Parapsicología
01/10/2004 (00:00 CET) Actualizado: 18/06/2019 (10:21 CET)

Pioneros de la parapsicología

Durante décadas –e incluso siglos–, la ciencia ha rechazado la investigación de los fenómenos paranormales, rehuyendo buscar posibles explicaciones a hechos anómalos, hasta llegar a negar su existencia.Hoy en día su realidad es indudable, pero no sería así de no haber existido una serie de científicos pioneros que arriesgaron su prestigio en pos de la verdad.

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Pioneros de la parapsicología
Pioneros de la parapsicología

A pesar de los múltiples avances que la investigación parapsicológica ha efectuado en el terreno científico durante las tres últimas décadas, la crítica por parte de los sectores más radicales y escépticos ha sido, desgraciadamente, tan obsesiva como irracional. Sin embargo semejante caterva de militantes incrédulos ha supuesto en muchos casos un mal menor necesario ante el exceso de credulidad popular, la ausencia de control, la falta de un sistema serio de investigación, o el fraude consciente realizado por mercachifles y vividores a los que se les ha dado pábulo en algunos medios de comunicación, sobre todo audiovisual, y que ni han tenido ni tienen nada que ver con el desarrollo y estudio de la disciplina científica que, a nivel internacional, ha sido y es la parapsicología.

Pero los inquisidores del mundo de la investigación paranormal, los sectores más conservadores y retrogrados de la comunidad científica, no son una novedad de la etapa más moderna y contemporánea de dicha disciplina que, desde sus primeros balbuceos en el siglo XVIII y hasta la actualidad, ha tenido que luchar contra los titanes de la ortodoxia por obtener un merecido y justo lugar dentro de la enseñanza en muchas universidades del mundo.

A pesar de que la historia de la parapsicología y su investigación científica son relativamente recientes, sus pioneros eran intelectuales reconocidos, científicos de gran reputación que arriesgaron su credibilidad y prestigio por desentrañar la realidad de unos fenómenos sumamente desafiantes, fútiles, en muchos casos hasta impredecibles, todo ello ante la dura crítica de sus colegas y, para colmo de adversidades, el acoso de sus detractores.

Podríamos decir que el estudio de los fenómenos paranormales y psíquicos ha pasado por tres fases bien delimitadas: una etapa precientífica del estudio de los fenómenos psíquicos, que contó con el descubrimiento y el progreso de la hipnosis; otra a partir de 1870 con la creación y desarrollo de la metapsíquica; y en tercer lugar, el establecimiento definitivo de la parapsicología científica a mediados del siglo XX.

Los fenómenos psíquicos y la hipnosis
El fenómeno hipnótico ha estado unido de una manera u otra a la investigación paranormal. Su relación ya comenzó en el siglo XVIII cuando el médico vienés Fiedrich Franz Anton Mesmer (1734-1815) consideró que el ser humano poseía una gran carga de magnetismo que podía ser utilizada a nivel terapéutico, a la que denominó "magnetismo animal". A pesar de que llevó a cabo espectaculares curaciones en enfermos desahuciados por la medicina, en 1874 la Academia de Ciencias de París y la Sociedad de Medicina realizaron sendos informes en los que consideraron que no se había demostrado científicamente la existencia del magnetismo, y que, por tanto, éste no existía. Sin embargo, y junto a su discípulo Puységur, Mesmer descubrió el estado sonambúlico, durante el cual muchos de sus pacientes demostraron poseer auténticas facultades paranormales.

Pero fue un médico de Manchester, James Braid (1795-1861), quien descubrió en 1841 un estado en el que, sin "magnetizar" al individuo, conseguía un trance que definía como "sueño nervioso", en el que la persona dormida obedecía órdenes, se abolían sus sensaciones, o desarrollaba hiperestesia de los sentidos, teniendo lugar hechos inexplicables como una capacidad auditiva hiperdesarrollada, entre otros muchos. Nacía así el hipnotismo, aunque no fue reconocido hasta que Charles Ritchet, cuando aún era estudiante, publicó una serie de artículos en los que revisaba los efectos obtenidos y demostraba la inconsistencia de las acusaciones que habían recibido.

