Parapsicología
24/09/2010 (07:54 CET)
Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
Los fantasmas de la Puerta del Osario
En un inmueble sevillano tuvieron lugar, hace ya más de tres décadas, extraños fenómenos que sembraron el pánico y el desconcierto entre los miembros de una familia. Tantos años después, hablamos con los testigos de lo insólito. ¿Qué sucedió en la capital hispalense?
Sevilla, 1953, en una oscura buhardilla un extraño rito se está produciendo: botellas de ron, puros, enigmáticos cánticos
Sólo la lúgubre luz que aportan las velas permite adivinar la fría silueta de una mujer que, casi en estado de trance, parece estar invocando la presencia de alguien o algo que no se acierta a adivinar. El humo cubre la estancia, y aquella musicalidad ritualista comienza a extenderse por cada rincón de aquella casa
En el piso inferior una familia permanece encogida por el temor, la madre asoma su cabeza a la puerta y pide que cesen aquellos "cánticos infernales", mientras, en la lejanía de aquel santuario del terror formado en la última planta, una voz ronca y ahogada profiere mil y una maldiciones.
"No temáis hijos míos que ya se irá". Esta frase pronunciada de forma dulce por una protectora madre es la que atesoran como un recuerdo indeleble aquellos dos niños que , entonces, temblaban de miedo ante todo lo extraño que sucedía a su alrededor.
Recordando el pasado
Situada en las cercanías de la Puerta del Osario, junto al Muro de los Navarros en Sevilla, la vivienda de esta familia no ha dejado de estar rodeada durante todos estos años transcurridos un halo de misterio. A aquella buhardilla abandonada nadie se atrevía a subir ni a ocuparla. Tan sólo en época de exámenes era fugazmente habitada y siempre con la incómoda sensación de los muchachos de estar siendo observados, sensaciones que coincidían con espectaculares bajadas de temperatura y algún que otro sonido extraño que éstos preferían obviar antes de caer en el miedo que les provocaba el lugar.
La zona donde se edifica la vivienda está situada donde, antaño, se ubicaba la llamada "Puerta del Osario", llamada así por estar ubicada en las proximidades de uno de los cementerios levantados extramuros de la ciudad hispalense, uno de aquellos camposantos que fueron devorados por el crecimiento de la urbe y que alojaba los restos de miles de sevillanos perecidos en las diferentes epidemias mortales que asolaron durante el siglo XVII la capital.
(Continúa la información en ENIGMAS 178).
José Manuel García Bautista
En el piso inferior una familia permanece encogida por el temor, la madre asoma su cabeza a la puerta y pide que cesen aquellos "cánticos infernales", mientras, en la lejanía de aquel santuario del terror formado en la última planta, una voz ronca y ahogada profiere mil y una maldiciones.
"No temáis hijos míos que ya se irá". Esta frase pronunciada de forma dulce por una protectora madre es la que atesoran como un recuerdo indeleble aquellos dos niños que , entonces, temblaban de miedo ante todo lo extraño que sucedía a su alrededor.
Recordando el pasado
Situada en las cercanías de la Puerta del Osario, junto al Muro de los Navarros en Sevilla, la vivienda de esta familia no ha dejado de estar rodeada durante todos estos años transcurridos un halo de misterio. A aquella buhardilla abandonada nadie se atrevía a subir ni a ocuparla. Tan sólo en época de exámenes era fugazmente habitada y siempre con la incómoda sensación de los muchachos de estar siendo observados, sensaciones que coincidían con espectaculares bajadas de temperatura y algún que otro sonido extraño que éstos preferían obviar antes de caer en el miedo que les provocaba el lugar.
La zona donde se edifica la vivienda está situada donde, antaño, se ubicaba la llamada "Puerta del Osario", llamada así por estar ubicada en las proximidades de uno de los cementerios levantados extramuros de la ciudad hispalense, uno de aquellos camposantos que fueron devorados por el crecimiento de la urbe y que alojaba los restos de miles de sevillanos perecidos en las diferentes epidemias mortales que asolaron durante el siglo XVII la capital.
(Continúa la información en ENIGMAS 178).
José Manuel García Bautista
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