En Iberia se trabajaba el acero hace 3.000 años
Los artesanos de la Península Ibérica forjaron acero mil años antes que los romanos
Hasta ahora, arqueólogos e historiadores consideraban que el uso generalizado de acero (una aleación de hierro y carbón) para producir armas y otras herramientas comenzó hacia el siglo II d.C., en plena época romana, aunque estas piezas tenían una baja calidad, y no fue hasta siglos más tarde, ya avanzada la Edad Media, cuando herreros de todo el continente europeo fueron capaces de crear piezas de acero de gran calidad. Sin embargo, los investigadores también sabían que siglos antes de que los romanos produjeran sus primeras piezas, otros pueblos, y concretamente antiguos pobladores de la Península Ibérica, habían conseguido realizar piezas de acero templado en fechas tan tempranas como el siglo VII a.C. Ahora, gracias a un reciente estudio presentado el pasado mes de febrero en la publicación científica Journal of Archaeological Science, realizado por un equipo internacional y multidisciplinar de estudiosos dirigidos por el profesor Ralph Araque González –arqueólogo de la Universidad de Friburgo, en Alemania– sabemos que ese logro se produjo incluso antes, pues el trabajo de su equipo ha sacado a la luz una serie de piezas pétreas –concretamente varios pilares o estelas de roca– que muestran signos de haber sido trabajados con acero, en una fecha tan temprana como el 900 a.C.
Unas estelas con intrincados grabados fueron talladas con herramientas de acero cerca del año 900 a. C.
El hallazgo, realizado en un enclave portugués llamado Rocha do Vigio, consiste en una serie de estelas de un metro y medio de altura, repletas de intrincados grabados, que muestran todas las características de haber sido talladas con herramientas de acero. Estas estelas, compuestas de piedra arenisca de cuarzo de gran dureza, muestran figuras de seres humanos y animales, además de armas, herramientas e incluso carros. «Se trata de una roca extremadamente dura que no se puede trabajar con herramientas de bronce o piedra», explicó Araque en un comunicado de prensa. «La gente de la Edad del Bronce Final en Iberia era capaz de templar hacer. De lo contrario, no habrían podido trabajar estas estelas», añadió.
Además de las estelas de piedra, los arqueólogos también descubrieron una herramienta de hierro –concretamente un cincel–, en un estado de conservación extraordinario, y que ha podido ser datado en una fecha próxima al 900 a.C. «El cincel de Rocha do Vigio y el contexto en el que fue encontrado demuestran que la metalurgia del hierro, incluyendo la producción y el templado del acero, fueron probablemente desarrollos autóctonos de pequeñas comunidades descentralizadas de la antigua Iberia, y no se debieron a la influencia de procesos colonizadores posteriores», explicó Araque.
Para confirmar sus sospechas de que los antiguos portugueses del Bronce Final consiguieron desarrollar herramientas de acero, los investigadores trabajaron mano a mano con un cantero profesional, con la intención de imitar en una roca idéntica los grabados y decoraciones realizadas en las estelas de piedra hace casi 3.000 años. El resultado fue concluyente: solo un instrumento de acero habría sido capaz de tallar la roca. De hecho, los arqueólogos pudieron confirmar que la piedra tallada por el cantero moderno con una réplica del cincel encontrado en Portugal –que presentaba una cantidad de carbón de más del 0,30%– mostraba características notablemente similares a las originales.
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