Civilizaciones perdidas
01/09/2007 (00:00 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)

Colonia Dignidad. El enclave secreto de los nazis

Enclavado en las más olvidadas tierras de Chile se encuentra un territorio que durante décadas estuvo fuera del mapa. Sin ley, sin control, sin testigos… Lo que allí ocurría continúa siendo un misterio. Pero algo es seguro: el siniestro lugar se convirtió en refugio de los nazis en el país, prácticamente hasta la fecha…

01/09/2007 (00:00 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
Colonia Dignidad. El enclave secreto de los nazis
Colonia Dignidad. El enclave secreto de los nazis
Todo empezó el 27 de julio de 1961, cuando llegaron a Chile los primeros alemanes vinculados a lo que sería la futura Colonia Dignidad. Apenas tres meses después, un grupo de germanos fue detectado buscando terrenos para comprar en Parral, Región del Maule. Era un gupo heterogéneo formado por mujeres, maestros, carpinteros, agricultores, mecánicos, etc. Y, junto a ellos, niños supuestamente huérfanos de guerra. Al frente del grupo se encontraba una persona llamada Paul Schäfer Scheneider, a quien acompañaba otro alemán: Hernam Schimdt.Según los informes recogidos, Paul Schäfer nació en Sieburg (Alemania) en el año 1921. A los dieciocho se enroló como cabo enfermero y formó parte de las tropas alemanas que ocuparon Italia. Al finalizar la guerra se hizo predicador fundamentalista de corte bautista. Al mismo tiempo que predicaba consiguió un empleo como cuidador de niños en una congregación evangélica. Es aquí cuando se advirtió su inclinación obsesiva. Varios padres lo denunciaron, y en 1952 fue expulsado de la secta al tiempo que la policía alemana lo fichó como peredasta. Acosado por la justicia y convenientemente avisado, Schäfer se trasladó a África y regresó tiempo después acompañado de un niño de doce años llamado Hussein Siam, de nacionalidad egipcia y que pasó a formar parte de su harén particular. Posteriormente se convirtió en predicador itinerante, recorriéndo varias ciudades europeas. En aquella época su gran fogosidad oratoria llamó la atención de otros predicadores. Uno de ellos, Hugo Baar, le ofreció asociarse a sus prédicas y proyectos. Pronto, Schäfer sobrepasó a Baar en cuanto a carisma, recibiendo el apoyo incondicional de los adeptos de la iglesia, quienes se rindieron a él fascinados…Raúl Nuñez
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