Historia oculta
15/04/2022 (21:10 CET) Actualizado: 15/04/2022 (21:10 CET)

Arqueología psíquica: descubrimientos con el poder de la mente

'Hay otros mundos, pero están en este' (Cydonia 2022), reúne a los mejores especialistas en el campo de las anomalías para analizar decenas de enigmas y misterios. Un ejemplo de lo que podréis encontrar es el siguiente artículo: ¿Pueden localizarse emplazamientos o piezas arqueológicas mediante los poderes de la mente? Es la conocida como arqueología psíquica

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Arqueología psíquica: descubrimientos con el poder de la mente
Arqueología psíquica: descubrimientos con el poder de la mente

¿Se pueden averiguar aspectos del pasado histórico sosteniendo un objeto antiguo entre las manos? ¿Se puede detectar un lugar arqueológico desconocido utilizando un péndulo sobre un mapa o el lugar a excavar? ¿Se pueden localizar datos concretos de un enclave a través de los poderes psíquicos de un médium? ¿Se pueden revivir acontecimientos históricos precisos y hablar lenguas de épocas lejanas por medio de la hipnosis regresiva?

Psicometría, radiestesia, retrocognición, sueños, percepción extrasensorial... Todas estas técnicas heterodoxas suponen la llave capaz de abrir una serie de novedosas ventanas a nuestro pasado

Si las respuestas a estas preguntas son afirmativas, llegaríamos a la conclusión de que la psicometría, la radiestesia, la retrocognición, los sueños, la hipnosis y la percepción extrasensorial en general serían instrumentos muy útiles para la ciencia de la arqueología en una nueva –y casi herética– rama o modalidad que podríamos denominar 'arqueología psíquica', como así lo hizo el escritor norteamericano Jeffrey Goodman. Ahora bien, lo más curioso es que algunas de estas técnicas siguen siendo utilizadas en la actualidad por investigadores de universidades de todo el mundo en sus prospecciones arqueológicas.

De ser cierto lo que proponen algunas investigaciones efectuadas en este campo, todas estas técnicas heterodoxas y no convencionales suponen la llave capaz de abrir una serie de novedosas ventanas a nuestro pasado. Para ello, es preciso contar con la ayuda de personas cualificadas en los dos terrenos, tanto en lo arqueológico como en lo psíquico. Habría que decir, en estos casos, que todo medio es bueno con la condición de que se consigan buenos fines, y qué mejor fin que saber más de nuestro pasado y de nosotros mismos.

EL PODER DE LA RADIESTESIA

Son conocidos los éxitos del ruso Alexander I. Pluzhnikov aplicando el método de la radiestesia a la arqueología en los años setenta. Su talento –y sus varillas de metal– ayudaron a la reconstrucción del monasterio de Iosifo-Volokolamsky, fundado en 1479, al noroeste de Moscú. Gracias a sus contribuciones, el Instituto de Investigación Científica del Ministerio de Cultura de la antigua URSS publicó un artículo con este sugestivo título: Aplicación del método biofísico a la localización y restauración de monumentos de valor histórico y arquitectónico. El mismo Pluzhnikov comentó:

"Muchos siguen confiando únicamente en sus palas y útiles de excavación, pero en Leningrado y Volgogrado hay bastantes que han adoptado ya mi método biofísico y lo están empleando para explorar el sur de Rusia en busca de asentamientos como los que fundaron antiguamente los griegos en el litoral del Mar Negro".

¿Pueden localizarse emplazamientos arqueológicos mediante un péndulo suspendido sobre un mapa?

El jefe del Departamento de Arqueología de la Universidad de Toronto, Dr. Norman Emerson, utilizó con éxito los consejos de expertos psíquicos para sus excavaciones de asentamientos iroqueses del este de Canadá. En Illinois existe una 'patrulla psíquica de rescate', comandada por el profesor Radford, siendo requeridos sus talentos en el campo arqueológico. En Inglaterra, en los años 60, un general retirado llamado J. Scott Elliott empleó la radiestesia para localizar diversos emplazamientos arqueológicos mediante un péndulo suspendido sobre un mapa o sobre el lugar a excavar.