Poco más tarde, el prestigioso neurólogo Charcot (1825-1893), fundó la Escuela de la Salpêtrière en París, donde trató a enfermos histéricos, y Liébault (1823-1904) y Bernheim (1837-1919) fundaron la escuela de Nancy aplicando la hipnosis a más de 6.000 sujetos. Tras años de lucha y polémica entre ambas, los resultados de Nancy permitieron concluir que el estado hipnótico era un fenómeno de sugestión mediante el cual se podía estimular al sujeto que desarrollara sus facultades y produjera fenómenos psíquicos.

El espiritismo y la metapsíquica
Tan pronto como quedó abolido el reinado del "magnetismo animal", un nuevo motivo de curiosidad llamó la atención pública. Los fenómenos en esta ocasión provenían de una casa en la pequeña ciudad de Hydesville, en Nueva York, que hicieron que sus habitantes huyeran despavoridos. En 1847 la familia Fox entró a vivir en el inmueble y pronto las hijas –dos jóvenes adolescentes, Kate y Margaret Fox– afirmaron mantener comunicación con un supuesto espíritu a través de un sistema de golpes que el fantasma del difunto realizaba en los muebles y las paredes de la casa, de acuerdo con un alfabeto improvisado. Era el nacimiento del espiritismo.

La difusión de ese presunto contacto con el mundo de los muertos fue inmediata. Por el viejo continente se descubrieron miles de médiums que organizaban sesiones, consiguiendo que el nuevo movimiento filosófico-religioso evolucionara rápidamente, así como el sistema de contacto con las entidades. Mesas giratorias o "parlantes", espíritus dirigiendo las manos de los médiums –escritura automática–, etc. Mensajes intrascendentes, reflexiones morales, contactos con familiares difuntos… estaba claro que eran necesarias unas directrices que ofrecieran orientación y pusieran algo de orden en todo este desbarajuste. Y éstas llegaron en 1857 de la mano del pedagogo francés Hypolitte León Denizard Rivail, más conocido bajo el pseudónimo de "Allan Kardec", quien, después de participar en algunas prácticas espiritistas, escribió el célebre Libro de los Espíritus, donde se describen los postulados más destacados de la codificación de la doctrina espírita.

Ante toda esta avalancha de acontecimientos, la ciencia no podía permanecer impasible y pronto se elevaron voces que advertían del notorio fraude que en muchas ocasiones había sido detectado. Sin embargo resultaba imprescindible discernir si se producían o no estados de autotrance y auténticos fenómenos paranormales durante las sesiones. Así fue como en 1869 la Sociedad Dialéctica de Londres, presidida por el físico John Lubbock, nombró a un comité integrado por treinta y tres miembros con el fin de estudiar a fondo y desenmascarar los fraudes que se producían en las sesiones espiritistas. Un año más tarde, y a pesar de haberse topado con algunos fraudes, el informe final exponía la realidad de determinados fenómenos, tales como ruidos, vibraciones y movimientos de objetos sin acción muscular o mecánica, así como incomprensibles levitaciones de personas y objetos pesados, apariciones de dibujos, etc.

