Civilizaciones perdidas
17/03/2014 (19:49 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)

Sacrificios humanos en el antiguo egipto

El mundo funerario de los antiguos egipcios adquiere un nuevo significado cuando entramos a analizar el papel que desempeñaron los sacrificios humanos en aquella sociedad. Existen muy pocas evidencias acerca de estas controvertidas prácticas, pero los ejemplos que han llegado hasta nosotros nos hablan de cruentos rituales en los que la vida humana no era sino una mera moneda de cambio para acceder al más allá.

17/03/2014 (19:49 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
sacrificios
sacrificios

Muy pocos visitantes alcanzan la cúspide de la Montaña Tebana sobre la antigua aldea de Gurna. Allí no hay tumbas espectaculares, aunque el contenido de algunas de ellas es estremecedor. Ascendiendo por la encrespada pared rocosa un chiquillo me persigue denodadamente, ofreciéndome su ayuda a cambio de una propina. Cree queme he perdido. Para él allí no hay tumbas de interés. Además, prácticamente nadie se ha interesado por ese punto casi inaccesible. Cuando le digo que busco la tumba 81, de un tal Ineni, el muchacho se detiene desconcertado. "¿Ineni? Aquí no hay ningún Ineni, señor. ¿Nakht? ¿Rekhmire? ¿Ramose?", señala el chiquillo creyendo queme he equivocado de nombre. "No, Ineni", insisto con vehemencia. "Mira, ahí está", le señalo.

 NADIE OYÓ NADA, NADIEVIO NADA

Frente a mí tengo la entrada de la tumba de Ineni. En la puerta metálica pende la cartela con el número de su registro entre las tumbas tebanas: TT81. Ineni fue, entre otros muchos cargos, Supervisor del Doble Granero de Amón, portador del sello de todos los contratos de la Casa de Amón y, lo más importante de todo, arquitecto y director de las obras durante gran parte de la primera mitad de la dinastía XVIII (1570- 1450 a. C.). La tumba fue excavada hacia 1895 por el egiptólogo francés Hippolyte Boussac. Se trata de una sepultura del Imperio Medio, 500 años más antigua, reutilizada por el arquitecto real de Amenofis I, Tutmosis I, Tutmosis II, Tutmosis III y Hatshepsut.

Uno de los aspectos más destacados de su tumba es el texto autobiográfico en donde relata las construcciones más importantes realizadas por él. Allí nos habla, además de sus prodigios en el templo de Karnak, de cómo creó la primera tumba del Valle de los Reyes, la cercana necrópolis de los faraones de este período. Años después, Howard Carter, el descubridor de la tumba de Tutankhamón, se estremeció al leer una frase del texto biográfico, que refería las circunstancias que rodearon a la excavación de la primera tumba del valle real en tiempos del faraón Tutmosis I: "Supervisé la excavación de la tumba del acantilado de Su Majestad solo, nadie vio nada, nadie oyó nada", nos cuenta Ineni en su relato autobiográfico.

¿A qué se refería el arquitecto de Tutmosis I con este secretismo? Carter no tenía dudas del significado. Para él, los obreros que participaron en la excavación de la tumba fueron sacrificados para que no revelaran la ubicación de la sepultura. No era la primera vez que se encontraba una referencia de este tipo. La misma frase aparece sobre una estatua cubo conservada hoy en el Museo Británico de Londres (EA48). Su dueño es Sennefer, supervisor de los portadores del sello del reinado de Tutmosis III (ca. 1500-1450 a. C.), cuya tumba (TT99) se encuentra muy cerca de la colina en la que se excavó la de Ineni.

Sobre la estatua de basalto negro del alto funcionario podemos leer exactamente la misma frase: "Nadie vio nada, nadie oyó nada", refiriéndose seguramente al celo y secretismo con el que llevaba a cabo sus tareas en la administración… (Continúa en AÑO/CERO 284). 

Lo más leído

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Nos interesa tu opinión

Revista

nº404

Nº 404, mayo de 2024