Misterios
05/07/2017 (11:36 CET) Actualizado: 05/07/2017 (11:36 CET)

Guanajuato: Momias y Brujas de un tiempo perdido

Viajamos al estado de Guanajuato, en México, donde el corazón del misterio late con intensidad entre momias, pueblos fantasma y multitud de enigmas fascinantes.Juanjo Revenga

05/07/2017 (11:36 CET) Actualizado: 05/07/2017 (11:36 CET)
Guanajuato: Momias y Brujas de un tiempo perdido
Guanajuato: Momias y Brujas de un tiempo perdido

Es uno de los 32 estados que comprenden México. Situado en el centro del país y con poco más de treinta mil kilómetros cuadrados, alberga los mayores misterios que podamos imaginar. Comencemos el viaje. Guanajuato goza de una relativa tranquilidad para el momento actual que vive México, con la violencia a flor de piel. Los estados que rodean Guanajuato, como Michoacán o Jalisco generan el temor de todos. Sólo observar los semblantes de la gente cuando te acercas a sus fronteras te hace sentir que no vas por el buen camino.

Guanajuato, la capital del estado con el mismo nombre, es una ciudad preciosa y diferente a lo que podemos ver en el resto de México. Un número increíble de túneles recorren los subterráneos de la misma para servir de comunicación. Están labrados en la piedra y en ellos apenas cabe un vehículo. Sin duda, la urbe sorprende por la belleza de sus calles y la simpatía de sus gentes. Y esto es sólo el comienzo de lo que nos espera en esta increíble tierra…

LAS MOMIAS VIAJERAS
Aquí hay historias que erizan el vello. Como la de las momias viajeras, que comenzó en 1861, cuando se inauguró el panteón de Santa Paula, en Guanajuato. En un principio era un cementerio más. Pero todo cambió cuando comenzaron las exhumaciones de los cuerpos para llevarlos a fosas comunes después de que muchas familias no pudieran soportar el gasto del mantenimiento de las tumbas.

El terrorífico espectáculo que vieron después los empleados funerarios no tuvo parangón. Al sacar los cuerpos de los ataúdes, algunos se encontraban con gestos terribles de sufrimiento; eran cuerpos completamente momificados de forma natural.

Esto alertó al gobierno, que envió un equipo de estudiosos al lugar. La explicación que dieron fue que, debido a la composición y minerales de la tierra, ésta había momificado los cuerpos. Una explicación lógica si fuesen todos los allí enterrados los que habían aparecido momificados… Y es que sólo algunos elegidos aparecían de esta forma.

En un principio, los propios sepultureros almacenaron los cuerpos y los mostraban en los bajos del cementerio a los visitantes que deseaban ver el macabro espectáculo. Atendiendo al negocio en ciernes, el gobierno decidió colocar las momias más "decentemente" y respetar un poco a los difuntos. Crearon un museo en de Guanajuato, que recibe más de 500.000 visitantes al año. Pero las más espectaculares fueron las denominadas "momias viajeras". Estas 36 eran las más impresionantes y estuvieron muchos años viajando por todo el mundo en exposiciones itinerantes. No fue fácil recuperarlas, pues la exposición consiguió reportar mucho dinero a los comisarios que manejaban los contratos de exhibición. Así, tras enormes esfuerzos del gobierno regional, volvieron a Guanajuato.

Actualmente se ha creado una sala de exposición para ellas en Siloao, a unos 30 kilómetros de la capital de Guanajuato, bajo el cerro de Cristo Rey y al lado del pueblo de Sangre de Cristo.

Cuando te encuentras ante la primera momia te flaquean las piernas; la expresión de terror en sus caras te deja de piedra. Están en perfecto estado de conservación y podemos observar hasta el útimo detalle en su arrugada piel. En muchas se conserva el pelo intacto e incluso la ropa.

La versión oficial es que esta gente murió en las minas que horadan todo el subsuelo del estado. Ahora bien, lo que nunca sabremos es si esas expresiones de terror fueron por lo último que observaron en vida, o quizás lo primero que vieron tras su muerte. Lo más increíble está por llegar. Nos acercamos a una vitrina metida en una celda de hierro y con una cadena que la cierra herméticamente: es la famosa "bruja de Guanajuato".

Muchos la conocieron y dan fe de que esta mujer vivía en la parte alta de la ciudad a comienzos del siglo XX y se dedicaba a realizar conjuros de amor. Al final de su vida trabajó con la magia negra.

Las uñas de esta mujer son extremadamente largas, y la conservación de su cabello y ropas resulta impresionante. Más aún cuando nos dicen por qué se encuentra en una jaula, encerrada con una gruesa cadena.

Cuando la momia llegó de vuelta a México D.F. tras su periplo mundial y abrieron el embalaje en el aeropuerto, un gran terremoto azotó la urbe y el cielo ocultó el Sol tras una espesa cortina de nubarrones negros. Puede que fuese sólo una casualidad, pues el Distrito Federal es una de las zonas más sísmicas del planeta. Lo que no fue casualidad es que cuando instalaron la momia en el nuevo museo, en la mañana de la inauguración apareció su vitrina arañada por su interior. Decidieron entonces meterla en la jaula. Podría parecer una estratagema para atraer más visitantes al museo, pero cuando quise entrevistar a los guardianes que estaban esa noche previa a la inauguración a cargo de la seguridad, su respuesta fue contundente: "Las dos personas que trabajaban aquí esa noche dejaron el trabajo en la misma mañana de la inauguración. Dijeron que había un terrible olor a incienso dentro del museo y los ruidos fueron terroríficos". Si esto me aportó argumentos para mis peores pesadillas, lo que vi después fue ya dantesco. "Los angelitos", como se conocen las momias de los niños, son estremecedoras. Vestidos con sus mejores galas, que se han conservado intactas, reposan mirando al cielo. Algunos son fetos que estaban a punto de nacer y otros pequeños de pocos meses o años de edad. Un espectáculo que me dejó pensando en el porqué de aquellas momias. La teoría científica que afirma que unas momificaron por la composición mineral del suelo no me convence, ya que al ver los planos de los hallazgos pude cerciorarme de que un cuerpo estaba momificado y el que se halló apenas a un metro –o a su mismo lado– no lo estaba.

Lo que sí me quedó claro tras la observación de dichos cuerpos es que esta es la visión más parecida al infierno que podemos ver en la tierra.

Sigue leyendo este reportaje en el nº243 de la revista ENIGMAS

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