Civilizaciones perdidas
26/05/2009 (12:45 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)

El Valle Sagrado de los incas

La capital del imperio inca era Cuzco, "el ombligo del mundo", pero las maravillas y monumentos de aquella increíble cultura no sólo estaban allí; la secretos de Sacsahuamán, los misterios de Ollantaytambo y muchos otros se escondían en el mágico Valle Sagrado. Libros Recomendados : EN BUSCA DE RUMI ¡ Visita nuestra Tienda !

26/05/2009 (12:45 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
El Valle Sagrado de los incas
El Valle Sagrado de los incas
La civilización inca dejó un conglomerado de cultura y religión que siempre estaba dedicada al cosmos, con un conocimiento matemático que aún hoy nos asombra. Sin embargo, la muestra más clara de esta avanzada cultura la encontramos en el eje que forman Cuzco, Machu Pichu y Ollantaytambo. Y es que muchos entendidos consideran que las mayores construcciones de este lugar están levantadas a imagen y semejanza de la Vía Lactea, pues todas las constelaciones están reflejadas en los santuarios que riegan el fértil valle.

En todas las entradas del Valle Sagrado existían puestos de control, un tipo de aduana donde todo el que ingresaba debía pagar un tributo al inca, hijo directo del Sol y la persona más poderosa, no sólo del imperio, sino del mundo conocido. Una muestra del poder de este hombre se aprecia en el hecho de que el inca supremo no podía ponerse dos veces la misma ropa; cuando caminaba –las pocas que lo hacía por sus propios medios– y se le caía algo, el lugar pasaba a ser sagrado y debían levantar una pequeña huaca o templo en honor a su dios.

Una construcción descomunal

Sacsahuamán es la fortaleza desde la que se divisa la ciudad de Cuzco. Su construcción gigantesca nos hace pensar en la gente que la levantó. Piedras de más de 17 toneladas de peso, con 9 de alto y hasta 5 de ancho, alzadas y sujetas una junto a otra en la muralla de este inexpugnable castillo militar. Tal y como decían los primeros cronistas españoles que observaron el lugar, "la construcción parece obra del demonio"; ningún hombre podría haber levantado estas rocas. Incluso en la actualidad es francamente difícil llevar a cabo construcciones de este tipo. Entre la unión de la piedras no cabe ni la hoja de una espada; el encaje es perfecto. Parece increíble la explicación que nos dan sobre las herramientas utilizadas en la construcción de estas megaestructuras. Según los historiadores y arqueólogos la perfección de ajuste se conseguía lijando las piedras con cuero y tierra, una labor que llevaría años. No obstante, pongamos buena voluntad y creamos en esta hipótesis, aunque no podamos explicarla, pues la situación se torna más complicada si atendemos al hecho de que los incas no conocían la rueda y, por ende, la polea era un misterio para aquellas gentes.

Entonces, ¿cómo levantaron y transportaron estos enormes bloques desde la cantera hasta su destino final? Un misterio que nadie ha podido resolver.

La inconquistable Sacsahuamán jugó un importantísimo papel en la conquista del Perú. Dentro de esta fortaleza se refugió Manco Inca cuando encabezó la rebelión contra los españoles. Manco se hizo fuerte en esta ciudadela, que tenía su propio suministro de agua y suficientes alimentos para que los casi 5.000 guerreros que allí se refugiaron pudiesen comenzar la reconquista del Perú. En este enclave se libraron las batallas más sangrientas de la conquista de América. Los incas caían de las almenas derribados por los arcabuces de los conquistadores, se llegaba a la lucha cuerpo a cuerpo todos los días, y tras meses de asedio, los españoles tomaron nuevamente la ciudadela, "la inconquistable". Esto supuso un duro revés para la rebelión, y el Perú cayó al completo bajo el yugo de los invasores.

Dicen los sabios que Sacsahuamán está construida con la forma de un cóndor o de un jaguar, según las interpretaciones, y que sólo puede verse desde el aire. Nosotros no podemos dar fe de ello, pero es cierto que vista desde lo alto, sus calles y torres poseen una extraña forma que cada cual interpreta de un modo diferente. Así que podemos aceptar cualquier tipo de opinión sobre su simbología cósmica o mágica…

Juan José Revenga y Lorenzo Fernández Bueno
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