Civilizaciones perdidas
15/10/2008 (09:05 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)

Calaveras del destino

No hay una sola calavera de cristal sino varias y no todas son del mismo tamaño ni época. Los lugares en los que se han hallado están ubicados generalmente en ruinas aztecas y mayas. Aquellas que son genuinas ofrecen un reto para la ciencia. Son auténticos ooparts, objetos fuera de su tiempo pues la ciencia no sabe explicar la técnica con la que fueron elaboradas por una cultura que no tenía los medios técnicos suficientes para esa perfección y pulido. O eso dicen los arqueólogos. En estos días vuelven a ponerse de moda gracias al estreno de Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal, la última película de la saga.

15/10/2008 (09:05 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
dumm
dumm
La más conocida de estas calaveras es la Skull of Doom, pomposo título que ha sido traducido como la "Calavera de la Muerte" o "Calavera del Destino". La versión oficial dice que fue descubierta por el arqueólogo Frederick A. Mitchell-Hedges mientras buscaba huellas de la Atlántida, aunque éste siempre afirmó que en realidad fue desenterrada por su hija adoptiva Anna que cumplía ese mismo día 17 años. Era el 1 de enero de 1924. Durante un paseo por las ruinas mayas de Lubaantum –Ciudad de los Pilares Caídos–, en la actual Belice, halló la parte superior de un cráneo de cristal perfecto que brillaba entre las rocas. Seis semanas después, el equipo de excavación descubrió la mandíbula correspondiente a ese cráneo. Por cierto, en esta calavera se basa gran parte del argumento de la película de Indiana Jones.
Aquel descubrimiento desconcertó al grupo de arqueólogos y a la comunidad maya de los kekchi. Anna relata que los nativos la reconocieron al instante como representación de un dios de sus antepasados, se arrodillaron y oraron ante ella.
Tiene características muy similares a una verdadera calavera humana, con una mandíbula móvil provista de dientes. Hasta ahora no se ha logrado determinar la forma en la que fue tallada. Se trata de un trabajo casi imposible de realizar por los orfebres o escultores de nuestra época. Fabricada con cristal puro de cuarzo, tanto la mandíbula como el cráneo provienen de la misma roca. Para lograr tallarla hacen falta grandes conocimientos en tecnología óptica. No posee ni una sola marca de herramientas o arañazos producidos durante su proceso de creación. Es anatómicamente perfecta, de 12,7 cm de altura, y un peso de 5 kg.
(continúa en la revista ENIGMAS Nº 149)
Jesús Callejo
Lo más leído

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Nos interesa tu opinión

Revista

nº404

Nº 404, mayo de 2024