Moáis para fertilizar la Isla de Pascua
La extracción de piedra para las estatuas de la Isla de Pascua hizo que el suelo fuera más fértil para la agricultura
Un reciente estudio sugiere que la utilidad de los famosos moais de la Isla de Pascua era fertilizar la tierra para propiciar la agricultura.
Es la principal conclusión del Easter Island Statue Project (EISP) de la Isla de Pascua tras analizar los sedimentos antiguos en la isla. El EISP es el más largo inventario colaborativo de artefactos que se ha realizado en el contexto del estudio arqueológico de Isla de Pascua.
El equipo liderado por la arqueóloga y antropóloga Sarah Sherwood, descarta el uso ceremonial de las colosales cabezas y sugiere que los moais podrían haber servido como nutrientes naturales para el suelo. Especialmente, para enriquecer la tierra con el fósforo.
Los nuevos datos del suelo muestran que era la cantera de los moáis eran una "pequeña mina de oro productiva" para la agricultura
En un artículo publicado en el Journal of Archaeological Science explica que la erosión del sedimento volcánico creado a partir de la explotación de canteras enriqueció las laderas del Rano Raraku, un volcán de 160 metros de altura y un diámetro de 700 metros que se convirtió en la principal cantera de roca de la Isla de Pascua con fósforo y otros elementos cruciales para la agricultura.
La datación por radiocarbono de madera quemada y fragmentos de plantas encontrados en capas de sedimentos y en dos de las veintiuna estatuas parcialmente enterradas en las laderas de la cantera identificaron dos fases principales de cultivo en la cantera.
Los resultados del estudio confirman que, en una primera etapa, había un paisaje de cultivo en las laderas internas sur y este de Rano Raraku, que incluían las batatas y probablemente calabazas junto con transferencias polinesias de plátano, taro y morera de papel desde el siglo XIV de nuestra era, hasta principios del siglo XIX. Durante este tiempo de transformación sociopolítica y cambio de uso de la tierra en toda la isla, se desarrollaron jardines de roca que requirieron mucha mano de obra para aumentar la productividad a medida que aumentaba la fertilidad del suelo, disminuyó la deforestación y quizás la sequía, mientras que el centro de la isla de Orongo, emergió en Rano Kau con un enfoque ritual intensivo en la fertilidad. Por lo tanto, las cabezas colosales tenían una doble función: Por un lado, ceremonial y por otro como fertilizante.
Algunos de los moáis tenían el propósito de propiciar la fertilidad de los suelos
La segunda etapa de desarrollo de los cultivos se dio en el siglo XVIII, después del contacto con los europeos. Debido a la explotación excesiva de la tierra y los recursos naturales, la población local colapsó apenas ochenta y ocho años después de la llegada de los exploradores extranjeros.
La coautora del trabajo, la arqueóloga de UCLA, Jo Anne Van Tilburg estudió dos moais parcialmente enterrados. Observó que cada una de las estatuas había sido ubicada en un pozo tallado lleno de grava y rocas para mantenerlas en posición vertical. Las inscripciones en forma de media luna y otras figuras talladas en la espalda de los moais, así como una cabeza humana tallada que se encuentra descansando contra la base de una estatua, sugieren que fueron utilizadas en ceremonias de algún tipo, quizás con la intención de promover el crecimiento de los cultivos.
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