Lugares mágicos
19/06/2012 (09:11 CET)
Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
LOS 10 LUGARES MÁS TERRORÍFICOS DE AMÉRICA
Lorenzo Fernández«99 lugares donde pasar miedo» (Libros Cúpula, 2012), la nueva obra del periodista Lorenzo Fernández, es el resultado de sus investigaciones sobre el terreno en los enclaves más aterradores del mundo. En el siguiente reportaje, un extracto de dicho libro, mostramos una decena de estos sitios, localizados en el continente americano. Que ustedes los disfruten o los aborrezcan
1. LA ISLA DE LAS MUÑECAS
Xochimilco es de esos lugares que sorprenden al viajero. Su red de canales no son sino la evolución de los grandes lagos sobre los que se levantó la antigua ciudad de los dioses, Tenochitlán. Y en uno de los cinco lagos que se ubican en la cuenca del fértil Valle de México nació Xochimilco, vestido por el verde frondoso de una vegetación selvática, exuberante y de gran belleza. No obstante, pese a que la historia del lugar es rica, tanto antes como después de la conquista española, lo que nos lleva hasta allí es un enclave que desde hace años no pasa inadvertido; una pequeña isla en la que décadas atrás ocurrió algo que contribuyó a que hoy día sea precisamente lo que es: uno de los lugares más tenebrosos del planeta.
En este trozo de tierra rodeado de agua, hace más de 50 años que Julián Santana pasaba las horas muertas contemplando los bichejos que disfrutaban retozando por los alrededores de la laguna. Sea como fuere, en una de esas mañanas que se daba a la contemplación de sus pies, a lo lejos oyó el lamento de una muchacha que había caído a las enmarañadas aguas del canal. Poco pudo hacer por ella, porque cuando acudió en su auxilio, la joven había fallecido.
La soledad a veces hace que la mente juegue malas pasadas, y tanto fue lo que Santana pensó en el rostro desencajado de aquella muchacha, que acabó convencido de que regresaría desde el más allá para castigarlo por no haber llegado a tiempo para rescatarla. Así las cosas, Santana, que era hombre de creencias ancestrales, pensó que la manera para protegerse de los ataques del furibundo espíritu sería colocar amuletos de protección por todo su terreno; y así lo hizo Años después, la pequeña isla de Xochimilco era un aterrador catálogo de muñecas de todos los tamaños, castigadas por el Sol y la humedad, arrugadas por el paso del tiempo; algunas con las órbitas vacías, otras quemadas, agrietadas todas
Asegura el cronista de la población, Sebastián Flores, que conoció a Julián Santana, quien estaba convencido de que las muñecas le protegían de los malos espíritus. Su relación con ellas llegó a tal extremo, que afirmaba convencido que «las muñecas lo acompañaban, le platicaban y, en ocasiones, lo arrullaban para poder dormir».
2. LA ESTELA DEL APOCALIPSIS MAYA
En su tiempo, Cobá hubo de ser una de las principales ciudades del mundo maya, pero también de las más desconocidas, situación ésta que ha llegado hasta nuestros días. Se ubica a unos 40 kilómetros de la costa, en mitad la selva, y fue nudo principal de todos los caminos que unían las grandes urbes mayas. Junto al recinto principal hay un enorme lago rebosante de cocodrilos, sagrados en otros tiempos. Esa gente algo debió de ver en este recóndito paraje para quedarse a vivir en un lugar en el que la vida corre peligro a cada momento, tanto de día como de noche
Precisamente aquí se encuentran, ocultas en mitad de la espesura, las principales «estelas» mayas, monolitos de piedra donde fueron escritas y descritas sus leyendas, su vida y sus profecías. La famosa profecía del «fin del mundo», que advierte de la inminente llegada del final de los tiempos –según se asegura en libros, reportajes y documentales de todo tipo– el 21 de diciembre de 2012, está escrita en una de las estelas cubiertas de selva que hay en este enclave. Solitaria y casi oculta por la vegetación, está grabada en toda su superficie. Fui afortunado cuando logré llegar hasta ella con mi compañero de viaje Juanjo Revenga. En este lugar logramos entablar conversación con un auténtico chamán maya, Antonio Cuxpaq, hombre de serenidad y paz cuando hablaba de sus antepasados, que accedió a guiarnos hasta la estela de las profecías (Continúa en AÑO/CRO 263).
