Conspiraciones
01/04/2007 (00:00 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)

Países de juguete

El "príncipe" Michael de Sealand ha decidido vender su minúsculo país. Nadie esperaba que este islote artificial de unos 550 metros cuadrados de extensión, a 11 km de las costas inglesas, fuera objeto de venta. Muchos lo consideran "el país más pequeño del mundo", lo malo es que no es un país.Su territorio es una fría plataforma marina de hormigón sobre dos pilares, usada como fuerte naval durante la Segunda Guerra Mundial, al que se accede por helicóptero o barco y que está situada en las coordenadas 51° 53' 40" N, 1° 28' 57" E.

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La noticia de su venta se dio a conocer a primeros de enero de 2007 y el intermediario para realizarla es la inmobiliaria española InmoNaranja, entidad encargada de iniciar el proceso de traspaso del Principado de Sealand por… ¡750 millones de euros! ¿Tanto o tan poco?Al habla con Gabriel Medina, el gerente de la mencionada inmobiliaria granadina, confirma que no se trata de ninguna broma y que, en todo caso, es un precio base que puede sufrir modificaciones a la baja. "En realidad ellos pedían más dinero, pero al final se quedó en esa cantidad". La siguiente pregunta era obligada: ¿se puede vender un país? Reconoció que, ciertamente, no existen títulos de propiedad ni registro alguno, que realmente sería un traspaso de poderes modificando su actual constitución. "Yo parto de la base –explicó Gabriel– de que el cliente siempre tiene razón y si la gente se interesa por comprar un país pues hay que buscarlo. Nuestra inmobiliaria está especializada en la venta de pequeñas islas y fue entonces cuando me puse en contacto con la familia que controla el pequeño Principado de Sealand, lo más parecido al concepto que tenemos de una micronación, para ver si lo ponían a la venta. Por lo tanto, fui yo el que dio el primer paso".

La negociación para fijar el precio final y las condiciones duraron un par de meses con el que se hacía llamar Jefe de Asuntos Internos de Sealand. ¿Y cuáles son esos requisitos?: "Tener un pequeño proyecto de viabilidad del Principado y el compromiso de que nada que se haga en esa plataforma vaya en contra del Reino Unido". Me surgía la duda si el príncipe Michael, una vez efectuado el traspaso, querría tener algún derecho o prerrogativa sobre la plataforma o se desvincularía totalmente: "No sé decirte; en principio parece lógico que los nuevos gobernantes estipulen los nombramientos… Tal vez pueden pedir que se pase de un ';principado' a una república. Ya veremos".

Gabriel Medina comentó que a pesar de ese precio aparentemente elevado ha habido varias empresas norteamericanas interesadas y ninguna española, de momento. "Yo creo que al final se va a vender porque tener un país así es atractivo para algunas empresas inversionistas, que ya lleva cuarenta años con el mismo status quo sin que nadie diga nada y, además, la Warner Bros tiene preparado un guión para hacer una película sobre este Principado".Trapicheos en SealandSealand ahora está en venta, pero el que lo compre debe saber que es más que una simple plataforma en medio del Mar del Norte; es una entidad que aspira a tener un estatus legal que emite sus propios pasaportes y sellos de correos y acuña su propia moneda, entre otras características de un Estado declarado independiente del Reino Unido hace unos cuantos años y digo declarado, no reconocido como tal.

Su historia es breve y muy animada. En septiembre de 1967, un ex mayor del Ejército británico llamado Roy Bates se estableció con su familia en tan inhóspito lugar, lo proclamó su propiedad y se adjudicó a sí mismo el título de príncipe, por las buenas. Un año después, la Marina de Guerra británica trató de expulsarle sin éxito. Un juez dictaminó que Sealand estaba más allá del límite de tres millas –unos 5 km– de las aguas territoriales del Reino Unido; eran aguas internacionales y por lo tanto escapaba de la jurisdicción británica. Siete años más tarde, su "Alteza Real Príncipe Rey de Sealand" –así se autodenominó–, introdujo mejoras en su país personalista con la creación de una constitución, una bandera y un himno nacional e hizo acuñar dólares de oro y plata. Finalmente se concedieron pasaportes a las personas que apoyaron a Sealand. En 1978, un grupo de empresarios alemanes y holandeses llegaron a la isla para secuestrar al hijo del príncipe Roy –Michael– que pronto fue liberado. Su Principado no ha sido muy tranquilo, con todo tipo de avatares, rebelión incluida, que generó un gobierno en el exilio, rival de la familia Gates.