La Society for Psychical Research
Hacer un repaso del inicio de la parapsicología sin hablar de la conocida y prestigiosa Society for Psychical Research (SPR) –"Sociedad para la Investigación Psíquica de Londres"– sería un acto de ignorancia o un descuido imperdonable. Tras el enorme interés que despertaron los trabajos de Sir William Crookes, la SPR fue fundada el 20 de febrero de 1882 por un grupo de profesores universitarios, doctores y científicos eminentes en diversas disciplinas académicas que atendieron más a los experimentos sobre transmisión de pensamiento –telepatía– y al estudio de fenómenos psíquicos espontáneos que a la supuesta comunicación con los difuntos que propugnaba el espiritismo, dejando clara la diferencia entre la doctrina filosófico-religiosa y la disciplina científica. Entre sus fundadores destacan su primer presidente, el profesor de filosofía moral de Cambridge Henry Sidgwick (1838-1900), el doctor en psicología y filosofía, y profesor de la Universidad de Cambridge Frederic W. H. Myers (1843-1901) –que estudió el papel del inconsciente en los fenómenos psíquicos y a él se le deben términos como telepatía, subliminal, etc–, el catedrático de física y Rector de la Universidad de Birminghan Sir Oliver Lodge (1851-1940) –que investigó a los más importantes médiums de su época como Eusapia Palladino, Eleonore Piper… confirmando la realidad de los fenómenos–, y especialmente Sir William Barret (1845-1926), catedrático de física en la Royal College of Science de Dublín (Irlanda) –quien realizó valiosos estudios sobre telepatía, clarividencia, precognición y visiones en el momento de la muerte–.

Para realizar las investigaciones de un modo organizado, con espíritu crítico y científico, se crearon seis comités encargados cada uno de ellos de una especialidad muy definida. Éstas eran:
El estudio de la naturaleza y el alcance de cualquier influencia que pudiera ejercer una mente sobre otra, independientemente del modo de percepción.

El estudio del hipnotismo y de las formas de los llamados "trances mesméricos", con su insensibilidad al dolor, la clarividencia y otros fenómenos asociados.

Una revisión crítica de las investigaciones de Reichenbach con auténticas personas "sensitivas", y cuestionar si tales personas poseen algún poder de percepción más allá de una sensibilidad exaltada por los órganos sensoriales conocidos.

Una investigación esmerada de algunos casos apoyados en testimonios fiables relativos a apariciones en el momento de la muerte –o en otras circunstancias–, o relativos a casas que se dicen infestadas.

Indagar en los variados fenómenos físicos comúnmente llamados espiritistas; con un intento de descubrir sus causas y sus leyes generales.

La recopilación y comprobación de materiales existentes que sostienen la historia de estos asuntos.

En 1884, y siguiendo la estela de la SPR londinense, William James, el notable filósofo y psicólogo de la Universidad de Harvard, creó en Boston la ASPR –American Society for Psychical Resarch o "Sociedad para la Investigación Psíquica Americana"– con el inestimable apoyo de Sir William Barret. Ambas sociedades hermanadas llevaron a cabo multitud de experimentos e investigaciones paranormales y psíquicas, llegando a recoger una gran documentación científica valiosísima sobre telepatía, sugestión, hipnosis, clarividencia, escritura automática… entre otros fenómenos.

Como resulta obvio numerosos médiums fueron investigados y llegó a comprobarse la autenticidad de muchos de los fenómenos que producían. Sin embargo el espiritismo también demostró ser un terreno sumamente peligroso para la investigación científica ya que sus practicantes más espectaculares eran acusados de realizar fraude de manera constante.

Nace la parapsicología científica
Por el contrario, el proceso de avance de la parapsicología en EEUU fue totalmente diferente. En 1927 el psicólogo William McDougall abandonaba la cátedra de psicología en la Universidad de Harvard y se traslada a Carolina del Norte. Una vez allí, la misma Universidad de Duke le planteó establecer un laboratorio de investigaciones psíquicas perteneciente al Departamento de Psicología, y cuya dirección correría a cargo del psicólogo Joseph Rhine y su esposa. La aplicación del método estadístico en la búsqueda de pruebas y su evaluación supuso un gran avance al poder demostrar que el fenómeno parapsicológico es matemáticamente verificable, y con ello su entrada en la universidad. Aún así hubo que esperar hasta el año 1953 para que, en el transcurso del "VI Congreso Internacional de Investigaciones Psíquicas" se cambiara definitivamente el término "metapsíquica" por el de "parapsicología", y se creara una cátedra de la disciplina en la Universidad de Utrech, la primera de la historia, de la que se hizo cargo el profesor W. C. Tenhaeff. o

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