Creencias
26/09/2016 (10:47 CET) Actualizado: 26/09/2016 (10:49 CET)

20 Maneras de comunicarse con Dios

La experiencia religiosa de encuentro con la divinidad o comunicación con dios no es inalcanzable ni privilegio de místicos y chamanes. Tal experiencia es posible porque la «maquinaria» neurológica humana está dotada para tal fin. Muchas personas corrientes la han tenido sin pretenderlo o explorando algunas de las múltiples vías que la propician. En este reportaje se recogen veinte de esas vías, pero no todas ellas están desprovistas de riesgos ni garantizan esa experiencia cumbre. Por: Isabela Herranz

26/09/2016 (10:47 CET) Actualizado: 26/09/2016 (10:49 CET)
20 Maneras de comunicarse con Dios
20 Maneras de comunicarse con Dios

La declaración que hizo en 1997 el famoso neurólogo Vilanyanur Ramachandran en la Society of Neuroscience de que «existe una base neurológica para la experiencia religiosa» levantó mucha polémica en la comunidad científica y en la laica, pero la idea de que hay un «lugar de Dios» en nuestro cerebro es tan antigua como la historia de la consciencia. ¿No llevan milenios muchas religiones orientales hablando del «tercer ojo», supuestamente situado en la corteza frontal? Más recientemente, el neurólogo Olaf Blanke asegura haber encontrado esa sede en el giro angular derecho; otros como John Bradshaw dicen que se encuentra en el lóbulo temporal medio, pero donde quiera que «habite» Dios en el cerebro, lo cierto es que estamos «programados» para experimentarlo. Uno de los neurocientíficos pioneros en investigar la relación entre la función cerebral y las experiencias religiosas –un campo que se conoce como «neuroteología»– ha sido Andrew Newberg.

Para tal investigación ha tomado escáneres de personas rezando, meditando, en estados de trance y en diversos rituales religiosos. Sus conclusiones son claras: «Si Dios existe o no 'allá afuera' es algo que no puede responder la neurociencia, pero nuestra investigación indica que la única manera de comprender a Dios y de experimentarlo es a través del cerebro». Ya esté «fuera» además de «dentro» de nosotros, comunicarse con la divinidad es una de las experiencias más ricas y renovadoras que nos pueden acontecer.

Como no es una experiencia fácil de obtener, desde tiempo inmemorial el ser humano ha explorado diversas vías que se la faciliten con la esperanza de tener al menos un atisbo de la divinidad. Entre ellas, cabe destacar el aislamiento, la privación sensorial, el ayuno prolongado, la abstinencia sexual, el sueño interrumpido por sesiones repetitivas de oración, la meditación con mantras, diversas drogas modificadoras de la conciencia, técnicas de respiración… Aunque normalmente ninguna de estas vías proporciona una comunicación «instantánea» con la divinidad porque no hay atajos al Paraíso, no parece que sea preciso ser chamán, ni fanático religioso para disfrutar de una experiencia extática. Son muchas las personas que la han tenido al menos una vez en la vida. Cuando el testigo la experimenta, siempre tiene la impresión de que un velo se levanta en otra dimensión y que se funde o comunica con la divinidad, cualquiera que sea la forma que adopte para él. Para muchas personas ha supuesto una especie de «premio extraordinario» a un largo proceso de búsqueda espiritual (si prosiguen con prácticas de meditación específicas logran incluso repetir la experiencia con relativa facilidad), mientras que otras la han disfrutado sin haberla buscado expresamente. Entre las vías que se describen a continuación, hay algunas que, al menos en apariencia, están al alcance de todo el mundo.

Conoce las 20 maneras de comunicar con Dios en Año Cero nº315, de octubre de 2016

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