Ocultismo
11/09/2023 (08:00 CET) Actualizado: 11/09/2023 (08:00 CET)

Desvelamos el simbolismo de las 'Brujas volando al Sabbath'

El cuadro más famoso de Luis Ricardo Falero, “Brujas yendo al Sabbath”, muestra elementos con significados relevantes sobre la brujería.

Mario Yaír TS
11/09/2023 (08:00 CET) Actualizado: 11/09/2023 (08:00 CET)
Análisis simbólico a la obra de Falero
Análisis simbólico a la obra de Falero

Durante la segunda mitad del siglo XIX, el pintor romántico español Luis Ricardo Falero (1851 – 1896), realizó una serie de cuadros inspirado en el tema sobrenatural con fuerte contenido erótico. La mayoría de estas, no solo las hizo en su etapa de madurez, sino que se enfocan en el tema de la brujería. El más famoso vio la luz en 1878; él nunca tituló ninguno de sus cuadros, pero bautizado por catálogo, todos le conocen como “Brujas yendo al Sabbath”.

La majestuosa obra muestra un grupo de brujas volando inmersas en un nocturno cielo nublado por el humo de una hoguera. De todas, solo la figura central mira fijamente al espectador con unos macabros ojos rojos que distraen de los detalles. Es necesario verlo con detenimiento para descubrir elementos que pasan desapercibidos a primera vista; pues Falero coloca a toda luz, cosas relacionadas popularmente a la brujería. Detallemos estos elementos de izquierda a derecha, comenzando por la parte superior hasta la inferior.

La obra de Falero guarda interesantes simbolismos
La obra de Falero guarda interesantes simbolismos

El murciélago: Es la figura que oculta la luna en un alto contraste y Falero repite la misma pose en “Bruja yendo al aquelarre” de 1880. Llamado “Pájaro del diablo”, se le relacionó a las brujas por el uso que se hacía de ellos en remedios mágicos; su excremento untado en el cuerpo se usaba para que no creciera vello, frotándolo en la frente de una mujer se evitaba que esta se embarazara y se clavaba en las puertas como protección a demonios nocturnos.

A Jesucristo se le relacionaba con los pelícanos pues se creía que alimentaba a sus crías con la sangre de su pecho

El pelícano: Está en la esquina superior derecha y no es casual su macabra forma. A Jesucristo se le relacionaba con los pelícanos pues se creía que alimentaba a sus crías con la sangre de su pecho; pero en este caso simboliza la renuncia al cristianismo, pues es un esqueleto.

La escoba: Se cree que en el medievo, varios ungüentos y remedios herbales ingeridos, producían mareos, vomito y dolores. Para evitarlo, algunas mujeres experimentaban colocándolos en otros orificios del cuerpo como la vagina con ayuda de varas y palos (esto según un manuscrito de Jordanes de Bergamo en el siglo XV). Así nació la relación de las escobas con las brujas. La connotación sexual plena como símbolo fálico sería posterior.

El brujo: Es el único varón en la obra y aparece cerca de la esquina inferior izquierda. Es un personaje polémico en la pintura pues mientras unos afirman que es quien comanda el aquelarre, otros lo ven como un secuaz o una víctima (habituales en los juicios de brujas por toda Europa). La brujería no era exclusiva de las mujeres, pero ellas eran quienes más condenas sufrieron por sus condiciones de sometimiento en un mundo de hombres.

La cabra: En la mitología vasca, su nombre es Akerbeltz (Macho cabrío negro) y se creía que era la forma que tomaba el demonio para acudir a los aquelarres. Según los inquisidores franceses, este oficiaba las misas negras y se le ofrendaba pan, dinero y recién nacidos.

El gato negro: Con el pelaje erizado sobre la anciana al centro, históricamente se le relacionó a las brujas pues se creía que ellas podían transformarse en estos animales. No por nada era común que fuesen quemados en EUA e Inglaterra creando el mito de que portaban la mala suerte.

La muerte: Se cree que en la pintura anuncia el desenlace de quienes practiquen brujería, pues aparece asechando a la anciana al centro.

El reptil: Es quien conecta a la escoba con la muerte. Aunque tiene toda la pinta de una iguana o un lagarto, hay quienes creen que se trata de la salamandra que, por su relación al fuego, se encarga de encender las hogueras de Sabbath (quizá por ello la hoguera nace de su vientre).

No es casual que las principales figuras tengan un cabello representativo de diversas razas

Luis Ricardo Falero
Luis Ricardo Falero

No es un vuelo habitual, es un cuadro con una total ingravidez en posturas imposibles y un éxtasis inquietante. No es casualidad que las principales figuras tengan un cabello representativo de diversas razas: una rubia, una de cabello negro, una castaña, una pelirroja y una anciana.

Falero falleció en Londres debido a una mala intervención quirúrgica y resulta lamentable que mientras en gran parte de Europa se detallaba su muerte y la maestría de sus obras, en España (él era oriundo de Granada), no se le reconocía ni se aprobaba su obra pues se le consideraba pornográfica. Pero no hay otra manera de representar a la brujería; es tabú, es prohibida, es atrayente y es sensual.

Sobre el autor
Mario Yaír TS

Titulado en Comunicación Audiovisual por la Universidad del Claustro de Sor Juana. Ha colaborado con Time Out México, Warp y Atlas Obscura. Es autor de la Guía Ciudad de México Insólita y Secreta de Editorial Jonglez. Es impulsor del proyecto digital Mapa del Muralismo Mexicano. Actualmente se dedica a la divulgación de la cultura y la recuperación de la memoria histórica por medio de la escritura y la fotografía. Lleva a cabo un proyecto de visitas guiadas por la Ciudad de México conocido como Tours Papiro. En su tiempo libre se dedica al arte y a la creación de obras relacionadas a los temas histórico sobrenatural.

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