Parapsicología
21/04/2014 (22:20 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)

Los fantasmas de la Torre Sena

Situada en los alrededores de Penàguila, al norte de la provincia de alicante, la Torre Sena es una edificación de origen árabe que, de la noche a la mañana, tras la intervención de un grupo de cazadores de lo insólito, se convirtió en escenario de una serie de episodios de trances, extraños fenómenos lumínicos, manos invisibles que empujaban a los visitantes, sombras espectrales que acechaban en la oscuridad… De la mano de la investigadora Eugenia Hernández, recorremos esta construcción con fama de maldita. 

21/04/2014 (22:20 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
Los fantasmas de la Torre Sena
Los fantasmas de la Torre Sena

Los lugares encantados cobran dicha fama cuando acumulan una extensa historia de sucesos inexplicables. A menudo, esta carrera de relatos se inicia cuando un medio de comunicación lo tilda de escenario paranormal, y una corte de aficionados al mundo del misterio peregrinan hasta allí en busca de lo insólito. Cazadores de psicofonías y buscadores de lo oculto van construyendo el acervo de eventos sobrenaturales, a través de sus propias experiencias. Eugenia Hernández, una de las investigadoras más veteranas de su generación, andaba buscando uno de esos lugares con historia. Recorría la comarca de l'Alcoià en la provincia de Alicante, cuando de repente –y por error– se topó con la Torre Sena.

No era el lugar que buscaba. Ante sus ojos, situada en lo alto del cerro que vigila el escarpado barranco de Sena, junto a la localidad de Penàguila, se alzaba una torre cuadrada con ligero talud, coronada por almenas. Adosada a la misma, figuraban una masía y una ermita. No había cercos, ni candados, ni accesos cerrados. Decidió echar un vistazo. La acompañaba Raúl López, de Sabadell. «Lo cierto es que encontré este enclave por equivocación, porque íbamos en busca de otra edificación. Resultó ser un sitio inquietante; y digo inquietante por la cantidad de psicofonías y fenómenos extraños que se han producido en la torre», evocaba Eugenia, rememorando aquel primer día, un 2 de octubre del 2011, en el que asegura que obtuvieron una psicofonía en la que oía «Miradme»…

Decidieron volver a investigar dos semanas después. Esta vez iba con ellos otro compañero de aventuras más, Daniel Requena, vecino de Sabadell, como Raúl. Montaron el equipo de grabación en la ermita y realizaron una exploración por la casa y la torre. Media hora más tarde, cuando ya se encontraban de regreso en la ermita, Eugenia, sentada en la zona del altar, sufrió el primer envite con lo inexplicable: «Eran las 22:10 hs. Estaba conversando con Raúl cuando, de repente, vi pasar una sombra negra por la ventana.

Acto seguido, tanto Raúl como yo pudimos ver claramente, en lo alto de la puerta que da acceso a la capilla, exactamente en la parte superior derecha, una pequeña esfera de luz que efectuó un par de movimientos y, tras ello, se desvaneció por completo». Quedaron estupefactos, no podían dar crédito a lo que estaban viendo. Unos minutos después, los dispositivos electrónicos empezaron a descargarse de forma incomprensible, según relataba Raúl López: «Tanto linternas como cámaras fotográficas se quedaron inexplicablemente sin baterías». Eugenia Hernández añadía: «Y alrededor de las 23:00 hs, un medidor de campo electromagnético que teníamos colocado sobre la mesa comenzó a dar lectura de forma súbita, pero justo en el preciso momento en que todos notamos que el ambiente se había enrarecido y sentimos que había alguien más con nosotros. Después, descubrimos que cuanto más acercábamos el medidor a un punto concreto del suelo, más se agitaba, y justo encima de ese lugar, las lecturas que daba eran desorbitadas».


Sombras Siniestras

En este tipo de pesquisas, en busca de evidencias paranormales, es frecuente que los investigadores desplieguen una amplia parafernalia al objeto de captarlas, como la ouija, cartas Zenner, varillas de zahorí… Primeramente, el equipo decidió experimentar con un péndulo, manejándolo sobre el mismo punto en el cual el medidor de campo electromagnético «se había vuelto loco». Lo que sucedió a continuación fue un reto para los sentidos… (Continúa en AÑO/CERO 286). 

 

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