Parapsicología
22/11/2007 (16:59 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)

MOMIAS MILAGROSAS

En un libro de reciente aparición, Santos famosos y otras extrañas devociones (Cydonia, 2007), se muestran los cultos a santos más extraños del mundo: brujos, ladrones, nigromantes, futbolistas, cantantes, políticos, militares, testigos OVNI… Uno de los capítulos de dicha obra, de la cual extractamos el siguiente texto, se centra en los cuerpos incorruptos, a los que miles de fieles en todo el mundo cristiano les atribuyen todo clase de capacidades sobrenaturales.

22/11/2007 (16:59 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
MOMIAS MILAGROSAS
MOMIAS MILAGROSAS
Polvo eres y al polvo volverás» decía en la Biblia el mismísimo Creador a Adán a modo de castigo. Pero el Dios de los cristianos parece saltarse sus propias reglas y, en ocasiones, realiza prodigios sobrenaturales en contra de las leyes que supuestamente «diseñó». Y una de esas medidas excepcionales es la de permitir la existencia de cadáveres incorruptos para dar testimonio de su grandeza, omnipotencia y potestad sobre la naturaleza.
Cuestiones teológicas aparte, lo cierto es que cientos de cuerpos se veneran en todo el mundo cristiano por haber resistido al proceso natural de descomposición, convirtiéndose en verdaderas momias al resecarse su cuerpo. En algunos casos, este proceso se realiza artificialmente, por ejemplo recubriendo la figura del santo con una capa de cera para mantener su aspecto. Otras veces, las menos, el cuerpo conserva toda su lozanía de forma supuestamente natural. Es entonces cuando su apariencia intacta toca las fibras sensibles de los creyentes, generando un curioso fenómeno devocional. Así ocurre en una docena de localidades del norte de Portugal, en las que estos cuerpos tienen sus propios santuarios y los devotos les piden milagros y les agradecen con ofrendas los ya concedidos.
Algunos de estos cuerpos incluso han presidido bodas o sus vestidos se han alquilado para utilizarlos en diversas celebraciones religiosas privadas, como bautizos o entierros.
LA SANTA DE LAS NOVIAS
Maria «Justa» Rita murió cuando tenía 80 años, hace ahora más de un siglo y medio, en San Miguel de Lobrigos, cerca de la localidad portuguesa de Vila Real. Su cuerpo fue enterrado y exhumado en varias ocasiones y llegó a ser quemado con alquitrán por un grupo de escépticos. Sus restos se mantienen expuestos en un mausoleo, protegidos por una tapa de cristal a través de la cual se pueden ver las huellas de las quemaduras. Una mujer la cambiaba de ropa y la mantenía aseada, pero cuando ésta murió, hace 20 años, nadie tomó su lugar.
La fieles consideran santa a Justa Rita, y no son pocos los que se acercan a su mausoleo a agradecer los favores recibidos o a pedirlos, tal como ocurre con los «santos oficiales». Las leyendas tejidas en torno a esta santa popular aseguran que fue enterrada virgen, por lo que la persona que cambiaba su ropa tenía dificultades para hacerlo si había cerca una presencia masculina. Otra historia más reciente cuenta que un matrimonio visitó a la santa incorrupta y, cuando el hombre tocó su mano, las luces del recinto se apagaron misteriosamente.
Tanta es la devoción que despierta Maria Rita, que en una de las exhumaciones del cadáver, el cuerpo fue trasladado al atrio de la iglesia de Lobrigos, pero los vecinos de su pueblo natal, Fontes, quisieron llevárselo a la tierra que la vió nacer. El enfrentamiento entre ambas poblaciones llegó a tal extremo que tuvo que intervenir el ejército. Finalmente se quedó en Lobrigos por decisión de la Iglesia.
