Historia oculta
15/02/2022 (14:48 CET) Actualizado: 01/04/2022 (14:29 CET)

Las almas perdidas: Extrañas criaturas y seres deformes

La última película de Guillermo del Toro nos sirve de excusa para repasar la costumbre de exhibir seres humanos con malformaciones para divertimento y horror del público

Javier Ramos

Periodista y escritor

15/02/2022 (14:48 CET) Actualizado: 01/04/2022 (14:29 CET)
Circo
Circo

El callejón de las almas perdidas (2021), película recientemente estrenada por el oscarizado Guillermo del Toro, es un ejemplo de relato mágico en torno a criaturas abandonadas a su suerte en una vida cruel. El arranque del relato, ambientado en un circo tan horrible como familiar, es un juego de trucos e ilusiones, con tonos que inevitablemente recuerdan a la inolvidable Freaks (1932) de Tod Browning.

Película
Imagen de El Callejón de las Almas Perdidas, dirigida por Guillermo del Toro

Y es que exhibir seres humanos con diversas taras físicas o habilidades especiales ha sido una constante desde la antigüedad. Desde 'monstruos', 'fenómenos' o 'freaks', estas situaciones se han venido repitiendo a lo largo de la historia. Su origen es arcaico; las cortes europeas estaban siempre acompañadas de seres grotescos, enanos o contrahechos, que unas veces servían de entretenimiento y otras ejercían, es de suponer, una función benefactora. Con el paso del tiempo solo podían encontrar refugio en la barraca o en la feria.

Uno de los mayores atractivos del circo de los primeros años del siglo XX residía en la exhibición y contemplación de seres humanos provistos de alguna singularidad real o fingida

Las clases dirigentes se rodeaban de locos, enanos o bufones para divertirse y también a modo de fetiches. En nuestro país, con los Austrias, tenemos unos cuantos ejemplos de bufones que no solo exhibieron un papel humillante en la corte. Algunos también ejercieron cierta influencia, como Antoni Tillander (mossèn Borra), albardán de Alfonso el Magnánimo, Nicolás Pertusato, Francesillo de Zúñiga o Diego de Acedo (ayudante de secretario de Felipe IV).

A diferencia de la ménagerie o zoo ambulante, cuya visita estaba incluida en el precio de la entrada, ver a los prodigios in situ exigía un desembolso extra. Uno de los mayores atractivos del circo de los primeros años del siglo XX residía en la exhibición y contemplación de seres humanos provistos de alguna singularidad real o fingida. A ser posible con una malformación física. Los 'monstruos' del circo no eran más que personas con alguna enfermedad (albinismo, anorexia, microcefalia, gigantismo...) que les permitía ganarse la vida convirtiéndose en el hazmerreír del público que pagaba exclusivamente por verlos in situ.

Los protagonistas de Freaks eran personajes de atracciones de feria y de circo por las deformidades físicas que presentaban y eran explotadas vilmente. Formaron parte del elenco más bizarro de la historia del cine. Durante el rodaje tuvieron que instalar una carpa extra para que los freaks pudieran comer sin revolver el estómago a las estrellas del estudio, ya que no querían verlos ni en pintura. Freaks mostraba la realidad tal cual era, sin ambages.

Freaks
Imagen de la película Freaks (1932)

El preestreno de la película, a principios de 1932, fue un completo fracaso: los espectadores, horrorizados, salieron corriendo de la sala. Incluso se suprimió una escena del montaje final, la que recogía la castración de uno de los protagonistas. Freaks fue un completo fiasco de taquilla. En Gran Bretaña estuvo prohibida hasta 1963, y en España no se autorizó su exhibición hasta 1997. Hoy día figura como un filme de culto.

BARNUM: EL PIONERO

Antes que Tod Browning exhibiera a su parada de 'monstruos' del circo en el cine, hubo un pionero que entendió, amó y explotó más que ninguna otra persona hasta la fecha lo había hecho, a aquellas personas que mostraban taras o malformaciones físicas. Era Phineas Taylor Barnum, el creador del circo de masas.

Phineas
Phineas Taylor Barnum, el creador del circo de masas.

Barnum vestía a sus hermafroditas con un traje que era la mitad de hombre y la mitad de mujer, con el fin de otorgarle mayor impacto visual al conjunto. En su Museo Americano de los Estados Unidos de finales del siglo XX, exhibió como fenómenos sobrenaturales a centenares de individuos. Trabajaron allí, por ejemplo, Anna Swan, la mujer más grande del mundo; Zip, el microcéfalo u 'hombre mono'; Josefina Clofullia, la mujer barbuda; Dora Dwaron, un hermafrodita, o Salumna Agra, la más hermosa de las circasianas.

Para saber más:

Portada Circo
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Sobre el autor
Javier Ramos

Apasionado por la historia y los viajes, colabora para diferentes publicaciones relacionadas con estas temáticas. Es autor, entre otros trabajos, de Historia maldita del Rock y Eso no estaba en mi libro de Historia de Roma. Administra el blog lugaresconhistoria.com.

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