Péndulo
 

EL ARTE DE TOCAR OBJETOS ANTIGUOS      

Hay otros sistemas para entrar en contacto con el pasado, como el seguido por el clarividente polaco Stefan Ossowiecki, que se valió de una punta de flecha de hace unos 15.000 años para describir, con todo lujo de detalles, un poblado magdaleniense del Paleolítico, ubicado entre Francia y Bélgica. Mencionó sus habitáculos y a sus habitantes: pelo negro, escasa estatura, piernas y manos enormes, ojos hundidos, nariz grande y vestidos con pieles. Afirmó que los magdalenienses poseían arcos y flechas, perros domesticados, lámparas de aceite e incineraban a sus muertos. Los detalles y resultados de sus experimentos psicométricos, realizados bajo los auspicios del profesor Poniakowski, fueron recogidos en un libro titulado Tanteos parasicológicos de culturas prehistóricas de 1937 a 1941.

El capitán Flowerdew, por su parte, tuvo de niño una experiencia inolvidable. Al coger una piedra de color rosado de una playa, le vinieron a la mente imágenes de una ciudad desierta construida también con piedras rosadas donde él había muerto en una batalla hacía siglos. Súbitamente, recordó el nombre de aquella ciudad cuando vio un documental en la televisión: no era otra que la antigua Petra, en la actual Jordania.

Petra
Petra

Como estamos viendo, estos saltos en el tiempo, en concreto al pasado de la humanidad, requieren un contacto físico con un objeto sólido y esto mismo le pasó a la señora Anne May, una maestra de Norwich que, el 29 de mayo de 1973, se encontraba visitando con su marido el conjunto arqueológico de Clava Cairns (Inverness, Escocia). Dicho recinto consta de tres losas sepulcrales de la edad del Bronce (entre los años 1800 y 1500 a. C.). El día era soleado y la maestra, tras dar un paseo por las losas, se acercó hacía un círculo de monolitos que las rodeaba. Se apoyó sobre una de las lápidas, se relajó y cerró los ojos por un momento. Cuando los volvió a abrir, vio a un grupo de hombres que llevaban túnicas hechas de piel y una especie de pantalones constituidos a base de tiras de cuero cruzadas. Caminaban lentamente y parecían arrastrar uno de los grandes monolitos sobre el terreno. Notó que llevaban cabellos largos de color negro. El ruido de un grupo de turistas la sacó del arrobamiento y le hizo regresar de sopetón al siglo XX. Realmente, ¿vio una escena de los antiguos habitantes de la zona?

Nunca lo sabremos, pero testimonios como el suyo van siendo cada vez más frecuentes.

LA ABADÍA DE GLANSTONBURY

En ocasiones, el contacto psíquico se busca deliberadamente para localizar un resto arqueológico, haciendo participar, incluso, a entidades de otras dimensiones. Así lo creyó el arqueólogo y arquitecto Frederick Bligh-Bond, quien utilizó los servicios de un médium psíquico de talento -su amigo el capitán John Barlett- para investigar, localizar, descubrir y reconstruir los complicados planos de un templo en ruinas que resultó ser la abadía de Glanstonbury. Se trataba del primer templo cristiano de Inglaterra, erigido, según algunos, en el año 166 de nuestra era, aunque la fecha más antigua y más fidedigna se sitúa en el 705.     

El psíquico John Barlett entró en contacto con un supuesto ser del más allá, un monje llamado Gulielmus, que les fue ayudando a trazar los planos de Glastonbury     

Estamos hablando de uno de los lugares más enigmáticos de Inglaterra, un lugar inmerso en la tradición y la leyenda. No en vano, aquí se sitúa Avalón, el mítico reino del rey Arturo, en cuya abadía se hallaría enterrado san Patricio y estaría la mismísima tumba del rey Arturo y su esposa Ginebra. Así al menos lo creía el arqueólogo británico Ralegh Radford que confirmó, en 1962, el descubrimiento de una tumba a dos metros y medio por debajo de una losa, aunque no pudo determinar a quién correspondía, lo que no obsta para que, en la actualidad, un cartel señale que esa es 'la tumba de Arturo'.

Abadía de Glastonbury
Abadía de Glanstonbury

Volvamos a las excavaciones llevadas a cabo por Bligh-Bond a principios del siglo XX. El psíquico John Barlett, a través de la escritura automática, entró en contacto con un supuesto ser del más allá, un monje llamado Gulielmus, personaje espectral que les fue ayudando a trazar los planos de Glastonbury. El ‘lápiz parlante’ de Barlett empezó a escribir en latín antiguo suministrando detalles de cómo la estructura había sido modificada, indicando que la capilla estaba situada a 30 metros al este y que tenía unas ventanas hechas con vidrio azul. Todos estos aspectos se fueron confirmando punto por punto.

