Recuperan al “monstruo de la tierra” olmeca

Su nombre oficial es «Monumento 9», aunque coloquialmente es conocida con un apelativo mucho más llamativo: «Monstruo de la Tierra». Así se conoce a una colosal estatua olmeca de 1,8 metros de altura, 1,5 m de ancho y nada menos que una tonelada de peso que fue robada a mediados del siglo pasado. La razón de un nombre tan peculiar es que la estatua representa a una criatura de la cosmogonía olmeca, cuya presencia es muy habitual en las representaciones iconográficas de esta cultura. Dicha criatura solía representarse con las fauces abiertas, por lo que los estudiosos interpretan que podría estar simbolizando una entrada al inframundo de la cultura olmeca. Por su parte, los arqueólogos han datado esta obra en el Periodo Preclásico Medio (entre el 800-400 a.C.).

El INAH ha localizado en Estados Unidos la valiosa estatua y ha anunciado su próxima devolución a México

Ahora, un comunicado del INAH (Instituto Nacional de Historia y Antropología de México) ha anunciado la localización de la valiosa pieza en Estados Unidos, y su próxima devolución a México. Según el cónsul mexicano en Nueva York, Jorge Islas, la pieza fue recuperada por la Unidad de Tráfico de Antigüedades de la Fiscalía de Manhattan, aunque todavía no existen datos concretos sobre su devolución a su país de origen. Según han explicado los responsables del INAH en el comunicado de prensa, la escultura del «Monstruo de la Tierra» fue hallado originalmente en el yacimiento arqueológico de Chalcatzingo, en el estado de Morelos, en un enclave de enorme importancia histórica y arqueológica. Desde allí, en algún momento –posiblemente en la década de los años 50 del siglo pasado– fue extraída y llevada directamente a los Estados Unidos, donde ha permanecido durante todo este tiempo. El yacimiento de Chalcatzingo se descubrió por primera vez en la década de 1920 por un arqueólogo estadounidense, y en las décadas de 1950 y 1960 fue un arqueólogo mexicano, Ignacio Bernal, quien llevó a cabo prospecciones exhaustivas en el enclave.

Piramide de Chalcatzingo

En lo que respecta a la pieza y su interpretación iconográfica, los investigadores del INAH explicaron que la escultura guardaba relación con el inframundo y su «comunicación» con la realidad mundana. Los olmecas, explicaron en el comunicado, creían que sus antepasados y los seres sobrenaturales habitaban el inframundo, aunque era posible establecer una comunicación con esa otra realidad por medio de ofrendas rituales y otras prácticas religiosas. Así, la escultura «Monumento 9» presenta una representación de tres bandas concéntricas en su boca, lo que se ha interpretado como el acceso a una caverna, lugares que los olmecas interpretaban como puntos de entrada al inframundo. Además, el «Monstruo de la Tierra» muestra también la representación de ramas de bromelia (una especie de planta) en la comisura de la boca, y según los investigadores esta planta debió tener un significado ritual para sus autores.