Enigmas y anomalía
27/08/2015 (11:00 CET) Actualizado: 27/08/2015 (11:00 CET)

VISITANTES DE DORMITORIO

La aparición de seres extraños durante la noche, cuando la persona está acostada a punto de dormir o recién despierta, es un fenómeno atemporal, pues hay crónicas antiguas que registran la manifestación de «entidades» que acechan y aterrorizan al individuo, mientras sufre lo que se conoce como una «parálisis del sueño». De todos modos, no siempre las experiencias son traumáticas ni se corresponden a la moderna imaginería alienígena. ¿Qué cuentan realmente quienes viven estos episodios anómalos? ¿Existe alguna posible explicación más allá de la ofrecida por la ciencia médica? Por Moisés Garrido

27/08/2015 (11:00 CET) Actualizado: 27/08/2015 (11:00 CET)
VISITANTES DE DORMITORIO
VISITANTES DE DORMITORIO

«Me ocurrió en mayo de 2014, no recuerdo el día exacto. Me fui a dormir sobre las 11 de la noche y como me cuesta conciliar el sueño, me puse a mirar el móvil un rato… Estando boca arriba, de pronto ya no me podía mover. De repente vi a un ser a los pies de mi cama. Podía ver perfectamente cómo era. Era alto, de 1,90 más o menos. Iba vestido como si llevara una doble piel de traje, ajustado, gris, como una túnica abierta. Yo estaba paralizada. No podía hablar ni moverme. Lo único que podía mover eran los ojos. Tenía la ventana abierta y entraba la luz de una farola de la calle. El ser estaba quieto y me observaba fijamente. Sostenía en sus manos algo negro, rectangular, cuya parte superior era de forma semicircular. Intentaba moverme para encender la luz y gritar el nombre de mi compañera de piso, pero no podía. Y aunque todo eso me pareció que fue cinco minutos, cuando por fin pude encender la luz miré la hora del teléfono y comprobé que habían pasado dos horas. Al incorporarme estaba muy mareada. Fui a la cocina a beber agua y volví a acostarme porque estaba agotada».
La protagonista de este caso es Eugenia Hernández, una joven de 31 años que reside en La Nucia (Alicante). Es una investigadora de temas paranormales, interesada sobre todo en la TCI (Transcomunicación Instrumental). Sin embargo, el asunto de los «visitantes de dormitorio» (VdD) no le atraía hasta que vivió este episodio. Eugenia ha tenido visiones de extrañas entidades desde pequeña, concretamente a partir de los 11 años, y también ha vivido algunos fenómenos anómalos de forma espontánea a su alrededor, como luces que se apagan y se encienden u objetos que se mueven y cambian de lugar.
Estos casos no son nada infrecuentes. De hecho, quien esto escribe ha tenido la oportunidad de recoger muchos incidentes de VdD, que en ocasiones suelen venir acompañados de cierta fenomenología paranormal y hasta pueden producir una especie de despertar de conciencia en el individuo. «Estas experiencias me han ayudado, me han hecho comprender que hay otras dimensiones, que la muerte no existe y que este mundo es una ilusión», señala la contactada onubense Julia García, una buena amiga que ha vivido varios episodios de VdD desde su infancia y cuyas experiencias tengo recogidas en mis archivos. Julia ha tenido visiones muy diversas y ha recibido un sinfín de mensajes por vía psicográfica, además de experimentar la telepatía y la clarividencia. Incluso ha protagonizado viajes astrales y avistamientos OVNI previa cita. Es más, poco a poco ha ido desarrollando la canalización de energías a través de sus manos para transmitirlas al cuerpo de las personas y mejorar su estado físico, mental y espiritual, o al menos eso asegura… (Continúa en AÑO/CERO 302).

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