Otras entidades incorpóreas, como un tal Johannes Bryant que decía haber muerto en 1533, les proporcionó más detalles históricos acerca de Glastonbury y otro espíritu, de nombre Awfworld el Sajón, que les indicó que cavaran en un lugar donde encontrarían evidencias de una milenaria cabaña tejida con zarzas. De nuevo, se comprobó que las instrucciones eran totalmente correctas. Bligh-Bond no publicó, hasta el año 1918, la historia completa de sus experiencias psíquicas y de sus descubrimientos. La tituló The gate of remembrance (La puerta del recuerdo) y, como era de suponer, levantó oleadas de escándalo.

EGIPTO SECRETO

Un lugar al que han puesto en el punto de mira muchos arqueólogos psíquicos es Egipto por toda la carga esotérica que conlleva, tanto su ancestral historia como sus desconcertantes descubrimientos. Muchos han sido los que han creído tener alguna reencarnación en el Egipto Antiguo personificando a tal o cual faraón, sacerdote, princesa o esclavo. Otros, los menos, han tenido sensaciones tan vívidas de su presencia en tierras egipcias que han dejado por escrito sus impresiones, revelando de paso algunos datos de interés sobre aspectos desconocidos de las dinastías egipcias. Datos que en ocasiones han sido comprobados como ciertos, y otros que tardarán bastantes años en verificarse.

Paul Brunton entró en contacto con dos sumos sacerdotes de un antiguo culto egipcio que le revelaron la existencia de una estancia secreta bajo la Gran Pirámide

Hasta que ese momento llegue, voy a presentar a tres personas que aseguran haber descubierto, por medios no convencionales, información sobre el pasado de este país y han escrito libros contando lo que vieron y sintieron. Es el caso del periodista inglés Paul Brunton, autor de Egipto Secreto (1936), el cual pasó una noche en la cámara real de la pirámide de Keops con permiso del pachá. Se había preparado física y psíquicamente para la experiencia, ayunando durante tres días. A las pocas horas de permanecer dentro de la pirámide, él mismo relata que "comenzó a insinuarse en mí la extraña sospecha de una presencia que rompía la soledad". Entró en contacto con dos "sumos sacerdotes de un antiguo culto egipcio", vestidos con túnicas blancas quienes le condujeron a una "sala de aprendizaje". Supo que en la pirámide se conservaba el recuerdo de estirpes remotas. Brunton llegó a afirmar que estos espíritus le llevaron a una estancia que se encuentra a muchos metros de profundidad por debajo de la pirámide, estancia que, hasta el momento, no ha sido descubierta.

Otro método de revivir aspectos del pasado fue el utilizado por el egiptólogo Dr. Wood, durante sus investigaciones arqueológicas en el templo de Karnak en el año 1955. Se valió de la colaboración de la sensitiva Miss J. Beaumont (más conocida con el pseudónimo de 'Rosemary') para averiguar aspectos sobre la fonética del egipcio antiguo y sobre la vida de los faraones.

Tras seguir las indicaciones dadas por Omm Seti, excavaron y descubrieron que lo que decía era cierto

Templo de Karnak
Templo de Karnak

Por último, uno de los libros que dio bastante que hablar en el momento de su aparición fue La reencarnación de Omm Seti, escrito por Jonathan Cott, pero referido a las vivencias –en una de sus vidas pasadas– de Dorothy Eady como sacerdotisa de Isis en el templo de Abydos. El conocimiento que tenía de las salas de este templo dedicado a Osiris era tan minucioso que podía orientarse en él a oscuras y suministró datos tan precisos que el arqueólogo Edouard B. Ghazouli se vio en la obligación de comprobarlos. En 1956, indicó la presencia de un antiguo jardín al sudoeste del templo, en un lugar donde, en ese momento, tan solo había desierto. Excavaron y descubrieron que lo que decía era cierto: encontraron raíces de árboles, pequeños canales para el riego, un pozo, etc. También habló de una cámara subterránea en Abydos repleta de papiros y tesoros, cámara que aún no ha sido localizada.

