Ciencia
25/06/2008 (08:34 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)

Tunguska, 100 años después

La naturaleza de la gran explosión de Tunguska que tuvo lugar hace un siglo ha estado rodeada de misterio durante mucho tiempo. En la actualidad, sin embargo, parece que hemos llegado a la solución del enigma. Los científicos rusos han acumulado información muy valiosa sobre las consecuencias del suceso y ahora están desarrollando un modelo hipotético que encaje con todos los datos recogidos.

25/06/2008 (08:34 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
Tunguska, 100 años después
Tunguska, 100 años después
En la soleada mañana del 30 de junio de 1908, sobre las desiertas inmensidades de Siberia Central voló un cuerpo espacial en llamas. Su recorrido iba acompañado de poderosos sonidos que recordaban los disparos de piezas de armamento de gran calibre. Aunque esta región del imperio ruso estaba muy poco poblada, miles de habitantes locales lo vieron y oyeron. Tras atravesar el río Podkamennaya Tunguska a las 07.14 horas, el cuerpo explotó sobre un terreno pantanoso que posteriormente se denominó el "Gran Hoyo", y que despidió el equivalente de 30 a 50 megatones de de trinitrotolueno (TNT). Eso equivale a unas tres mil bombas atómicas como la arrojada sobre Hiroshima en 1945.

Expediciones a Siberia

Algunos periódicos locales no tardaron en publicar los relatos de testigos oculares que llevaron a los periodistas a escribir que un gigantesco meteorito había estallado en la taiga. En la primavera de 1921, al leer una vieja hoja de un calendario de pared que reproducía uno de estos informes de prensa, el especialista en meteoritos Leonid Kulik decidió hacer un seguimiento de su contenido pensando que podría hacer importantes descubrimientos. Le llevó seis años persuadir a la Academia Soviética de las Ciencias para que destinara los fondos necesarios para una expedición a Tunguska. Sin embargo, en febrero de 1927 Kulik y su ayudante Oswald Guelich se dispusieron por fin a dejar Leningrado para ir a Siberia.

El 30 de mayo de 1927, la expedición llegó a una vasta hondonada situada a 70 km al norte de Vanavara. Y cuando Kulik inspeccionó las direcciones de los árboles caídos descubrió para su sorpresa que el bosque había sido aplastado de forma radial.
(continúa la información en la revista ENIGMAS Nº 151)

Vladimir V. Rubtsov
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