Parapsicología
22/07/2013 (09:35 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)

VIOLENTO POLTERGEIST EN UN EDIFICIO DE MÁLAGA

Miguel Ángel del Puerto y Celia ÍñiguezDos reporteros de AÑO/CERO se han convertido en testigos de excepción del espectacular poltergeist que está teniendo lugar en una comunidad de propietarios malagueña. En rigurosa primicia, los autores han entrevistado a todos los vecinos del inmueble, han visto y fotografiado los efectos físicos del espectacular fenómeno e incluso han acompañado a autoridades políticas y policiales durante la inspección que llevaron a cabo del susodicho edificio. A la hora de terminar este reportaje, continúan los sucesos anómalos…

22/07/2013 (09:35 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
VIOLENTO POLTERGEIST EN UN EDIFICIO DE MÁLAGA
VIOLENTO POLTERGEIST EN UN EDIFICIO DE MÁLAGA
El viernes 24 de mayo de 2013, a las 9 de la mañana, la comunidad de propietarios de la Calle Almagro, número 1, en Málaga, amanecía como un día cualquiera. Nadie podía sospechar que lo imposible se iba a desatar durante las siguientes horas y que la mayor parte de los vecinos de este edificio de 64 viviendas serían testigos, en vivo y en directo, de uno de los fenómenos más interesantes –y a la vez más inquietantes– de cuantos aborda la parapsicología: el poltergeist. Llaves inglesas, mamparas, bombillas, fluorescentes, tarros de cristal, bombonas de butano, televisores o maceteros habrían de estallar, saltar, desaparecer… dejando conmocionados a un número importante de inquilinos. Un equipo de AÑO/CERO que se desplazó hasta el lugar de los hechos, no sólo pudo hablar con estos «protagonistas de lo imposible», sino que también fue testigo de algunos fenómenos inexplicables.

Francisco Delgado, antiguo portero de la comunidad y residente en el edificio, nos puso sobre aviso mediante una llamada: «Tenéis que venir urgentemente. Esto es un poltergeist en toda regla y no para desde las 9 de la mañana». Celia Íñiguez, coautora de este reportaje, llegó la primera al lugar de los hechos y efectuó una inspección previa del inmueble, comprobando cómo, a lo largo de las escaleras de este edificio de 9 plantas (8 pisos más el ático de la azotea), había restos de cristal y bombillas, que habían estallado sin más y se habían desplazado –sin que nadie sepa cómo– a otra planta. Un plafón de la planta 9 desapareció, así como la bombilla de un farol, cuyos restos aparecieron en la planta 7, donde todas las lámparas, apliques y demás estaban intactas.

SORPRENDENTES MATERIALIZACIONES
La vecina del 2ºA abrió la puerta de la casa al escuchar el estallido de un objeto de cristal, encontrando justo delante de su puerta restos de vidrios de un plafón. Sin embargo, en esa planta lámparas y bombillas no sufrieron daño alguno. En la 1ª planta, la bombilla que ilumina la puerta B ha desaparecido y el plafón situado sobre la puerta del ascensor tampoco está, ni la bombilla (el casquillo ha quedado colgando). Sus restos aparecieron en otro punto de esta misma planta. También, un fuerte impacto, de origen desconocido, dejó una seria cicatriz concéntrica en el techo, junto a la claraboya. Nadie sabe cómo se produjo.

La jornada iba transcurriendo de fenómeno en fenómeno y, a medida que pasaba el tiempo, cada vez eran más los testigos. Nosotros tuvimos la oportunidad de hablar, al menos, con catorce, doce de los cuales no tuvieron inconveniente en facilitar su nombre y apellidos. En un momento dado, cuando la presión de los acontecimientos empezó a hacer mella en su ánimo, María García, «Mari», la portera, puso en alerta a Francisco Delgado quien, a partir de ese momento, se convirtió también en protagonista de los acontecimientos.

Mari es testigo de excepción de buena parte de los fenómenos, pues a pesar de su temor, jamás abandonó su lugar de trabajo. «Primero vi que estallaba una bombilla –nos contaba–. Me acerqué a recoger sus restos, cuando observé otras dos que venían hacia mí escaleras abajo. La verdad, pensé que alguien me estaba gastando una broma. Acto seguido, me giré y contemplé, muy sorprendida, cómo otra bombilla salía volando desde detrás del macetero, para acabar estrellándose contra la puerta del ascensor. Volví corriendo hacia la portería y, no te lo vas a creer, comenzaron a caer más bombillas del techo. Pero, ¿de dónde salían? Parecían surgidas de la nada… (Continúa en AÑO/CERO 276).
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