mí y levantó las sábanas con violencia. Entonces me fijé en que no tenía manos, sino unas garras horribles. Me sujetó muy fuerte por las piernas y empezó a arrastrarme fuera de la cama. No podía ni gritar, sólo lloraba, quieta, haciendo fuerza para que no me llevase con él».

El particular calvario de Antonia comenzó en 2003, cuando contempló por primera vez en su dormitorio a esa entidad de aspecto nada agradable. «Suele ocurrir cada dos o tres meses –confesaba–, y siempre se inclina hacia mí y me toca la pierna. Mi hija, que entonces vivía conmigo, no sabía nada de esto porque prefería no asustarla. Pero una noche comenzó a gritar. Cuando se calmó, me dijo que se había presentado ante ella una entidad cuya descripción coincidía con la que yo veía: un ser alto con un traje y una capa negros y un rostro cadavérico». Pero su vivencia más desgarradora tuvo lugar cierta madrugada, cuando el extraño ser se le echó literalmente encima. «Parecía que me quería violar porque se movía y me tocaba con sus manos. A pesar de que intentaba quitármelo de encima, no era capaz. Podía sentir perfectamente sus ropas y su asquerosa cara rozándose con la mía. Al final, por suerte, se incorporó y desapareció».

Fue en septiembre de 2010 cuando mantuve la primera charla con Antonia M. Casi dos años después, en julio de 2012, Emma S., una joven cordobesa, me narró una serie de terroríficos encuentros con un ser de las mismas características que la entidad que continúa acosando a Antonia. Se pueden imaginar mi sorpresa. ¿Acaso existe cierto espectro que se dedica a atormentar a determinadas personas? Mejor juzguen ustedes mismos. Y para ello nada mejor que cederle la palabra a Emma… (Continúa en AÑO/CERO 275).
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