Ciencia
16/06/2020 (11:45 CET) Actualizado: 16/06/2020 (11:48 CET)

Descubren fragmentos de un meteorito caído en Terrasa en 1704

Un equipo de investigadores liderado por Jordi Llorca, profesor de la Universidad Politécnica de Barcelona, ha hallado dos fragmentos de un meteorito del siglo XVIII, el tercero más antiguo que se ha encontrado en toda Europa, en una colección de objetos perteneciente a la familia Salvador, clan de boticarios catalanes.

16/06/2020 (11:45 CET) Actualizado: 16/06/2020 (11:48 CET)
Los dos fragmentos de meteorito encontrados en la colección de la familia Salvador.
Los dos fragmentos de meteorito encontrados en la colección de la familia Salvador.

Tras estudiar las muestras, que tenían un peso de 50 y 34 gramos respectivamente, se ha concluido que están formadas por silicatos y pequeñas muestras metálicas. En cuanto a su origen, se estima que corresponde a una «condrita ordinaria», por lo que los investigadores consideran que proviene de un asteroide primitivo que orbitaba entre Marte y Júpiter.

Este fenómeno astronómico atravesó el 25 de diciembre de 1704 el cielo desde Marsella hasta Barcelona. «Una enorme y estridente bola de fuego» causó gran revuelo entre la población, que se encontraba batallando en plena Guerra de Sucesión por el trono entre los borbones y los austrias.

De hecho, la contienda tomó un cariz supersticioso debido a este destello. Ambos bandos utilizaron el meteorito a su favor con objetivos propagandísticos. Para los partidarios del Archiduque Carlos de Austria se trataba de una señal de que Dios los apoyaba, mientras que los defensores de Felipe V lo concibieron como una advertencia a los catalanes por la usurpación de la casa de Austria.

Meteoritos en un frasco mal etiquetado

Resulta curioso pensar que este importante hallazgo astronómico se encontraba casi traspapelado entre los documentos de la familia Salvador. En concreto, dentro de dos frascos de cristal con un etiquetado muy ambiguo y nada clarificador: «Piedra que cayó de un [....] 1704». Los Salvador eran una famosa estirpe de boticarios y botánicos que desde el siglo XVII hasta el XIX guardaba una colección científica y una biblioteca muy importantes. Fundaron un «gabinete de curiosidades» en la trastienda de su botica en la calle Ample de Barcelona.

Estos espacios de conocimiento proliferaron en Europa desde el Renacimiento hasta la Ilustración y jugaron un papel fundamental en la divulgación científica. El gabinete de la familia Salvador ya no existe, pero por fortuna el Instituto Botánico de Barcelona conserva el mobiliario y, lo que resulta más relevante, una biblioteca de 1.500 volúmenes y un herbario de más de 14.000 especímenes de los reinos animal, vegetal y mineral.

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