Ovnis y vida extraterrestre
21/11/2012 (12:00 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)

EL CASO DEL «EMBAJADOR EXTRATERRESTRE»

Jaime RodríguezEl autor del presente artículo tuvo la oportunidad de investigar uno de los incidentes más enigmáticos de la ufología mundial: los sucesivos contactos entre varios miembros de la embajada ecuatoriana en Perú y un ser que se identificó como extraterrestre, quien hizo gala de manejar una tecnología propia de un filme de ciencia ficción, les advirtió sobre sucesos futuros e incluso llegó a mostrarles su nave, con forma de platillo volante, estática sobre el edificio de la legación diplomática.

21/11/2012 (12:00 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
EL CASO DEL «EMBAJADOR EXTRATERRESTRE»
EL CASO DEL «EMBAJADOR EXTRATERRESTRE»
Corría el mes de agosto de 1969, cuando un extraño individuo se presentó en la embajada ecuatoriana en Perú, sita en Lima. De apariencia impecable, medía casi dos metros de altura y desprendía una fragancia «diferente a todas las que conocía», según me confesó Fabiola Guerra, secretaria de la legación diplomática que recibió al misterioso visitante. Éste solicitó una entrevista con el embajador, por lo que Fabiola, siguiendo el procedimiento habitual, le pidió que se identificase. «Soy el comandante Banjhu», contestó.

Dio la casualidad de que en ese momento se encontraba en la recepción Alberto Ávila Machuca, agregado de la Fuerza Aérea en la embajada, así que se acercó al individuo y cortésmente le interpeló: «¿Pertenece usted a la Marina, al Ejército o a la Aviación?». Banjhu señaló con su mano hacia lo alto y dijo: «Soy el comandante de una flota de OVNIs». Acto seguido, sugirió a Ávila que se asomara por la ventana. Éste, con enorme sorpresa, contempló un disco plateado con varias luces a su alrededor, que se balanceaba a unos 300 metros por encima del edificio. De inmediato, el agregado militar hizo llamar al embajador, Jorge Dávila Gonzales, el cual también pudo observar la nave. Banjhu incluso los invitó a subir al platillo volante, pero ambos declinaron el ofrecimiento. El presunto extraterrestre acabó marchándose, pero continuó visitando la embajada regularmente durante los siguientes seis meses.

A mediados de 1969, el servicio de inteligencia ecuatoriano solicitó a los funcionarios de la embajada en Perú que trataran de averiguar cuántos tanques de guerra había comprado dicho país a Checoslovaquia. Debemos recordar que Ecuador y Perú mantienen una sempiterna disputa territorial por varias regiones amazónicas y de los Andes, lo cual ha provocado, en sendas oportunidades, que ambas naciones llegaran al enfrentamiento militar.

Los funcionarios no consiguieron tal información, pero cierto día apareció Banjhu y, sin que nadie se lo pidiera, les entregó una fotografía aérea en la que se apreciaban 150 tanques peruanos alineados en el puerto de Callao. Esta imagen todavía reposa en los archivos del Ministerio de Defensa de Ecuador. Banjhu solía llevar colgado de su cuello una especie de pequeño cubo al que llamaba «pizarra de tiempo». Cuando acercaba dicho artilugio a una pared –cosa que hizo en varias ocasiones–, aparecían proyectadas en la misma escenas que acontecerían en el futuro.

De ese modo les mostró un terrible suceso: el terremoto de 7,6 en la escala de Ritcher, con epicentro en las ciudades peruanas de Casma y Chimbote, que provocó el derrumbe de la cara norte del monte Huascarán. La avalancha sepultó las poblaciones de Yungay y Ranrahirca, matando a más de 20.000 personas… (Continúa en AÑO/CERO 268).
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