Parapsicología
01/09/2004 (00:00 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)

Nueva oleada de «felinos fantasma»

No se encuentran en su hábitat natural, en ocasiones atacan al ganado o incluso a personas y, cuando se inician las labores para darles caza, estos extraños felinos desaparecen de forma tan misteriosa como aparecieron, sin dejar rastro. Durante cuarenta años, países como el Reino Unido han experimentado un aumento en los avistamientos de grandes pumas, extraños linces y, sobre todo, elusivas panteras negras. Ahora, la visión de estos «animales fantasma» parece haberse extendido a otros países como Francia y también España

01/09/2004 (00:00 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
Nueva oleada de «felinos fantasma»
Nueva oleada de «felinos fantasma»
Marzo de 2004, Mauriac, centro de Francia. Un grupo de seis hombres armados con rifles y dardos tranquilizantes rastrean la zona en busca de un gran felino, casi con toda seguridad una pantera negra, que ha sido vista por la zona. En las labores de búsqueda colabora un helicóptero de la gendarmería de Eglatons. Tras varias jornadas de vigilancia, no hay ni rastro del animal.

La voz de alarma la había dado un turista parisino que, en compañía de su familia, había logrado filmar al misterioso animal el 24 de febrero de 2004 en Aulac, a 1.228 metros de altura. Tras revisar el contenido de la grabación detenidamente, el testigo decidió entregar el material a los gendarmes, y un responsable de la Oficina de Caza y Fauna Salvaje determinó que se trataba casi sin lugar a dudas de una pantera negra.

Tras las primeras pesquisas, se descartó que fuera un animal escapado de un circo o un zoológico. Las investigaciones se centraron, según Patrick Cléret, subprefecto de Mauriac, en una «mascota exótica» –cuya posesión es ilegal– abandonada por su dueño.

El rastreo de la zona continuó sin éxito. Pocos días después, la voz de alarma surgió en el macizo montañoso de Saucy, muy cerca de la estación de esquí de Mont-Dore, en Puy-de-Dôme, y no a mucha distancia de Mauriac. Según el testimonio de Jean-François Ondet y su hija, ambos habían tenido un insólito encuentro con una pantera negra al salir de su granja. Paralelamente, las autoridades de la zona encontraron los restos de un caballo sin visceras y dos corderos parcialmente devorados en un paraje conocido como Les Chaumets, cerca de la estación de ski. Rápidamente un grupo de quince gendarmes de La Bourboule y tres agentes de la Oficina Nacional de Fauna Salvaje iniciaron una batida para atrapar al animal, acompañados igualmente por un helicóptero. El resultado, al igual que en Mauriac, fue totalmente nulo. Semanas después, y tras varios avistamientos del felino, la pantera desapareció tan misteriosamente como había llegado…

Un irritante misterio

Las autoridades de numerosos países no ocultan su asombro ante casos como éste. Y prácticamente todos ellos apuntan la hipótesis de que se trata de animales abandonados por coleccionistas de especies exóticas. Pero, si esa es la respuesta al intrigante misterio, ¿por qué quedan en el aire tantos y tantos interrogantes? ¿Por qué nunca ha aparecido uno de estos felinos atropellado en alguna carretera? ¿Por qué apenas se producen capturas? ¿Por qué desaparecen tan repentinamente como hacen acto de presencia?
Más fascinante –y aparentemente absurda– es la teoría que propuso hace casi cien años uno de los pioneros en el estudio de las anomalías, el estadounidense Charles Fort. Para el célebre escritor, estas apariciones de misteriosos felinos podían deberse, ni más ni menos, que a inexplicables teleportaciones. La posibilidad propuesta por Fort no deja de ser intrigante, pero no aclara –por ejemplo– por qué estas súbitas teleportaciones parecen tener una curiosa predilección por los grandes felinos en general, y por las panteras negras en particular. ¿Por qué no ocurre lo mismo con elefantes, jirafas o bisontes, por poner un ejemplo?
Con el paso de los años, y tras arduas y prolongadas investigaciones y reflexiones, otros investigadores han seguido la estela de Fort, ampliando y complicando aún más el escenario. ¿Y si estos avistamientos fueran fruto de «manifestaciones paranormales», regidas por un fenómeno similar o idéntico al de los OVNIs? Los defensores de esta teoría, como Jerome Clark o John Keel, no ven diferencia alguna entre las apariciones de OVNIs y humanoides, las del Bigfoot o los grandes felinos «fantasma». Para ellos todo forma parte de un mismo «teatro paranormal» orquestado por una inteligencia desconocida.

