Cómo construir una Gran Pirámide (I)

Es como un fantasma; un fantasma de proporciones gigantescas. Amanece en la ciudad del Cairo; amanece, pero no despierta simplemente porque no duerme. Dicen que sus veintidós millones de habitantes se reparten las 24 horas; la mitad sale con el Sol, y la otra con su puesta. Por eso siempre hay ruido, descontrol, gentío, olores diversos… Es fascinante. Y presidiendo este teatro, la Gran Pirámide contempla desde las alturas de la meseta de Gizeh el paso de los siglos; de los milenios. Porque aquí se asegura que «el hombre teme al tiempo, pero el tiempo teme a las pirámides», en una clara alegoría a que es tan antigua como queramos imaginar.

La neblina casi no permite verla; más bien se intuye. Aparece como una ensoñación, como un canto a lo imposible que ha hecho que a lo largo de los años cientos de arqueólogos se hayan rebanado la cabeza para intentar dilucidar cómo fue construida, porque hasta ahora poco es lo que sabemos. Hasta ahora; al menos eso dicen… Pero antes de entrar en los últimos descubrimientos, vamos a repasar lo que se ha dicho de la única de las siete maravillas del mundo antiguo que aún sigue en pie. La historia afirma que los egipcios de la IV Dinastía usaron una rampa gigantesca que se fue elevando conforme la estructura empezó a crecer. Sin embargo esta explicación cayó por su propio peso, ya que los arquitectos e ingenieros determinaron que dicha rampa sería de una complejidad y tamaño aún mayor que la propia pirámide. Y lo más importante: habría quedado algún resto de la misma.

Pues bien, dejando a un lado las que la vinculan con la Atlántida e incluso con una supuesta civilización alienígena, hace diez años, el arquitecto francés Jean-Pierre Houdin planteó la posibilidad de que hubiesen sido levantadas mediante rampas que irían recorriendo el perímetro exterior, como si de un zigurat se tratase, y que habrían sido cubiertas al finalizar –o según se iba levantando el monumento–, quedando así encerradas como pasillos en los lados de la pirámide. Además añadió que gracias a una simulación en 3-D y los datos del egiptólogo norteamericano Bob Brier, estaban en posición de afirmar que había «dos cámaras secretas» en el corazón de la estructura, ya que una de las pruebas que validaría la existencia de las antecámaras viene de la propia existencia de esas mismas salas en la pirámide de Snefru, padre de Keops.

En 2014 varios físicos de la Universidad de Amsterdam aseguraron que los grandes bloques se movían sobre arena mojada y arrastrados por cuerdas. Con un sólo intento para demostrarlo el fracaso fue tan estrepitoso que se descartó la hipótesis.

Por entonces propuso montar una expedición conjunta de expertos en antigüedades egipcias e ingenieros franceses, que usarían rayos infrarrojos, un radar y otros métodos no invasivos para comprobar la hipótesis, pues como afirmó Houdin, «los bloques de la pared norte de la cámara del rey en la Gran Pirámide indican la existencia de un pasaje aledaño, el cual lleva a la hipótesis de las cámaras y también a que pudo ser el que permitió la salida de la comitiva funeraria». Pero, como tantas otras veces, la idea fue vetada por el Departamento de Antigüedades de Egipto y por su cabeza visible hasta no hace demasiado, el polémico arqueólogo Zahi Hawass.

Las investigaciones han continuado y evidentemente han llegado nuevos datos…