Civilizaciones perdidas
02/09/2019 (16:30 CET) Actualizado: 02/09/2019 (16:30 CET)

¿Qué representan los moáis de Isla de Pascua? (II)

Los moáis podrían estar vinculados con una misteriosa civilización desarrollada en las selvas de Perú: los chachapoyas.

Miguel Pedrero
02/09/2019 (16:30 CET) Actualizado: 02/09/2019 (16:30 CET)
¿Qué representan los moáis de Isla de Pascua?
¿Qué representan los moáis de Isla de Pascua?

Una teoría que trata de explicar qué representan los moáis y que cuenta con bastantes seguidores es que en realidad los moáis representan a los primeros pobladores de la isla. Thor Heyerdahl, el famoso explorador e investigador noruego, defendía que éstos eran navegantes procedentes de las costas americanas. Heyerdahl estaba convencido de que un grupo de viracochas –los misteriosos dioses blancos que instruyeron a infinidad de pueblos de América, dando lugar al nacimiento de culturas como la inca o la azteca– habían logrado atravesar el Pacífico con balsas de madera impulsadas por velas, colonizando las islas del Pacífico Central, incluida Pascua, alrededor del 500 d. C.

Precisamente con esta clase de barco, fabricado de igual modo y con idénticos materiales de hace 1.500 años, el noruego navegó en 101 días las 4.300 millas que separan el puerto peruano de Callao de la isla de Raroia, en el archipiélago de Tuamotu, recorriendo una distancia superior a la existente hasta Pascua.

Hay numerosas evidencias de los contactos entre Isla de Pascua y civilizaciones precolombinas

Esto tenía lugar en 1947 y, desde entonces, muchos otros especialistas se sumaron a las tesis del noruego. En el mismo sentido apuntan otras leyendas muy extendidas, según las cuales Hotu Matu´a y sus hombres habían llegado desde una tierra muy cálida en dirección al Sol naciente (América), de la que traían plantas autóctonas. Lo que parece claro es que los contactos entre Pascua y América se produjeron hace siglos, pues en la isla abundan plantas oriundas del continente americano, como la patata dulce –llamada kumara en idioma rapanui y cumar en quechua–, el toromiro, el algodón o la totora. Otra pista en la misma dirección lo constituye un moái arrodillado, visible en la cantera donde se tallaban, en pleno volcán Rano Raraku. Esta postura abunda en determinadas figuras ubicadas en la costa americana.

La conexión con Tiahuanaco

Otros investigadores apuntan a la semejanza de los moáis con las estatuas que se erigen en Tiahuanaco, la impresionante ciudad de los andes bolivianos que duró nada menos que 27 siglos, entre el 1500 a. C. y el 1200 d. C., o con la cultura chachapoya (900-1470 d. C.), asentada en el Amazonas peruano. Sus particulares sarcófagos eran sepulcros para una sola persona que reproducían el contorno de una figura de aspecto humano, pero con ciertas características especiales.

El parecido de dichos sarcófagos y algunas de sus máscaras –que pudimos contemplar y fotografiar en el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú– con los moáis es más que evidente. Según el cronista español Cieza de León (1520-1554), los chachapoyas eran los indígenas «más blancos y agraciados de todos cuantos yo he visto en las indias». ¿Acaso no concuerda esta descripción con la teoría de Heyerdahl, según la cual los viracochas blancos procedentes de Perú colonizaron Isla de Pascua?

Otra evidencia que indica una relación entre los moáis, Pascua y Perú es el propio nombre con el que los rapanuis bautizaron a la isla: el ombligo del mundo. La capital del imperio inca, actual Cuzco, también era denominada así. Y qué decir de lo escrito por el cronista Sarmiento de Gamboa (1530-1592), quien escuchó de los nobles incas la historia de Túpac Yupanqui, un navegante inca que se lanzó al mar con 20.000 hombres. Regresaron nueve meses después, asegurando que habían desembarcado en dos extrañas islas. Curiosamente, uno de los dioses pascuenses es conocido por el nombre de Tupa o Topa… 

Sobre el autor
Miguel Pedrero

Miguel Pedrero es director adjunto de la revista Año/Cero y miembro del equipo de los programas radiofónicos La Rosa de los Vientos y El Colegio Invisible (ambos en Onda Cero). Es autor de una quincena de libros, el último de ellos titulado La verdad prohibida (Ediciones Cydonia).

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Comentarios (1)

L Hace 4 años
Buen trabajo

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