Y según se desprende de algunos casos, parece que no les falta razón… No son pocos los avistamientos y encuentros cercanos con OVNIs que coinciden con la presencia de seres simiescos (similares al bigfoot) o incluso, de grandes felinos. Además, la frecuencia de avistamientos de Alien Big Cats –Grandes Gatos Extraños, como se les conoce en el Reino Unido– coinciden en muchos casos con el «comportamiento» de las oleadas OVNI, y no es extraño que éstos se dejen ver en zonas tradicionalmente consideradas «calientes» por los ufólogos.

Otra característica coincidente es la de las pruebas físicas. En realidad, más bien deberíamos hablar de la ausencia de ellas. Tanto en el caso de los OVNIs como en el de los «felinos fantasma», se han recopilado numerosas evidencias de su existencia, pero científicos e investigadores siguen esperando en ambos fenómenos la prueba definitiva que acabe con la polémica. Si los ABCs son mascotas exóticas abandonadas, y por lo tanto animales físicos y «reales», deberían haberse obtenido muchas más pruebas de su existencia. Si bien es cierto que desde el inicio de los avistamientos se han capturado varios ejemplares de grandes gatos (no más de cinco en 40 años), lo lógico es que fueran muchos más, a tenor del número de avistamientos.

En el Reino Unido la presencia de estos animales es cosa habitual en prensa, radio y televisión (tan sólo en 2003, se registraron más de 2.000 avistamientos). Por tanto, no hay que descartar la posibilidad de una leyenda urbana, un nuevo mito, fruto de la psicosis social. Pero, si es así, ¿por qué se registran casos en países –como Francia o España– en los que jamás ha existido una «tradición» de este tipo de avistamientos? Difícilmente puede haber «saltado» el mito de un país a otro cuando los medios de comunicación españoles –excepción de ésta y otras revistas dedicadas al mundo del misterio– no han publicado una sola línea sobre lo que sucede en las islas británicas. De hecho, cuando nuestro país ha sufrido uno de estos incidentes, el hecho apenas ha sobrepasado una breve crónica en periódicos locales o regionales…

Una pantera anda suelta…

Precisamente, uno de los últimos casos registrados en España tuvo lugar en abril de 2004 en Villalengua, un pequeño pueblo zaragozano próximo a Calatayud. Desde mediados de ese mes, la explotación ganadera de J. G. sufrió repetidos ataques de un extraño animal, que causó la muerte a unos 25 corderos, brutalmente decapitados.

Aunque en este caso no se produjo un avistamiento directo de ningún animal, tanto los restos de los corderos –que fueron decapitados de un certero zarpazo– como las huellas encontradas, hicieron pensar a los especialistas en Medio Ambiente de la DGA (Diputación General de Aragón) que se estaban enfrentando a un felino de «tamaño considerable», posiblemente una pantera.

AÑO/CERO consiguió localizar al padre del dueño de la explotación ganadera, quien explicó que la finca está protegida por una valla de más de dos metros de altura, apuntalada por traviesas de ferrocarril, lo que eliminaba la posibilidad de que los ataques –que tuvieron lugar en días distintos y en ocasiones en noches consecutivas– fueran obra de perros salvajes. Además, el testigo explicó que durante los días en que se registraron las muertes de los corderos, los perros de la familia se mostraron asustadizos.

Ante la posibilidad de que un gran felino estuviera suelto por la comarca, los técnicos de Medio Ambiente decidieron montar un espectacular dispositivo de vigilancia, con cámaras infrarrojas, señuelos, trampas y la utilización de armas de fuego.

