Civilizaciones perdidas
23/03/2012 (08:04 CET)
Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
KOM OMBO: MAGIA Y CURACIÓN EN EGIPTO
AÑO/CEROPaco GonzálezEclipsados por la popularidad de las pirámides y de otras construcciones más antiguas, quizá los templos ptolemaicos no hayan sido valorados en su justa medida. El caso de Kom Ombo, por ejemplo, resulta paradigmático. Erigido en honor a los dioses Sobek y Haroeris, a primera vista parece un templo convencional. Sin embargo, estamos ante «dos edificios en uno», divididos por un eje imaginario que señala una dualidad simbólica. Además, muchos investigadores sugieren que Kom Ombo tuvo una finalidad práctica, más allá de la religiosa, relacionada con los poderes de la magia y la sanación.
Al atardecer, observado desde una de las típicas falukas que surcan el Nilo, el templo de Kom Ombo parece proyectarse sobre las aguas. Aunque parcialmente en ruinas, la visión de este santuario se nos antoja entre imponente y extraña. Quizá ayuda que, a esas horas del día, los materiales con que fue construido –distintos de los de otros templos– se tiñen de una rara tonalidad rojiza, que le confiere un aspecto irreal, sublimado por la caprichosa luz que irradia esta zona del Alto Egipto.
Ya en tierra, después de atravesar uno de los inevitables mercadillos, el templo mantiene su aspecto majestuoso, erguido sobre una pequeña colina desde la que se dominan los alrededores, incluido el omnipresente Nilo. A cierta distancia, su silueta recuerda a la de una acrópolis. Al fin y al cabo, los tres monarcas que contribuyeron a su construcción –Ptolomeos VI, VIII y XII– eran de origen griego.
ENCLAVE ESTRATÉGICO
Situado entre Edfu y Aswan, en la ribera oriental del Nilo, a algo más de ochocientos kilómetros al sur de El Cairo, Kom Ombo dista apenas tres de la localidad homónima, una animada villa agrícola en la que no es raro cruzarse con hombres y mujeres de rasgos marcadamente nubios. La presencia en Kom Ombo de personas de esta etnia se explica con la creación del inmenso lago Nasser, tras la construcción de la presa de Aswan, que obligó a centenares de miles de nubios a abandonar sus hogares, siendo realojados en poblaciones mucho más al norte del lugar donde nacieron, en la frontera entre Egipto y Sudán. No es extraño que a esta fértil región también se la conozca como Nueva Nubia.
Pero Kom Ombo fue aún más próspera en tiempos remotos, cuando este asentamiento era conocido como Nubt, cuyo significado vendría a ser el de Ciudad de Oro. Tal apelativo podría sugerirnos el fulgor de sus edificios bañados por el sol del desierto. Aunque probablemente obedeciera a razones más prosaicas. De hecho, Nubt fue el eje de importantes rutas comerciales que, a lo largo del Nilo, conectaban África meridional con las metrópolis egipcias. De ahí que la localidad fuese objeto de especial protección durante prácticamente todas las dinastías faraónicas, que la fortificaron y dotaron militarmente (Continúa en AÑO/CERO 260)
Ya en tierra, después de atravesar uno de los inevitables mercadillos, el templo mantiene su aspecto majestuoso, erguido sobre una pequeña colina desde la que se dominan los alrededores, incluido el omnipresente Nilo. A cierta distancia, su silueta recuerda a la de una acrópolis. Al fin y al cabo, los tres monarcas que contribuyeron a su construcción –Ptolomeos VI, VIII y XII– eran de origen griego.
ENCLAVE ESTRATÉGICO
Situado entre Edfu y Aswan, en la ribera oriental del Nilo, a algo más de ochocientos kilómetros al sur de El Cairo, Kom Ombo dista apenas tres de la localidad homónima, una animada villa agrícola en la que no es raro cruzarse con hombres y mujeres de rasgos marcadamente nubios. La presencia en Kom Ombo de personas de esta etnia se explica con la creación del inmenso lago Nasser, tras la construcción de la presa de Aswan, que obligó a centenares de miles de nubios a abandonar sus hogares, siendo realojados en poblaciones mucho más al norte del lugar donde nacieron, en la frontera entre Egipto y Sudán. No es extraño que a esta fértil región también se la conozca como Nueva Nubia.
Pero Kom Ombo fue aún más próspera en tiempos remotos, cuando este asentamiento era conocido como Nubt, cuyo significado vendría a ser el de Ciudad de Oro. Tal apelativo podría sugerirnos el fulgor de sus edificios bañados por el sol del desierto. Aunque probablemente obedeciera a razones más prosaicas. De hecho, Nubt fue el eje de importantes rutas comerciales que, a lo largo del Nilo, conectaban África meridional con las metrópolis egipcias. De ahí que la localidad fuese objeto de especial protección durante prácticamente todas las dinastías faraónicas, que la fortificaron y dotaron militarmente (Continúa en AÑO/CERO 260)
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