Vida alternativa
12/04/2022 (09:37 CET) Actualizado: 12/04/2022 (09:46 CET)

La ciencia de la psicogeografía

La manera en la que se configuran los espacios en los que interactuamos determina nuestro entusiasmo o apatía, desencadenando todo tipo de emociones y comportamientos

12/04/2022 (09:37 CET) Actualizado: 12/04/2022 (09:46 CET)
La ciencia de la psicogeografía
La ciencia de la psicogeografía

"Dime dónde vives y te diré cómo te sientes" puede ser un acertado remedo, elaborado a partir del mítico aforismo del filósofo Jean Anthelme Brillat-Savarin: «Dime lo que comes y te diré quién eres». La psicogeografía, el tema que nos ocupa, es la manera en la que el entorno en el que nos desenvolvemos influye en nuestro estado anímico. El asunto no es en absoluto trivial, ya que abarca no solo nuestro hogar, sino la influencia del entorno de trabajo y de aquellos espacios de nuestras ciudades y pueblos en los que hacemos vida, desde los parques a los hospitales, pasando por las calles y centros comerciales o los lugares de ocio. Más allá de la dimensión estética que puede determinar que un lugar nos agrade o no, la manera en la que los espacios se configuran, con sus formas, colores, combinaciones, sonidos, luminosidad, altura, etc., ejercen una poderosa influencia en nosotros, de la que con frecuencia no somos del todo conscientes. Ello explica que nos sintamos irritados e incómodos en ciertos lugares y por el contrario otros nos abracen invitándonos a no abandonarlos. ¿Alguna vez te has preguntado el motivo por el que los salvapantallas de ordenadores y smart tv reproducen en bucle relajantes escenas de la naturaleza? ¿Y la razón por la que la incidencia de depresiones y psicosis es mayor en la ciudades? Un exhaustivo estudio realizado en EE UU apuntaba a cómo las zonas montañosas cultivaban personalidades introvertidas, mientras que las costeras hacían lo propio con las extrovertidas.

Psicogeografía 1
 

AMBIENTES ESTUDIADOS

Estos conocimientos aplicados al neuromarketing explican los estudiados ambientes de los centros comerciales que estimulan las compras o la reducción de estímulos ambientales y la adecuada combinación de luz, sonido y aromas propia de los casinos, en los que se pierde la noción del tiempo. También puede ayudarnos a entender el éxito que acompaña a ciertos lugares habilitados para el estudio o bien para el cuidado y la recuperación de la salud. El punto de partida en ambos casos, la escuela y el hospital, pueden ser edificios insulsos, grises y cuadriculados, a modo de pequeñas jaulas, pero la manera en la que se corrigen las formas a través de pequeñas acciones o se redecoran las aulas, salas de espera, despachos y habitaciones, modifica sustancialmente su acción psicológica sobre el alumnado y los pacientes en los ejemplos que manejamos, creando entorno estimulantes, creativos y socializadores en el colegio, y motivadores, optimistas y revitalizantes en el hospital. Es comprensible que de fondo al lector le puedan resonar los ecos del Feng Shui y su milenaria propuesta de armonización de energías –cuestión no descartable en algunos casos–, pero de lo que aquí tratamos es de un territorio estudiado por una disciplina en proceso de maduración, la psicogeografía.

En el laboratorio, los psicólogos han observado que las ratas son más 'felices', o están más relajadas o agresivas, en función de los espacios que ocupan

Este concepto en origen roza el siglo de existencia y está vinculado con planteamientos filosóficos que se han trasladado al urbanismo, al arte e incluso a toda una forma de vida que entiende al ser humano como una unidad con su entorno, con el espacio en el que vive. Si reflexionamos un instante, y esto es algo estudiado por diferentes ramas de la psicología, tiene sentido que nuestro desarrollo, madurez y comportamiento estén conectados con el ambiente. De hecho, en el día a día modificamos conscientemente nuestro comportamiento en función de dónde estamos: cantamos en la ducha, nos permitimos un grito a todo pulmón frente a un acantilado, cerramos los ojos respirando profundamente frente al mar o en un bosque, adoptamos una pose seria al participar en ciertas ceremonias o nos desmelenamos en la grada siguiendo a nuestro equipo. Sin embargo, a nivel inconsciente la influencia es mucho mayor y permanente. En el laboratorio, los psicólogos han observado que las ratas son más "felices", o están más relajadas o agresivas, en función de los espacios que ocupan, incluso pueden ser más inteligentes e incrementar las áreas cerebrales mas avanzadas en espacios estimulantes. Tan solo hemos de pensar en un instante en la manera en la que nos afecta el ruido ambiental o la luminosidad artificial en nuestras ciudades para darnos cuenta del efecto que ejerce el espacio sobre nosotros.