Durante una época un grupo español asociado al gobierno en el exilio de Johanes Seiger, manufacturó y vendió pasaportes de Sealand con fines delictivos, los cuales lograron una amplia difusión –sobre todo en Europa del Este–, pasaportes que no fueron autorizados por la familia Bates y se vieron involucrados en varios crímenes, incluyendo el asesinato del modisto Gianni Versace. En varios países, España entre ellos, son detenidos pretendidos cónsules que expedían los documentos para abrir cuentas bancarias falsas o extender títulos universitarios de pega. Debido a la gran cantidad de pasaportes ilegales en circulación –unos 150.000–, en 1997 la familia Bates revocó todos, incluyendo los que ellos mismos habían emitido en los últimos treinta años. No querían más sobresaltos. No obstante, ese "gobierno en el exilio" sigue vendiendo monedas y buscan hacer negocios bajo el amparo del nombre de Sealand a través de http://principality-of-sealand.eu/Para colmo, un incendio ocurrido el pasado mes de junio de 2006 dañó gravemente el país. Hoy el príncipe Michael quiere poner un punto y seguido a esta movida historia con su venta…El síndrome de Pimlico o cómo crear micronaciones como churrosEn la película Pasaporte para Pimlico (1949) protagonizada por Stanley Holloway, se narra el descubrimiento de un tratado que provoca que la "Sección Pimlico", una pequeña comunidad en medio de Londres, declare su independencia y se convierta en una micronación. Una comedia en la que se plantea algo que sigue provocando comentarios chistosos con la diferencia que ahora hay muchas micronaciones que tienen ínfulas de existencia y da igual que sea en el mundo real o en el virtual. Es una moda que indica el nivel de ociosidad de algunas personas que tienen tiempo y dinero.

Supongamos por un momento que somos concursantes en un programa televisivo tipo Saber y Ganar o Quién quiere ser millonario y nos ponen sobre el monitor las siguientes preguntas:¿Cuál es la moneda del principado de Seborga? Respuesta: el luigino.–¿Dónde se encuentra el Dominio de Melchizedek? Respuesta: bajo las aguas del océano Pacífico.–¿Dónde se sitúa el territorio del Estado del Sabotaje? Respuesta: En el interior de unas botas de esquí.–¿Cuál es el plato nacional de Ladonia? Respuesta: el halcón peregrino.

Me imagino que la mayoría de estos nombres no les suenan de nada y como mucho pensarán que son la creación de algún escritor que ha incorporado estos países en alguna de sus novelas, o que corresponden a alguna película protagonizada por Eddy Murphy como aquella de El Príncipe de Zamunda.

Son reinos, principados, dominios o repúblicas que tienen sus reyes, cónsules, embajadores, sellos, monedas, banderas, pasaportes, matrículas de coches, títulos nobiliarios, títulos académicos y casi todo se vende… Son los llamados microestados, micropaíses, naciones virtuales, países maqueta, países online o naciones no reconocidas. Algunos alardean de tener territorios en alguna parte del globo terráqueo y otros son invisibles al ojo humano. Ninguno de ellos se encuentra en ningún mapa cartográfico, ni son internacionalmente reconocidos. El reino de un profeta¿He dicho que no están reconocidos por nadie? Bueno, toda regla tiene su excepción y el Dominio de Melchizedek –www.melchizedek.com– dicen que está reconocido por la República Centroafricana, no sabemos bien por qué oscuros intereses aunque lo intuimos. Cuando lo creó el visionario y profeta David Korem comentó: "En realidad, nunca he estado allí pero tengo testigos directos que me dicen que han visto algo encima del nivel de mar", frase genial pronunciada en la cadena de televisión estadounidense CBS. Ni él lo ha visto. El origen del Dominio de Melchizedek goza de una "eterna soberanía" que le conceden las "Sagradas Escrituras hebreas y cristianas" sobre islas desconocidas y anónimas en las que nunca ha estado nadie pero que "están ahí" –aunque no es tan espiritual cuando sabemos los tejemanejes de sus embajadores–. Por ejemplo, los pasaportes para ser súbdito de este Dominio se venden por 10.000 dólares; las licencias para establecer un banco cuestan 50.000. Para montar una empresa de seguros el permiso vale 1.000 dólares y no nos debe sorprender que el país se haya apuntado en la lista de los mejores "Refugios de Impuestos del Mundo". Según Korem, el Dominio –el DOM en la jerga de sus ciudadanos– cuenta con la representación de 100 diplomáticos y sirve como sede a 300 bancos. También ofrece títulos universitarios pudiendo estudiar Filosofía en la "prestigiosa" Universidad del Dominio de Melchizedek por 6.500 dólares al año.

