Misterios
26/04/2023 (08:00 CET) Actualizado: 26/04/2023 (08:00 CET)

El Papa Luna contra los Dracul

Una sociedad secreta del siglo XV conocida actualmente como Orden del Dragón quiso acabar con el papa Benedicto XIII

Sergio solsona
26/04/2023 (08:00 CET) Actualizado: 26/04/2023 (08:00 CET)
Recreación de la Orden del Dragón
Recreación de la Orden del Dragón

En 1408, el Rey Segismundo de Hungría, fundó la orden del Dragón. Príncipes de toda Europa formaron parte de esta organización.

Algunos de estos nobles unieron el nombre de este grupo al de su familia. Así, los Condes de Valaquia se hicieron llamar “Dracul”. El más famoso de ellos sería Vlad Tepes, conocido como El empalador, que sirvió de inspiración para crear al conde Drácula.

El rey Segismundo junto a la insignia de la Orden del Dragón
El rey Segismundo junto a la insignia de la Orden del Dragón

Entre los objetivos de esta Orden estaba defender la Iglesia católica. En sus estatutos de fundación podemos leer:

“Nuestra clara determinación de aplastar al pérfido enemigo, a los autores del cisma y a los caballeros paganos”

Así quedó formada una de las órdenes más fanáticas y despiadadas. Su intención era acabar con los herejes tanto judíos como musulmanes y, sobre todo, con el que consideraban el mayor traidor de todos: El Papa Luna.

Desde su castillo en Peñíscola, Benedicto XIII abogaba por el diálogo entre religiones. Fue el promotor de la llamada “Disputa de Tortosa”, que fue el más importante debate interreligioso del toda la Edad Media.

Los miembros de la orden del Dragón trataron de envenenar al Papa Luna

En 1418, los miembros de la orden del Dragón consiguieron su objetivo y envenenaron al Papa Luna. Benedicto XII vivía protegido por los míticos caballeros templarios, oficialmente caballeros de la Orden de Montesa, en este impresionante castillo junto al mar. Pero los mejores médicos musulmanes y judíos crearon una fórmula medicinal  para salvar la vida de aquel Sabio. La receta de la denominada Tisana del Papa Luna ha llegado hasta nuestros días.

Tras su convalecencia, el pontífice encargó construir una fuente para sus jardines para así mandar un mensaje a sus enemigos.

En los relieves de esta obra, que hoy se encuentra en la catedral de Tortosa, aparecen una serie de imágenes poco comunes. En una de las escenas aparece la imagen de un Dragón frente a un águila. Simbolizando la lucha entre la Orden del Dragón y el papa del Cisma.  A los pies de estos animales estaba el león como símbolo del Cristo a quien los dos dicen representar.

Detalle de la fuente donde se ve a un dragón
Detalle de la fuente donde se ve a un dragón

No hace mucho, unos investigadores dijeron haber encontrado la tumba del auténtico Vlad Tepes. El dragón también aparece en aquel sarcófago de Nápoles donde terminó sus días “El empalador”.

Los Drakul fueron incapaces de acabar con la vida del Papa. El clérigo radical Vicente Ferrer, tan intransigente como los miembros de la orden del Dragón, solo pudo mandarle una maldición.

“Para castigo del Papa Luna algún día con su cabeza jugaran los niños a modo de pelota” y así fue.

Cráneo del Papa luna
Cráneo del Papa luna

Muchos siglos después, la maldición de aquel fanático se cumplió. El cráneo del Papa Luna fue objeto del juego de dos vándalos.

Pedro Martínez de Luna  vivió en el castillo del Maestrazgo hasta los 95 años.  En la fuente que mandó construir dos sabios de dos religiones aparecen discutiendo sobre lo que muy probablemente sea el modo de interpretar a un mismo Dios que en este caso también aparece representado como un león a sus pies.

Sobre el autor
Sergio solsona

Escritor, promotor cultural y divulgador histórico. Entre sus obras publicadas se encuentran los títulos: «Maestrazgo templario» y «Los Cuentos del Grial».

Destacan sus colaboraciones en programas radiofónicos y televisivos como: Cuarto Milenio, Espacio en Blanco de RNE, Ser Historia de Cadena Ser, y en las revistas «Más allá», «Enigmas» y «Otros mundos». También es creador del blog «Maestrazgo Templario»

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Comentarios (1)

Colibri Hace 11 meses
Se dice Benito y no Benedicto.

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