Xochimilco es de esos lugares que sorprenden al viajero. Su red de canales no son sino la evolución de los grandes lagos sobre los que se levantó la antigua ciudad de los dioses, Tenochitlán. Y en uno de los cinco lagos que se ubican en la cuenca del fértil Valle de México nació Xochimilco, vestido por el verde frondoso de una vegetación selvática, exuberante y de gran belleza. No obstante, pese a que la historia del lugar es rica, tanto antes como después de la conquista española, lo que nos lleva hasta allí es un enclave que desde hace años no pasa inadvertido; una pequeña isla en la que décadas atrás ocurrió algo que contribuyó a que hoy día sea precisamente lo que es: uno de los lugares más tenebrosos del planeta.
En este trozo de tierra rodeado de agua, hace más de 50 años que Julián Santana pasaba las horas muertas contemplando los bichejos que disfrutaban retozando por los alrededores de la laguna. Sea como fuere, en una de esas mañanas que se daba a la contemplación de sus pies, a lo lejos oyó el lamento de una muchacha que había caído a las enmarañadas aguas del canal. Poco pudo hacer por ella, porque cuando acudió en su auxilio, la joven había fallecido.
La soledad a veces hace que la mente juegue malas pasadas, y tanto fue lo que Santana pensó en el rostro desencajado de aquella muchacha, que acabó convencido de que regresaría desde el más allá para castigarlo por no haber llegado a tiempo para rescatarla. Así las cosas, Santana, que era hombre de creencias ancestrales, pensó que la manera para protegerse de los ataques del furibundo espíritu sería colocar amuletos de protección por todo su terreno; y así lo hizo Años después, la pequeña isla de Xochimilco era un aterrador catálogo de muñecas de todos los tamaños, castigadas por el Sol y la humedad, arrugadas por el paso del tiempo; algunas con las órbitas vacías, otras quemadas, agrietadas todas
Asegura el cronista de la población, Sebastián Flores, que conoció a Julián Santana, quien estaba convencido de que las muñecas le protegían de los malos espíritus. Su relación con ellas llegó a tal extremo, que afirmaba convencido que «las muñecas lo acompañaban, le platicaban y, en ocasiones, lo arrullaban para poder dormir».
2. LA ESTELA DEL APOCALIPSIS MAYA
En su tiempo, Cobá hubo de ser una de las principales ciudades del mundo maya, pero también de las más desconocidas, situación ésta que ha llegado hasta nuestros días. Se ubica a unos 40 kilómetros de la costa, en mitad la selva, y fue nudo principal de todos los caminos que unían las grandes urbes mayas. Junto al recinto principal hay un enorme lago rebosante de cocodrilos, sagrados en otros tiempos. Esa gente algo debió de ver en este recóndito paraje para quedarse a vivir en un lugar en el que la vida corre peligro a cada momento, tanto de día como de noche
Precisamente aquí se encuentran, ocultas en mitad de la espesura, las principales «estelas» mayas, monolitos de piedra donde fueron escritas y descritas sus leyendas, su vida y sus profecías. La famosa profecía del «fin del mundo», que advierte de la inminente llegada del final de los tiempos –según se asegura en libros, reportajes y documentales de todo tipo– el 21 de diciembre de 2012, está escrita en una de las estelas cubiertas de selva que hay en este enclave. Solitaria y casi oculta por la vegetación, está grabada en toda su superficie. Fui afortunado cuando logré llegar hasta ella con mi compañero de viaje Juanjo Revenga. En este lugar logramos entablar conversación con un auténtico chamán maya, Antonio Cuxpaq, hombre de serenidad y paz cuando hablaba de sus antepasados, que accedió a guiarnos hasta la estela de las profecías (Continúa en AÑO/CRO 263).
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