Ovnis y vida extraterrestre
05/02/2021 (11:40 CET) Actualizado: 08/02/2021 (15:13 CET)

OVNI: análisis de una mitología contemporánea

Pablo Vergel y Félix Ruiz abordan en 'OVNI: Mitología de una emergencia', el gran enigma del siglo XX desde una perspectiva sociológica. ¿A qué atiende el auge del fenómeno y su conversión casi inmediata en un fenómeno global? Los autores nos dan las claves en este reportaje.

05/02/2021 (11:40 CET) Actualizado: 08/02/2021 (15:13 CET)
OVNI: análisis de una mitología contemporánea
OVNI: análisis de una mitología contemporánea

Existe una enorme cantidad de libros consagrados a resolver el enigma de los ovnis, pero este no es uno de ellos. Ovni: Mitología de una emergencia (Guante Blanco, 2021) es una obra que renuncia a determinar qué hay detrás del fenómeno ovni y se centra en analizar cómo una idea emerge en un momento muy concreto en Estados Unidos, comienza a expandirse y acaba convirtiéndose en uno de los fenómenos globales más significativos del siglo XX. ¿Qué tiene de especial el año 1947? ¿Cómo surgen las oleadas? ¿Por qué gente de todo el mundo comienza a ser testigo de avistamientos y encuentros imposibles que son interpretados como contactos con naves y seres extraterrestres? ¿Qué rol juegan los medios de comunicación o la cultura popular? ¿Se ven ahora más ovnis que antes? A todas estas cuestiones intentará responder este libro. Partiendo de casos paradigmáticos, como el de Kenneth Arnold, Adamsky, Shaver, Hill, Strieber, o la saga del Mothman, acompañamos a investigadores y divulgadores, como Ray Palmer, Gray Barker o John Keel, desentrañando qué mecánicas operan a la hora de viralizarse una serie de narrativas y establecerse como la mitología contemporánea por excelencia.

Este libro tiene dos premisas que quedan muy claras desde el primer momento: la primera era que no busca dar respuestas sobre la naturaleza del fenómeno. La segunda, hacer una radiografía del fenómeno en su época dorada hasta finales de los años sesenta, centrándose en la saga Mothman, acontecida en Point Pleasant y sus alrededores, con la ayuda de un personaje secundario que cobró importancia capital en la investigación de campo: Thomas Francis Monteleone. El resultado es un trabajo en el que los dos autores, por diferentes caminos, cierran una historia que se inició hace más de medio siglo y ofrecen una nueva interpretación de los mecanismos que favorecen la aparición de platillos volantes y explican por qué cobran relevancia en el acervo cultural.

¿Por qué gente de todo el mundo comienza a ser testigo de avistamientos y encuentros imposibles que son interpretados como contactos con naves y seres extraterrestres?

"Si existe una mente universal, ¿debe estar necesariamente cuerda?". Esta frase ha sido normalmente atribuida a Charles Fort, pero John Keel –que fue quien originalmente se la adjudicó– reconoció su error después. La frase en cuestión es de Damon Knight, quien la recogió en su biografía sobre Fort. De una u otra forma, y más allá de este pequeño detalle, sirvió también para cerrar el libro de Las Profecías del Mothman. Resume perfectamente su trabajo, con todos los acontecimientos que rodearon a Virginia Occidental en general y a la localidad de Point Pleasant en particular. El Mothman solo fue la punta del iceberg. Se necesitaron cinco capítulos para que Indrid Cold hiciera su entrada triunfal en la trama, pero desde ese momento nada fue lo mismo. La figura del “Hombre sonriente” catapultó a Woodrow Derenberger a la categoría de contactado por excelencia de aquel periodo específico. Sus supuestos encuentros sirvieron de base para incluir en la narrativa de Keel multitud de casos en los que esos “malditos” con extrañas intenciones hacían de las suyas por todo Estados Unidos.

Como libro, la obra de Keel no debe leerse como un relato cronológico de sucesos extraños, pues carece de ese orden. Tras empezar con la caída del Silver Bridge en Point Pleasant, Keel relataba acontecimientos anteriores y posteriores, siendo los acontecidos a Woodrow Derenberger los que centraron la investigación. Woodrow fue en aquel libro –y también lo es en Ovni: Mitología de una emergencia– una persona bastante corriente, aunque quizá con ganas de notoriedad. En el relato de Keel aparece como un comercial de electrodomésticos ya entrado en la cincuentena que se convirtió en la celebridad ufológica de Virginia Occidental durante años. Sus supuestos encuentros con Indrid Cold pasarían a formar parte de la cultura popular, siendo este extraño personaje comparado con otras figuras como Gwynplaine, protagonista de El hombre que ríe –The Man Who Laughs, película de 1928 dirigida por Paul Leni que adaptó la novela del mismo nombre de Víctor Hugo– o con una representación del arquetipo del burlón o trickster, manteniendo toda su fuerza con el paso de las décadas.