UNIDOS AL ESPACIO

En el planteamiento moderno de la psicogeografía y su estudio científico destaca Colin Ellard, neurocientífico cognitivo que la define como la disciplina que se ocupa de estudiar la influencia de los lugares en el ser humano. Una influencia que se puede ponderar a través de los cambios que se
producen en nuestro cerebro en función de dónde habitamos o por donde transitamos, de los estados emocionales que nos generan o su influencia directa sobre nuestra capacidad para recuperarnos de enfermedades o ser creativos. Ellard, que dirige el Laboratorio de Realidades Urbanas en Universidad de Waterloo, ha publicado un documentado libro sobre una materia –Psicogeografía (Ariel)– que en el futuro tendrá que ser tenido muy en cuenta por arquitectos y urbanistas.

La psicogeografía nos enseña, por ejemplo, cómo se diseñan los centros comerciales para que causen ese singular efecto hipnótico que nos predispone al consumo

Portada Libro
Portada del libro Psicogeografía, del neurocientífico Colin Edward

La psicogeografía nos enseña por ejemplo cómo se diseñan los centros comerciales para que causen ese singular efecto hipnótico que nos predispone al consumo, y explica también de qué manera los techos altos, las grandes columnas y ciertas ornamentaciones propias de los juzgados y entidades gubernamentales nos inspiran pequeñez y respeto. Visto así nada parece casual. Las escenas de grandeza, como un cielo sembrado de estrellas o la cúpula de una catedral, expanden nuestra conciencia desencadenando una sensación de elevación y trascendencia, logrando que nos sintamos al menos por un instante mucho más que una combinación de carbono y reacciones químicas. En apoyo de estos efectos acuden los estudios de nuestra actividad cerebral, que por ejemplo se observa saludablemente estimulada en entornos ajetreados donde abundan los colores, el ruido, los aromas... A un nivel práctico y creativo intelectualmente siempre será más estimulante una bulliciosa calle que un paisaje sereno campestre. "No solo es más probable que las personas caminen en paisajes urbanos con fachadas abiertas y animadas –explica Ellard–, sino que el tipo de cosas que hacen en esos lugares realmente cambia. Hacen una pausa, miran a su alrededor y absorben su entorno mientras se encuentran en un estado agradable de afecto positivo y con un sistema nervioso vivo y atento. Debido a este tipo de influencias, realmente quieres estar allí".

Las zonas urbanas arboladas mejoran la percepción de bienestar psicológico y la salud general de las comunidades

Es interesante observar cómo algunos estudios han revelado que las tasas de delincuencia y de conflicto social descienden en zonas en las que existen áreas verdes como parques, lo que además de conectar perfectamente con la atávica preferencia humana por los paisajes naturales tipo sabana africana que nos hacen sentir más seguros, nos habla de la capacidad que tales zonas verdes pueden tener para relajarnos, potenciar la sociabilidad y propiciar una convivencia más saludable y cívica mediante la creación de vínculos sociales. Y esas zonas verdes que aportan serenidad incluyen, en las ciudades más densas, a los tranquilos cementerios o los campos de golf. Un estudio realizado en Toronto y publicado en 2015 en Scientific Reports reveló que las zonas urbanas arboladas mejoran la percepción de bienestar psicológico y la salud general de las comunidades, reduciendo deforma especial la incidencia de enfermedades cardiometabólicas. Es decir, que sembrar árboles en las calles reducía riesgos para la salud, algo que permite entender el potencial terapéutico de los tan de moda "baños de bosque".

PSICOGEOGRAFÍA SANADORA

A un nivel a tener en cuenta en nuestros hogares y puestos de trabajo, se ha demostrado que la recuperación de enfermedades es mucho más rápida si los pacientes se exponen a paisajes naturales, tanto si sus ventanas miran a una verde campiña como si tenemos una hermosa fotografía de la misma o un mural con un prado en nuestra habitación. Curiosamente, el cerebro a ese nivel no parece distinguir ni tener preferencias, simplemente se acelera la recuperación, una hecho que contrasta con la sobriedad generalizada de las habitaciones de hospital, de colores neutros y nula decoración. Desde un punto de vista laboral también se ha evidenciado una mayor productividad, rendimiento y satisfacción con el trabajo en entornos laborales que disponen de estímulos y zonas de esparcimiento integradas en las áreas de trabajo.

Paisaje
 

Otro elemento que hay que evitar, por el que sentimos rechazo tal y como han demostrado innumerables estudios, son las formas punzantes, los perfiles muy acusados, los ángulos. Tenemos preferencia y nos encontramos mucho más cómodos y relajados con las formas curvas y redondeadas. Esto, curiosamente, está en consonancia con las recomendaciones del ya citado Feng Shui, aunque en este caso los neurocientíficoslo vinculan con recuerdos atávicos de peligrosas fauces, flechas y piedras afiladas que acababan con la vida de nuestros antepasados y no con corrientes o lanzadas de energía punzante.

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Nº 404, mayo de 2024