El cuerpo de la santa permaneció durante muchos años en el interior de la iglesia de esta parroquia, hasta que fue trasladado al mausoleo situado en el atrio, donde todavía hoy se encuentra. Al lugar acuden docenas de novias, quienes reclaman milagros y peticiones diversas. En su particular capilla, la santa se encuentra vestida de blanco y, junto a su cuerpo incorrupto, son visibles numerosos vestidos de novia, calzado, fotografías de bodas e incluso objetos de oro. En definitiva, ofrendas de desposadas que creen que la santa traerá la felicidad a su matrimonio.
A pesar de las gracias, ofrendas y de la fama de esta santa incorrupta, la Iglesia nunca llevó a término su proceso de beatificación. Ahora bien, la realidad es que, al igual que ocurre con numerosos santos populares, los devotos de santa Justa no necesitan de la aprobación eclesiástica para honrarla.
UN CULTO MULTITUDINARIO
Existen otras santas y santos momificados que se pueden visitar en el norte de Portugal. Éstos, como Justa Rita, nunca recibieron la canonización eclesiástica, pero la gente las adora como tal. Así, muy cerca de la ciudad de Oporto, en Arcozelo-Vila Nova de Gaia, se rinde culto al cadáver incorrupto de santa Maria Adelaide, quizá el que recibe mayor número de visitantes y el que posee el santuario más lujoso. Para honrar el cuerpo se construyó una capilla por la que diariamente pasan –y también dejan limosnas– sus más fieles devotos. El cuerpo de esta mujer fue descubierto en buen estado de conservación en 1915, cuando habían pasado treinta años de su fallecimiento. Al igual que Justa Rita, a la santa de Arcozelo se le atribuye una vida ejemplar: ayudaba a los más desfavorecidos; congeniaba con los niños; reconciliaba parejas con problemas matrimoniales y fabricaba con sus propias manos dulces, con cuya venta ayudaba a gente sin recursos. En febrero de 1916 unos vándalos abrieron el cajón que albergaba sus restos. Según leemos en su biografía: «Encontraron el cuerpo de una mujer completamente intacto, como intactas estaban las ropas que lo cubrían, y exhalaba un acentuado aroma a rosas». Esta característica es común a muchos de los cadáveres incorruptos, y representa lo que se conoce como «olor de santidad».
Lejos de preservar el cadáver incorrupto de Adelaide, volvieron a enterrarlo, añadiéndole productos químicos que aceleraran su desintegración. Sin embargo, días después los vecinos de Arcozelo se enteraron del hecho, por lo que el cuerpo fue desenterrado por iniciativa popular. María Adelaide continuaba incorrupta, lo que reforzó la idea entre la población de que se trataba de una santa. El cuerpo fue lavado dentro de una capilla, le cambiaron las ropas y lo colocaron en una urna. De este modo, los vecinos pudieron observarla en una primera muestra de devoción, a la que le sucederían otras muchas de carácter multitudinario. Terminó siendo sepultada otra vez y cinco años después exhumada para su traslado a una nueva capilla. La cal viva que habían vertido sobre el cuerpo había provocado algunos daños, pero las crónicas aseguran que seguía incorrupto y con el característico olor a rosas.
A partir del 17 de mayo de 1924, el cuerpo de María Adelaide se expuso gracias a la fe y devoción del público, que valoraba su incorruptibilidad y su bondad como atributos para honrarla como santa. Quizá los mismos requisitos que la Iglesia hubiese necesitado para declarar este grado oficialmente. Pero lo cierto es que, con o sin aprobación oficial, miles de personas visitan el cuerpo de la santa cada año en su capilla de Arcozelo.
En la actualidad, el santuario que acoge el cuerpo incorrupto de María Adelaide no escatima lujos. Su tumba es de mármol, cubierta por un cristal a modo de tapa. En el recinto, la santa popular se encuentra rodeada de santos oficiales, situados en un pequeño altar. Decoran la capilla algunos llamativos exvotos, colocados sobre la urna: figuras de cera de distintas partes del cuerpo u objetos más personales entregados en ofrenda, como trenzas de pelo o trajes de novia. Al lado de la capilla se encuentra la «casa de los milagros», donde se pueden comprar todo tipo de objetos relacionados con la santa y la fe católica: muñecos de cera, cruces con la imagen de Cristo, llaveros, rosarios o postales.