La figura de Indrid Cold se ha convertido en una suerte de leyenda urbana, incluida igualmente en el mundo de los Creepypastas de Internet, y sobre su posible origen se han esgrimido algunas hipótesis interesantes. En toda aquella historia apareció un personaje secundario que a la postre se convirtió en fundamental para la redacción de este trabajo. Su nombre es Thomas Francis Monteleone, un escritor de éxito que por aquel entonces era un estudiante que tuvo la suerte –o la desgracia, según se mire– de toparse con las declaraciones de Woodrow en un programa de radio, decidiendo intervenir en él y crear una historia en la que él mismo tenía contactos con Vadig, un humanoide proveniente del mismo planeta de Indrid Cold, Lanulos.

Libro
Portada del libro OVNI: mitología de una emergencia, de Pablo Vergel y Félix Ruiz (Guante Blanco, 2021)

Efectivamente, Tom Monteleone tuvo su primer contacto con el dúo Derenberger-Salkin –Harold Salkin se presenta en Ovni: Mitología de un emergencia como un publicista de contactados con mucha habilidad para poner en contacto a estos con los medios de comunicación– en Comment Call, programa presentado por Fred Gale para la WWDC en Washington D.C. La llamada de Tom al programa concluyó con la petición de Harold Salkin de hablar con él, aunque en ese momento el publicista no conociese su nombre real. Una semana después, y habiendo dado su nombre y dirección reales, Tom encontró en la puerta de su casa a Harold Salkin y a Woodrow Derenberger, ambos acompañados por la mujer de este último, Marjorie.

Tom recibió después las visitas de muchos ufólogos, hasta que finalmente llegó el turno de John Keel. La verdadera prueba de fuego para Monteleone, que pasó con nota cuando se inventó una última visita de Vadig que el investigador neoyorquino relacionó con los famosos Hombres de Negro. Con aquel triunfo, Monteleone logró esquivar la mirada inquisitiva de Keel. El resto es historia. Una que comenzó como un relato verídico, que es dado por bueno en la edición original de Las profecías del Mothman, pero que posteriormente ha sido revisado de varias maneras, por otros investigadores y por los propios protagonistas del mismo. Este ensayo hace un recorrido por los cincuenta y tres años que separan aquellas entrevistas de Monteleone con Keel hasta el presente, incluyendo una larga conversación de los autores con el escritor.

En general, en aquella época lo ovni ya se había normalizado, de manera que se había convertido en gran medida en algo casi relacionado con el entretenimiento y la cultura popular. Los casos y avistamientos seguían produciéndose aunque ahora ya no ocupaban la primera plana de los periódicos, como si ya no pertenecieran a ese ámbito de relevancia. Creemos –y lo evidenciamos en el ensayo– que este tránsito del rumor a la cultura popular puede ser determinante en la desactivación de la difusión mediática de los casos ya que probablemente las noticias (no ficción/rumor) no son compatibles con la cultura popular (abiertamente ficción). La viabilidad memética de un avistamiento de este tipo es muy limitada. Esto provoca que no pueda convertirse en un marco de referencia que provoque un efecto llamada donde otros puedan adherir sus experiencias anómalas vía imprimación o sugestión.

Cualquiera que analice los casos ovni se dará cuenta de la enorme diversidad y variedad que abunda en las experiencias asociadas con el fenómeno OVNI

Quizá también tuvo que ver la atenuación de los miedos y tensiones que provocaron el contexto que dio luz al fenómeno. Así, poco a poco, el entretenimiento fue tomando posiciones y apropiándose de lo que hasta ahora había vivido en la dimensión del rumor. Como ejemplos, analizamos la película Hombres de Negro (1997) y Mothman: La última profecía (2002), dos cintas con tonos muy diferentes y con desigual recibimiento popular.

El ensayo propone el concepto de "caso-plantilla" a la hora de explicar la evolución social del fenómeno ovni en Estados Unidos y, por ende, en el mundo. Muchos casos paradigmáticos comparten ciertos rasgos: gozaron de una gran notoriedad mediática instantánea y sirvieron para moldear las experiencias de terceros a través de ciertos procesos psicosociales de mimetismo, significación e imprimación.

El caso-plantilla no supone la imposición de un modelo determinista de experiencias de alta extrañeza. No estamos asumiendo que un determinado evento provoca réplicas automáticas. Cualquiera que analice los casos ovni se dará cuenta, a pesar de los esfuerzos homogeneizadores de ciertos investigadores y sus correspondientes sesgos, de la enorme diversidad y variedad que abunda en las experiencias asociadas con el fenómeno ovni.

El caso-plantilla funciona sirviendo como un marco de referencia flexible y adaptable a las circunstancias psicosociales y personales de cada individuo. Cada experiencia es personal e intransferible aunque sí es cierto que su asimilación sí puede ser condicionada, elaborada e interpretada de manera psicosocial. No emergen envasadas al vacío, sino que se generan en base a unos contextos psicosociales muy determinados. Esto es algo que también se puede extrapolar a prácticamente cualquier percepción o hecho socialmente asimilado. Nada escapa al manido adagio de la sociología: "Todo es un constructo social".

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