Pese a las labores de rastreo –la vigilancia seguía activa en julio–, y al igual que sucedió en el caso francés, no se volvió a saber más de la supuesta «pantera del Manubles», como fue bautizada por la prensa. Curiosamente, pocos días después de los ataques a corderos en Villalengua, El Periódico de Aragón informaba de la aparición de un centenar de palomas y una quincena de gallinas muertas en Cabolafuente, también en la misma comarca zaragozana. Los especialistas mencionaron la acción de un depredador, aunque en este caso se apuntó la posibilidad de que se tratara de visones americanos escapados de alguna explotación cercana.

A los ataques de misteriosos animales en la zona hay que sumar otro más, aunque dudoso, ocurrido en febrero de 2004, en Aguilar de Montuenga (Soria), curiosamente a no mucha distancia de Villalengua. En esta ocasión, 170 ovejas aparecieron asfixiadas en su paridera, al parecer atemorizadas por algún animal que se introdujo en el interior.

Aunque en España no hay, ni mucho menos, una «tradición» de avistamientos como en el caso británico, en los últimos años se han registrado varios casos de apariciones de felinos misteriosos. Uno de los primeros incidentes tuvo lugar en Galicia en 1996, precisamente en medio de la gran oleada OVNI gallega. En abril de 2002, efectivos de la Guardia Civil peinaron la Serranía de Ronda, en Málaga, en busca de un felino que fue visto por numerosas personas y que atacó a varias cabezas de ganado. De nuevo en abril, pero de 2003, una pantera negra fue vista y filmada en la localidad vizcaína de Lemoiz. Pese a los esfuerzos de la Ertzaintza por capturar al animal, el resultado fue negativo…

Pantera en Marsella

El caso más reciente se produjo a principios de junio en la ciudad francesa de Marsella. El martes 2 de junio de 2004, la policía de esta ciudad costera recibía una veintena de llamadas de distintos vecinos del barrio de Luminy –situado al sur de la localidad– que aseguraban haber visto merodear una pantera negra en un bosque cercano al barrio.

A las pocas horas se había desplegado un importante dispositivo para cercar la zona y evitar posibles ataques del animal. Al día siguiente, más de 50 hombres, entre policías, bomberos y voluntarios se afanaban en la búsqueda del felino aunque, como viene siendo habitual, no se encontró ni rastro de él. A pesar de la falta de evidencias, la policía siguió adelante con las pesquisas. «Los testimonios son suficientemente numerosos y coincidentes como para que llevemos más lejos nuestra investigación», afirmó un portavoz de la gendarmería.

En los días siguientes se sucedieron nuevos avistamientos, por lo que el propio alcalde de Marsella, Jean-Claude Gaudin, decidió tomar medidas más drásticas, como prohibir el acceso a las calas próximas –con una extensión de unas 5.000 hectáreas–, a fin de evitar posibles ataques a personas. Mientras, a la batida organizada para atrapar a la pantera se sumaban efectivos de la policía nacional, la Oficina Nacional de Bosques y algunos cazadores. Y de nuevo sin resultado. Dos semanas después de que surgiera la alarma, a las cuatro de la tarde del sábado 19 de junio, Antoine Delmas, un guardia de vigilancia de las calas observó al animal desde su todoterreno. Según Delmas, la pantera «estaba a unos 50 metros de nosotros, bien a la vista. Sin duda el ruido del coche la asustó. Dio unos cinco o seis saltos, muy cortos y ágiles, y se perdió de vista entre la vegetación, pero fue suficiente para distinguir bien que se trataba de una pantera negra. Puedo garantizarles que es verdad», aseguró a los medios de comunicación galos.

Tras el avistamiento del guardia se organizaron nuevas batidas, esta vez con ayuda de efectivos militares y un total de 150 hombres. Pocos días después, sin embargo, las autoridades daban por zanjado el incidente, asegurando que los testigos se habían confundido y que el causante de la alerta había sido un simple e inofensivo gato negro doméstico… Los testigos descartan esta posibilidad, y algunos creen que esta necesidad de recurrir a la hipótesis del gato doméstico podría deberse a las millonarias pérdidas derivadas del turismo que ha sufrido la localidad después de que sus calas y playas estuvieran cerradas tantos días a causa de una pantera que, según ellos, todavía anda suelta…
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