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18/04/2017 (10:38 CET) Actualizado: 29/10/2018 (12:29 CET)

Los Moais de isla de Pascua

18/04/2017 (10:38 CET) Actualizado: 29/10/2018 (12:29 CET)
Los Moais de isla de Pascua
Los Moais de isla de Pascua

Los moai, las gigantescas estatuas de la Isla de Pascua, constituyen la expresión más importante del arte escultórico Rapa Nui y se han convertido en su seña de identidad. No obstante, a pesar de su fama mundial y la multitud de estudios realizados sobre ellos, todavía quedan muchas preguntas sin resolver en torno a estos gigantes de piedra.

Los Moais fueron esculpidos inicialmente en basalto, traquita y escoria roja, pero poco después los talladores se fijaron en el volcán Rano Raraku. Su piedra volcánica es de color amarillo grisáceo, que se da exclusivamente en ese lugar de la isla, es un tipo de ceniza compacta con incrustaciones de basalto. Este material, llamado toba lapilli, resultó ser más idóneo que la blanda escoria o el durísimo basalto, para la construcción masiva de estatuas mediante el uso de simples herramientas.

Es en este lugar donde se encuentra, por ejemplo, un monumental moai inacabado, aún permanece adosado a la roca de la ladera exterior del volcán y deja perplejo a todo aquel que con su mirada pueda calcular su tamaño y peso; 20 metros de altura y 80 toneladas. Nadie se explica cómo pensaban moverlo los antiguos rapanui y menos aún levantarlo.

Desde que Von Däniken asegurara que cosmonautas habían ayudado al antiguo pueblo rapanui en el traslado de los moai, han corrido en torno al tema ríos de tinta.

En la década de los años 50 y 60, Thor Heyerdahl y William Mulloy demostraron que era posible trasladar estas estatuas (de hasta 5 toneladas) con la ayuda de sogas y troncos, ya fuera en forma de horquilla o de rieles. Más tarde, en los años 80, Charles Love y Pavel Pavel realizaron experimentos con reproducciones en cemento que demostraban lo mismo. El último trabajo al respecto, desarrollado por Terry Hunt y Carl Lipo, también demuestra claramente la relativa facilidad de mover un moai con un simple sistema de cuerdas y fuerza humana, sin utilizar ni siquiera troncos, sino balanceando el moai de pie, usando su centro de gravedad.

No obstante, todos los experimentos que intentan recrear las técnicas referidas en la tradición oral, han sido realizados con moai de apenas 5 toneladas, mientras que algunos de los que están erigidos en sus plataformas, como uno de los del ahu Tongariki, pesan más de 20. La pregunta es evidente: ¿Por qué realizan los experimentos con moai tan pequeños? Una cosa es mover 5 toneladas, y otra cosa es mover 20. Los isleños, hablan de maná.

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