Historia oculta
31/05/2023 (08:00 CET) Actualizado: 31/05/2023 (08:00 CET)

Mega, la ciudad sumergida que se relacionó con la Atlántida

En 2012 se revisaron los datos del hallazgo de Mega, la ciudad sumergida en Cuba, y hay estructuras que no son formaciones naturales.

Josep Guijarro

Periodista y escritor

31/05/2023 (08:00 CET) Actualizado: 31/05/2023 (08:00 CET)
Reconstrucción 3D de las lecturas del sónar en Mega
Reconstrucción 3D de las lecturas del sónar en Mega

En el año 2000, la oceanógrafa ruso-canadiense Paulina Zelitsky y su esposo, el empresario canadiense Paul Weinzweig, descubrieron un conjunto de estructuras líticas submarinas mientras efectuaban barridos de sonar buscando recuperar los tesoros de antiguos barcos y galeones cerca de la península cubana de Guanahacabibes, en la provincia de Pinar del Río. Aquellas “ruinas” sumergidas parecían tener una cierta organización y las bautizaron como Mega.

Esta es la primera imagen del hallazgo, captada con un equipo de sonar de Advanced Digital Communications (ADC), la empresa del citado matrimonio. La fotografía muestra lo que aparenta ser la estructura de un edificio:

El perfil del sonar se asemeja a los cimientos del templo de doble cruz en Palenque, en el Yucatán
El perfil del sonar se asemeja a los cimientos del templo de doble cruz en Palenque, en el Yucatán

Los medios no tardaron en hablar del hallazgo de la Atlántida en ¡Cuba!, muy lejos de las Columnas de Hércules donde Platón situó la mítica isla y su esplendorosa ciudad.

Los avances tecnológicos de las últimas décadas han permitido explorar el fondo marino como nunca antes, por eso, un año más tarde, Zelitsky fletó un robot submarino ROV (Remote Operated Vehicles) provisto de cámaras, luces y sónares para explorar aquellas misteriosas estructuras, pero alcanzados los 600 y 750 metros de profundidad la poca visibilidad impidió tomar de evidencias contundentes. El mar Caribe se esforzaba por preservar sus secretos.

No obstante, las lecturas del sonar reportaron lo que les parecían pirámides, formas geométricas, paredes pulidas, ruinas “mayas”, cimientos de una urbe sumergida, en suma, que suponen desapareció bajo las aguas a causa de algún cataclismo sufrido 60.000 años atrás.

El Doctor Manuel Iturralde Vinent
El Doctor Manuel Iturralde Vinent

El problema estriba en que, según los estudios del Doctor Manuel Iturralde-Vinent, buen conocedor de la evolución geológica del Caribe, que se unió a la expedición a principios de 2002, «las imágenes de sonar de barrido lateral muestran una zona donde hubo deslizamientos de terreno por las laderas más escarpadas y donde estos procesos siguen activos.»

¿Hasta qué punto esos deslizamientos han podido formar estructuras tan simétricas y ordenadas como resultado de un proceso natural?

El doctor Iturralde no pudo explicar la naturaleza de todas las estructuras desde un punto de vista geológico

Para el geólogo y paleontólogo cubano resulta muy complicado explicar la naturaleza de estas estructuras desde un punto de vista geológico, pero descarta que se hayan encontrado enormes pirámides o paredes. “Eso no está probado” como tampoco se puede afirmar que las rocas sean de granito, pues lo más probable es que se trate de calizas».

El hallazgo atrajo la atención, no sólo del Museo Nacional, y de National Geographic pero antes de que pudieran concretarse acciones el asunto quedó en el olvido. Se rumoreó que la presunta Atlántida cubana estaba sobre un yacimiento de petróleo y que los intereses empresariales primaban sobre los culturales. Lo cierto es que, más de veinte años después, no hay una sola plataforma petrolífera en el entorno.

Según el geólogo cubano, las características geológicas son compatibles con las de la región
Según el geólogo cubano, las características geológicas son compatibles con las de la región

Hace 60.000 años no había ninguna civilización capaz de erigir ciudades en la región

Ocurre, además, que Iturralde-Vinent revisó sus conclusiones en 2011 tras seguir investigando las estructuras y compararlas con la geología del entorno. En su opinión, salvo en un caso concreto del que hablaré más tarde, las estructuras son compatibles con las que se pueden ver a lo largo de las terrazas marinas emergentes. Eso, y el problema que plantean la cronología de las estructuras es que hace 60.000 años no había ninguna civilización capaz de erigir ciudades y, por consiguiente, desmotivó el interés de los académicos. También sigue siendo un tema tabú, la vinculación con la Atlántida, como se encargó de ilustrar el arqueólogo Claudio Lozano en el último Congreso de Misterio organizado por Año/Cero y espaciomisterio.com.

La superficie de los megalitos submarinos muestra lo que se denominan huellas de erosión de tipo “escalop”, como las que se observan en las calizas sometidas a corrientes en régimen hidráulico turbulento.

El único monolito que no encaja en la teoría natural relacionado con el sistema de fallas con desplazamiento por el rumbo Norte-Sur, asociados a rotación de bloque e intensos movimientos verticales, es una placa cuadrada de color gris, de aproximadamente 1 cm de espesor y aproximadamente 30 centímetros de lado, que sobresale de una pared rocosa, en una escarpa, a varios cientos de metros de profundidad. 

Desafortunadamente, el elemento no fue muestreado, pero hay excelentes imágenes disponibles al final del vídeo que puedes ver a continuación.

 

Sobre el autor
Josep Guijarro

Josep Guijarro es reportero de prensa, radio y televisión, además de autor de varios libros entre los que cabe destacar El tesoro oculto de los templarios, Aliens Ancestrales o Coincidencias Imposibles. Es documentalista de la serie Extraterrestres (DMAX) y forma parte de los programas El Colegio Invisible y La Rosa de los Vientos, ambos en Onda Cero.

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