Acihuatl: Las sirenas que habitan en los lagos mexicanos
En el México prehispánico se hablaba de protectoras del agua en los lagos. Se parecían a las sirenas ¿Existió un críptido humanoide en el agua?

En el México prehispánico, muchos poblados indígenas hablaban de seres protectoras del agua llamadas Acihuatl. El investigador Guilhem Olivier lo traduce como “mujer de agua”. Se les hacían ofrendas y fiestas en favor de una buena pesca; si se sentía satisfecha la pesca era abundante, pero si no, no solo se dificultaba, sino que Acihuatl volcaba las canoas ahogando a los pescadores en los lagos.
Se cree que cuando los mexicas (aztecas) conquistaron los poblados donde se les veneraba, obligaron a la gente a convertirlas en deidades menores llamadas Atlonan Chane. Actualmente muchos poblados creen en ellas y las veneran bajo el nombre de Tlanchanas. Se han reportado apariciones de ellas en Tutotepec, Hidalgo; Coatetelco, Morelos; pero sobre todo en Zumpango, Xaltoca, Chalco, Lerma y Zempoala en el Estado de México.
En Metepec es famosa una Tlanchana que habita en un lago seco. Su imagen ha llegado a la artesanía popular

La más famosa de ellas habitó un lago (seco desde tiempos virreinales) en Metepec. Es famosa porque los indígenas solían hacer figuras de barro con su imagen que le ofrendaban. Hoy son una artesanía muy popular de la región.
Tradicionalmente se les describe como mujeres que en vez de piernas tenían cola de serpiente. Algunas leyendas afirmaban que podían cambiar su extremidad a voluntad para caminar con piernas humanas en los bosques recolectando frutas. La relación de la serpiente con el pecado original es lo que algunos consideran que provocó el cambió de un ser con cola de serpiente a uno con cola de pez. Esto es palpable en las artesanías de Metepec, pues no se les representaba con cola de serpiente sino hasta hace algunos años cuando decayó el peso del catolicismo en la región.
El aspecto de estos críptidos lacustres recuerda a las sirenas europeas medievales
Curiosamente, la descripción recuerda mucho a las sirenas medievales; concretamente el caso de Melusina. Sin embargo, a estas deidades americanas se les menciona por primera vez en el mito prehispánico del origen de la música (donde los tres criados marinos del dios Tezcatlipoca debían salir a la superficie para crear un puente). Si esta historia precede a la conquista española, ¿cabe la posibilidad de que tanto Europeos como Americanos conociesen la existencia de un mismo críptido lacustre?
Existen otras sirenas similares. En los Anales de Cuauhtitlan del Códice Chimalpopoca, se habla de Acpaxapo: una culebra con rostro de mujer que tenía lago cabello negro y solo se comunicaba con los sacerdotes. Y en Chiapas, todavía se teme a la Tisigua (traducida como “mala mujer”) que gusta de cazar hombres en los pozos y en el fango.
En “Las voces del agua”, el investigador Félix Báez considera que hay un sincretismo entre la sirena medieval y la deidad prehispánica. Lo cierto es que las narraciones tradicionales mexicanas, son en su mayoría de origen novohispano, por lo que es probable que la deidad, no fuese originalmente concebida como una “sirena”. Esto significaría que Tlanchana y las sirenas de las leyendas actuales en México, son de cosmovisión europea. Mientras que la deidad de Acihuatl es una soberana del agua sin una forma clara. Frente a esto, quedan los testimonios de pobladores de Xochimilco, Veracruz, Chiapas o Hidalgo que insisten en haber visto extraños personajes en los lagos. Entonces ¿qué es lo que ven?
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