El recinto alberga un cementerio y un museo donde se exponen algunos de los exvotos ofrecidos por los visitantes a la santa, como medio millar de vestidos de novia, trajes de bautismo y comunión, monedas, notas de devotos más de 25 países, artesanías, cerámicas, collares, anillos, prótesis, cabellos cortados, relojes, camisetas de jugadores de fútbol, miles de fotografías con agradecimientos y favores recibidos, etc.
ADORABLES CUERPOS INCORRUPTOS
En el entorno de Oporto, más concretamente en Paredes, se honra al «santinho de Beire». Antonio Moreira Lopes falleció en 1907 y fue exhumado en 1978. Al verlo incorrupto, ya nunca más fue enterrado. Se venera en una capilla construida especialmente en su honor, donde funciona también una tienda de recuerdos y un museo. La leyenda asegura que le crece el pelo y la barba. También en Paredes, en el cementerio de Vilela, se encuentran tres cuerpos incorruptos, aunque la tradición popular venera a uno de ellos de nombre Maria Carolina, expuesto al público desde hace más de 20 años y que incluso llegó a presidir una boda como uno más de los asistentes a la ceremonia. Por el romántico nombre de «Princesinha da Calçada» se conoce otro cadáver incorrupto que gozó de gran veneración entre las novias, que le ofrecían su vestido antes de la boda. Los días de fiesta local vestían a la santa con uno de estos atuendos matrimoniales, que luego eran alquilados a otras novias para el día de su enlace.
Estos son sólo algunos ejemplos de las momias que la devoción popular ha convertido en santas. Y es que a veces hay pocas diferencias entre los santos populares y los oficiales, ya que a todos se les piden favores, se les atribuyen milagros y sus imágenes se convierten en auténticos amuletos.
LAS CAUSAS DEL FENÓMENO
Es un debate que aún genera dudas entre escépticos y creyentes, aunque lo cierto es que la incorruptibilidad depende del tipo de conservación que presente el cuerpo. La momificación puede deberse a la conjunción de distintos factores. Así, la congelación bloquea la degradación y putrefacción de los cuerpos. Este tipo de momificación tiene lugar especialmente en zonas como Siberia, los Alpes, los Andes y en el Ártico. Si los cuerpos se conservan sumergidos en los pantanos de turba, el proceso tiene lugar debido a la ausencia de oxígeno, lo que mantiene a raya a los agentes que intervienen en la degradación de los tejidos. Otra posibilidad es que se produzca una saponificación, la cual transforma químicamente la capa de grasa de la endodermis y que, tras su desecación, se vuelve sólida, granulosa y de color grisáceo. Este proceso se produce en cuerpos sepultados en terrenos húmedos y gélidos. También puede darse lo que se conoce como corificación, que tiene lugar en los cuerpos que han sido enterrados en cajas, cuyas paredes están revestidas con láminas de zinc.
Uno de los santos incorruptos con más fama es Vicente de Paul. Falleció el 27 de septiembre de 1660 y 52 años más tarde se exhumó su cuerpo por orden del arzobispo de París. Además de éste, en el desenterramiento estaban presentes dos obispos, dos médicos y Fr. Bonnet, el Superior General de la orden fundada por el santo. Cuando abrieron su tumba, comprobaron que su estado de conservación era perfecto.
¿LO SABÍAS?
El culto a los cuerpos incorruptos fue autorizado por la Iglesia Católica durante el Concilio de Trento, celebrado a mediados del siglo XVI. Se dictaminó que los cuerpos de los santos «deben ser venerados por los creyentes», ya que «Dios da muchos beneficios a los hombres a través de ellos». Con esta resolución se daban nuevos bríos a un culto ya existente.
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