Hallan una estatua de buda en una ciudad egipcia

Hoy en día la globalización es un fenómeno innegable y omnipresente, fruto de la mejora en las comunicaciones, el transporte y una fiebre comercial que alcanza todos los rincones del planeta. Sin embargo, por insólito que pueda parecer, y salvando las lógicas distancias, no es un hecho exclusivo de nuestra época. Ya en la Antigüedad clásica –e incluso antes–, buena parte del mundo conocido estaba entrelazado gracias a una intrincada y vasta red comercial que unía puntos y culturas remotas de nuestro mundo.

Lo han podido constatar recientemente un equipo internacional de arqueólogos, formado por estudiosos polacos y estadounidenses, que lleva varios años trabajando sin descanso en la antigua ciudad egipcia de Berenice (actual Medinet-el Hara), en la costa del Mar Rojo. Fundada en el siglo III antes de nuestra era, esta urbe vivió un gran desarrollo comercial durante la época de dominación romana, y especialmente hasta el siglo II d.C. Ha sido allí, en los terrenos de un antiguo templo, donde los arqueólogos del Proyecto Berenice desenterraron recientemente una inesperada sorpresa: una estatua de mármol que no representa a una deidad egipcia o romana, como habría cabido esperar, sino al mismísimo Siddhartha Gautama, es decir, a Buda.

La estatuilla de Buda hallada en Egipto

Los estudios estilísticos y los datos recabados durante la prospección arqueológica han podido determinar que la escultura, de unos 70 centímetros de altura, y que representan a Buda sosteniendo su túnica con una de sus manos y un halo de luz que rodea su cabeza, fue creada en algún momento entre los años 90 y 140 de nuestra era. Además de la talla, los arqueólogos han encontrado también una inscripción en sánscrito de una época posterior (mediados del siglo III d.C.), así como dos monedas del reino indio de Satavahanas.

Berenice fue uno de los puertos más destacados de la Antigüedad

En aquellos tiempos de intensa actividad comercial, Berenice fue uno de los puertos más destacados de la Antigüedad, y es bien sabido que existía una floreciente ruta comercial entre esta región egipcia bajo dominio romano y el sur de Asia. De hecho, textos como el Periplo por la Mar Eritrea, un tratado anónimo del siglo I d.C. se hacían eco de la existencia de una ruta que partía de Berenice y seguía por toda la costa del océano Índico, poniendo en contacto el Mediterráneo, África y el continente asiático. Entre otros productos, las embarcaciones indias llegaban a la ciudad del Mar Rojo cargadas de pimienta, marfil, telas y otros productos.

En opinión de Steven Sidebotham, uno de los codirectores del Proyecto Berenice y profesor de Historia en la Universidad de Delaware (Estados Unidos), la escultura descubierta por su equipo fue, probablemente, esculpida por artistas indios o asiáticos asentados en Berenice o Alejandría en el siglo II de nuestra era. El hallazgo, junto con la inscripción en sánscrito y las monedas descubiertas, parece sugerir que en Berenice se había establecido en aquellos años una colonia de comerciantes asiáticos, frente a la posibilidad de que se tratara de mercaderes de paso. En cualquier caso, además de evidenciar el estrecho contacto entre distintas culturas de la Antigüedad, el hallazgo de la estatua resulta de gran importancia por ser la primera imagen de este tipo que se descubre al oeste de Afganistán, tal y como ha subrayado el Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto en un comunicado de prensa.