EL SUEÑO DE HILLPRECHT

En el año 1893, arqueólogos de la Universidad de Pennsylvania estaban excavando las antiguas ruinas del templo de Bel en Nippur, primera capital del reino babilónico (en lo que hoy es Irak) y encontraron unos extraños objetos. Al doctor Herman V. Hilprecht, profesor de asirio de dicha Universidad, se le dieron dibujos detallados y esquemas de dos fragmentos de ágata que llevaban inscripciones cuneiformes. Los miembros de la expedición ignoraban su significado y necesitaban traducirlos así como averiguar su origen. Tras unas semanas de esfuerzos, el Dr. Hilprecht no había dado aún con la solución de las inscripciones. Supuso, con alguna duda, que dichos fragmentos habían pertenecido a antiguas sortijas, pero sus deducciones no llegaban a más. Al cabo de unas pocas noches, tuvo un sueño que le obligó a rectificar sus conclusiones. En este sueño, según dijo, "un sacerdote alto, delgado, de la antigua Nippur precristiana (ciudad sagrada cercana a Babilonia) y de unos 40 años de edad" se le acercó y le condujo a la cámara del tesoro del templo. Era una habitación de techo bajo y sin ventanas; contenía un cofre y algunos trozos de ágata y lapislázuli esparcidos por el suelo.

Hillprecht obtuvo las respuestas a las preguntas que le rondaban mediante una extraña aparición en sueños

En el anuario de la Society for Psychical Research (institución fundada en Londres en 1882), Hilprecht reflejó en un detallado informe, escrito en 1900, la extraña manera en que, finalmente, supo la solución para su problema de descifrar las palabras grabadas en esas dos pequeñas ágatas. El sacerdote le aclaró al profesor que no eran sortijas y le dio una relación de su historia:

"El rey Kruigalzu (hacia el 1300 a.C.) envió una vez al templo de Bel un cilindro votivo de ágata con inscripciones, además de otros artículos de ágata y lapislázuli. Un día, los sacerdotes recibimos la orden de tallar un par de pendientes de ágata para la estatua del dios Ninib. Esto nos causó gran preocupación, puesto que no teníamos ágata a mano como materia prima. Si deseábamos cumplir la orden, no nos quedaba otra alternativa que cortar el cilindro votivo en tres partes y construir tres aros, cada uno de los cuales contendría una parte de la inscripción original. Los dos primeros sirvieron como pendientes para la estatua del dios".

Templo de Bel
Templo de Bel

El sacerdote concluyó diciendo:

"Los dos fragmentos que tantos dolores de cabeza te han dado, son trozos de los aros. Si unes las dos partes tendrás la confirmación de mis palabras. Pero la tercera sortija que no habéis encontrado en el curso de las excavaciones, nunca la encontraréis".

Tras decir esto, el sacerdote desapareció. Al despertar el profesor contó a su esposa esta extraña experiencia onírica y, cuando examinó los dibujos, se asombró al descubrir "todos los detalles del sueño precisamente verificados, teniendo en mis manos los medios de identificación". La esposa del profesor dio testimonio de haber visto cómo su marido saltaba de la cama, entraba en su estudio para examinar los dos trozos de ágata y exclamar en un grito de júbilo: "¡Es cierto, es cierto!".

Hasta ese momento solo disponía de dibujos. Más tarde tuvo la oportunidad de visitar el Museo Imperial de Constantinopla (hoy es el Museo Topkapi de Estambul), donde se conservan los fragmentos actuales, y es allí donde obtuvo las pruebas definitivas de que los datos que le habían sido revelados en el sueño eran totalmente exactos. Al respecto, se ha señalado que el profesor obtuvo no menos de seis puntos de información que antes no había conocido y que después halló correctos. Por supuesto, el sueño contenía también información cuya veracidad nunca podría probarse, a saber: la explicación elaborada de cómo y por qué el aro fue transformado en los pendientes sagrados.

A MODO DE CONCLUSIÓN

Los datos aquí expuestos sobre el apasionante campo de la arqueología psíquica y sobre la retrocognición, prueban que la mente humana no está sometida a las limitaciones de espacio-tiempo. El hombre, fuera de sus límites físicos, puede convertirse en un viajero del tiempo y puede hacer incursiones, al menos en el pasado, para extraer información de fechas, localidades, tribus, objetos o civilizaciones. Tiene menos relevancia saber de dónde procede dicha información, lo importante es que está ahí, surgiendo a través de sueños, viajes extracorporales, de péndulos y varillas, de espíritus de los muertos o de los registros akhásicos. Y lo más importante de todo es que, en la mayoría de los casos, se trata de información que más tarde se puede verificar. Con razón decía la antropóloga estadounidense Margaret Mead que "la historia del progreso de las ciencias está lleno de casos de científicos que han investigado fenómenos que, según las instituciones sociales, no existían".

Se podría decir que allí donde la piqueta del arqueólogo no entra, sí lo hace la proyección psíquica.

Portada Hay Otros Mundos
Portada de Hay Otros Mundos, pero están en este (Cydonia)

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