Más de un 40% de los médiums oyen a diario las voces de difuntos

Una investigación de la Universidad de Durham, en Estados Unidos, concluyó que los médiums podrían ser más propensos a las actividades mentales inmersivas y a las experiencias auditivas inusuales, desde edad temprana.

La investigación multidisciplinar, financiada por Wellcome Trust, proporcionó una fotografía fiel de la mediumnidad, esto es, la capacidad de comunicar con los espíritus de los difuntos, en un trabajo científico fue publicado en la revista 'Mental Health, Religion and Culture'.

Es importante señalar que los científicos aún no saben qué sucede exactamente en cuando una persona entra en trance y dice estar comunicando con los espíritus de los difuntos. De ahí la importancia de este pionero trabajo enmarcado dentro del Proyecto 'Hearing the Voice' (Escuchar la voz).

Los autores, Adam J. Powell y Peter Moseley, parten de la necesidad de estudios empíricos capaces de arrojar luz sobre la interacción entre las creencias, la personalidad y las experiencias sensoriales anómalas.

Para comprender esa relación, remiten al concepto psicológico de “absorción”, un rasgo vinculado a la tendencia a sumergirse en una determinada experiencia o en el pensamiento.

Un grupo espiritista británico proporcionó 65 mediums al estudio

Para ello contactaron con uno de los grupos espiritistas de Gran Bretaña, la Spiritualist National Union (SNU), que afirma servir a 11.000 miembros a través de su colegio de formación, iglesias y centros. Sesenta y cinco médiums de la organización completaron un cuestionario en línea que evaluaba el tiempo, la naturaleza y la frecuencia de sus comunicaciones espirituales auditivas (clariaudiencia) y que fue comparado con un grupo de población general de 143 individuos.

Los investigadores recopilaron descripciones detalladas de la forma en que los médiums experimentan las 'voces' de los espíritus y las compararon con los niveles de absorción, propensión a las alucinaciones, aspectos de identidad y creencia en lo paranormal del grupo de control.

Descubrieron que el 44,6 % de los médiums espiritistas escuchaban voces de espíritus a diario, y el 33,8 % había tenido clariaudiencias en el último día. Una gran mayoría (79 %) declaró que las experiencias de comunicación espiritual auditiva eran parte de su vida cotidiana, y tenían lugar tanto en soledad como cuando “trabajaban” como médium, canalizador o asistían a la iglesia.

Las voces eran internas en un 65,1% de los encuestados. El 31,7 % de los médiums experimentaban voces provenientes tanto del interior como del exterior de su cabeza.

Para el parapsicólogo Alejandro Parra, “que una porción sustancial de individuos mentalmente saludables indique haber tenido experiencias que podrían llamarse ‘alucinaciones’ representa un descubrimiento potencialmente importante.”

Los espiritistas eran menos propensos a preocuparse por el qué dirán, y también obtuvieron una puntuación más alta por su propensión a experiencias auditivas inusuales similares a alucinaciones.

Cuando se les calificó en escalas de absorción, así como en la firmeza de sus creencias en lo paranormal, los médiums obtenían una puntuación mucho más alta que los miembros de la población general.

El 18% no pudo recordar desde cuándo escuchaba voces por suceder a edades muy tempranas

Según la psicología, las personas que tienen alta capacidad de absorción, tienen imaginería visual intensa y vívida, así como experiencias sensoriales intensas e imaginativas, lo cual también podría ser un factor de predisposición para experiencias de tipo alucinatorio.

Otro dato significativo es que, si bien los espiritistas experimentaron sus primeras clariaudiencias a una edad promedio de 21,7 años, el 18% no podía recordar desde cuándo por ser a edades muy tempranas. De hecho la inmensa mayoría (el 71 %) no sabía nada del espiritismo antes de sus primeras experiencias.

Powell y Peter Moseley confirmaron que “en el grupo de población general, las creencias espirituales se asociaron con la absorción, aunque la asociación con la propensión a las alucinaciones fue débil y no estadísticamente significativa”. Y concluyen que “nuestro estudio destaca claramente la dificultad de analizar el entrelazamiento de creencias, actividades mentales inmersivas y absorción”.