Varios bancos y sociedades de seguros establecidos allí han sido implicados en casos de fraude y el departamento de Justicia de Estados Unidos y Gran Bretaña lleva años intentando encontrar pruebas contra David Korem. Unos dicen que murió en México. ¿Será verdad o ficticio como su Dominio? Otros micropaíses no son tan especulativos y tienen propósitos más turísticos, como el Principado de Seborga, localizado en Italia, que en realidad es una aldea de 14 km. cuadrados con unos pocos restaurantes y una iglesia. En 1995, un humilde comerciante de flores lo convirtió en Principado y él se nombró príncipe Giorgio I. Mano de santo. Ahora el pueblo recibe 100.000 visitantes al año, produce su propia moneda y hasta oficia matrimonios.

No se sabe cuántos principados imaginarios pueden existir, pero cada vez son más sofisticados y hasta "creíbles". En marzo de 2002 el periódico argentino Clarín colocó esta extraña noticia: "Más de 3.000 paquistaníes quieren ser ciudadanos del nórdico país de Ladonia, según anunció el presidente de Pakistán, Pervez Musharraf. Lo que podría parecer una cuestión de visas, dinero y pasaportes es un verdadero problema porque Ladonia no existe. Mejor dicho, sólo existe pero en Internet. Ladonia es un pequeño terreno cuadrado de apenas un kilómetro por lado situado al sur de Suecia. Como nación, sólo existe en Internet y en la mente de su creador, el artista Lars Vilks –www.vilks.net/–".

Este es el gran problema de muchos "países fantasmas", que su existencia es tan etérica que genera sueños, fantasías y falsas esperanzas a más de uno.Países de aireAlgunos micropaíses tienen ubicación física e incluso algo de territorio –Seborga, Minerva, Ladonia, Sealand…–, otros carecen de ubicación, sin derecho a tierra sobre la que colocar una triste bandera –Reino de Landreth, Lomar, Libarama, Mingovia, Reino de Riboalte…– y la gran mayoría han sido inventados de cabo a rabo, de oriente a poniente, a través de Internet –República Transnacional, Liga del Soviet Empire, Estado del Sabotaje…–, que de todo hay en la viña de los micropaíses, algunos con un sólo habitante y otros con miles.

Por ejemplo, la República de Lomar –www.republic-of-lomar.org– reconoce no tener territorio alguno ni ganas de tenerlo. Eso sí, está orgullosa de sus 13.000 habitantes de unos 80 países, lo que la deja en el lugar 222 en una lista de 235 naciones del mundo, que ya es todo un logro. Además, su objetivo es la defensa de los derechos humanos y no convertirse en un santuario de evasión de capitales, como otros… Lomar es una república que por no tener no tiene ni presidente, el cual será elegido democráticamente cuando su población supere los 20.000 habitantes, una cuestión de tiempo…Y los hay de lo más ingeniosos, como el doble reino de Elgaland-Vargaland que poseen la tierra que existe entre las fronteras de estados limítrofes, vamos, que la "tierra de nadie" es su particular territorio.

El sentido del humor lo pone el Reino de la Ridícula Endogamia de Talossa –www.talossa.com–, "fundada por un niño de doce años llamado Robert Ben Madison al no querer salir de la habitación para comer las lentejas que su madre le había preparado con arsénico", según dice en su página web. Creó su propio lenguaje el tolosiano, de 25.000 palabras y se proclamó a sí mismo como rey Robert I.

El toque literario lo da el Reino de Redonda cuyo rey, Xavier I, es el escritor madrileño Javier Marías. Y el toque artístico está en la República de Kugelmugel ubicada en una casa vienesa con forma de pelota: "La República Autodidacta de Kugelmugel es una nación que se independizó de la afable y mediocre Austria en el año 1984, tras constatar su presidente y fundador, E. Lipburgerking, que sus compatriotas no iniciarían una ofensiva militar para reconquistar Europa", dice en www.republik-kugelmugel.com.

Como ninguna entidad sensata les reconoce su categoría de Estado han buscado otras fórmulas para dejarse oír, que no ver. Las micronaciones ya establecen relaciones diplomáticas entre ellas y cuentan con organismos multinacionales al estilo de la ONU. La Liga de los Estados Secesionistas –LOSS–, United Micronations –UM– y Reunian News Agency son las que cuentan con mayor número de integrantes. La LOSS fue creada el 26 de noviembre de 1980 por el Reino de Talossa, el Reino de Thord y el Imperio de Jahn, como una organización para unificar micronaciones.

Cada país es todo un mundo, y nunca mejor dicho, y todos ellos un desmadre. Por si a alguien, después de leer este reportaje, le ha entrado ganas de ser un rey virtual o un dictador de Utopía, el escritor australiano Max Barry, autor de la novela Jennifer Gobierno, ha creado www.nationstates.com donde establece los requisitos y los pasos para crear una micronación a medida del usuario. Mucha suerte.
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