Desentierran una divinidad alada de casi tres mil años en Irak

Un reciente descubrimiento arqueológico en la antigua ciudad de Dur-Sharrukin o Khursbad, en el norte de Irak, cerca de la actual Mosul, ha desenterrado una pieza icónica del pasado asirio que data del siglo VIII a.C. Un equipo mixto de arqueólogos iraquíes y franceses excavó el cuerpo monumental de un lamassu (o lammasu), una imponente escultura protectora que había estado escondida bajo tierra durante más de tres décadas.

Los lamassus son figuras mitológicas asirias que se representaban a menudo como estatuas de gran tamaño custodiando las entradas de ciudades y palacios reales. Con cabeza humana, alas de ave y cuerpo de toro o león, se creía que alejaban el mal y protegían los lugares bajo su vigilancia. Este lamassu en particular fue encargado por el rey Sargón II en el 721 a.C. para proteger la nueva ciudad de Khursbad, que él había establecido como capital de su imperio tras su ascenso al trono.

Los lamassus son figuras mitológicas asirias

La escultura, de casi cuatro metros de altura y otros cuatro de longitud, y realizada en alabastro, pesa unas 19 toneladas, por lo que su peso y dimensiones resultan imponentes. Aunque la primera vez que se hizo mención a la estatua fue en el siglo XIX, fue desenterrada por primera vez en 1992, pero su estudio y exploración se vio interrumpida por la inestabilidad política que sufrió Irak durante las décadas siguientes. Ya en 1995, su cabeza fue robada y posteriormente recuperada por las autoridades, quedando custodiada en el Museo Nacional de Irak. Más tarde, ante el avance del caos bélico, el cuerpo de la escultura fue enterrado de nuevo para protegerlo.

Esta decisión salvó al lamassu de la destrucción cuando el grupo terrorista Estado Islámico (ISIS) arrasó grandes zonas de la antigua ciudad en 2015. Ahora, por suerte, los arqueólogos lo han vuelto a desenterrar en buen estado de conservación. «Nunca antes había desenterrado una pieza de este tamaño", explicó con una mezcla de asombro y entusiasmo el arqueólogo y profesor francés Pascal Butterlin, de la Universidad París I Panteón-Sorbona, que participó en la excavación.

Khursbad, conocida también como Dur Sharrukin, fue concebida por Sargón II como una nueva y ambiciosa capital para su imperio. Sin embargo, su construcción no llegó a completarse debido a su muerte y el traslado posterior de la corte a Nínive por su sucesor Senaquerib. Hoy sus ruinas yacen esparcidas por una extensa área desértica en el norte de Irak, donde los arqueólogos continúan desenterrando valiosos vestigios de la cultura asiria.

Otro lamassu asirio

Este lamassu es un ejemplo sobresaliente del sofisticado arte escultórico mesopotámico, que alcanzó su máxima expresión en el antiguo imperio asirio. Sus detalles muestran un dominio técnico de materiales como el alabastro y una habilidad creativa para representar formas híbridas con un profundo simbolismo religioso. Además de su importante valor histórico y estético, la pieza destaca la capacidad de supervivencia del patrimonio cultural iraquí, que sigue revelando sus secretos a pesar de los desafíos del paso del tiempo y los conflictos armados recientes.

Las autoridades iraquíes ahora se enfocan en la conservación de este tesoro recién descubierto. También planean reunir su cabeza, que actualmente se exhibe en un museo, con el cuerpo excavado. Este hallazgo en Khursbad arroja nueva luz sobre la grandeza de los imperios del antiguo Oriente Próximo y ofrece motivos para el optimismo, pues es una prueba palpable que los arqueólogos, a pesar de las dificultades, pueden continuar desenterrando las huellas del glorioso pasado asirio.