Lugares mágicos
17/07/2012 (09:11 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)

EXPEDICIÓN ALTÁI: A LAS PUERTAS DE SHAMBHALA

J. Antonio Sanz y Pablo VillarrubiaLa república rusa de Altái, situada al sur de Siberia, hace frontera con China, Mongolia y Kazajistán, y constituye el epicentro de numerosos enigmas: anomalías espacio-temporales; apariciones de individuos procedentes de una desconocida civilización; milenarios grabados rupestres que muestran a seres de extrañas formas; o las llamadas «pirámides negras», levantadas por el enigmático pueblo de los escitas. No en vano, el aventurero Nikolái Roerich recorrió la región en busca de Shambhala, el mítico reino donde moraría el monarca del mundo…

17/07/2012 (09:11 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
EXPEDICIÓN ALTÁI: A LAS PUERTAS DE SHAMBHALA
EXPEDICIÓN ALTÁI: A LAS PUERTAS DE SHAMBHALA
Altái, con sus abruptas montañas, profundos valles y extensos bosques, se encuentra justo en el centro geográfico de Asia. Este territorio –un poco más grande que Andalucía– está habitado por gentes con rasgos orientales, que apuntan a su origen mongol y siberiano. Los altaicos eran tribus nómadas de las estepas de Siberia, pero a causa de la colonización rusa, fueron desplazados hacia regiones más montañosas. Llegar a dicha república no es tarea sencilla. Partimos de Moscú rumbo a Barnaul, importante ciudad al sur de Siberia occidental, y de ahí seguimos por tierra hasta Gorno-Altaisk, capital de Altái. Nuestro objetivo consistía en realizar una serie de documentales para el programa de televisión Cuarto Milenio (Cuatro Televisión), dirigido y presentado por Iker Jiménez.

Durante días, cruzamos un territorio repleto de bosques y colinas, «cortadas» por quebradas y valles. En los pasos de montaña, verificamos que colgaban tiras de trapos viejos de los árboles. En algunos casos se trataba de una muestra de la creencia ancestral conocida como burganismo, que engloba elementos del budismo, cristianismo ortodoxo y chamanismo. Aquellas telas constituían una especie de ofrenda a los dioses de las montañas para solicitar su protección a los viajeros, como nosotros en ese momento.

Dicha costumbre también remite a tradiciones más antiguas que el budismo, las cuales están muy extendidas por Asia Central. Los viajeros no sólo dejaban trapos como recuerdo de su paso, sino montículos de piedras a modo de mojones en un camino que, desde todas las rutas de caravanas de Asia, apunta a un ignoto destino, tan espiritual como real.

Nuestro primer contacto con las antiguas civilizaciones de Altái empezó a un centenar de kilómetros de Gorno Altaisk, en los kurganes o túmulos funerarios de Seba, en el hermoso valle de río Ursu. Delante de nuestra vista se elevaban dos kurganes construidos por los escitas, tribus nómadas que recorrían las estepas y montañas de Asia Central hace más de 2.700 años. En su edificación trabajaron miles de personas, que apilaron piedras negras para conformar pirámides donde dar cobijo a los cuerpos momificados de los reyes escitas… (Continúa en AÑO/CERO 264).

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