Ciencia
01/01/2006 (00:00 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)

La fiebre de la gripe aviar

"Pueden morir más de 150 millones de personas". La gripe aviar se ha convertido en la mayor amenaza para la supervivencia de la humanidad. En cualquier momento, un letal virus surcará toda la Tierra infectando sin remedio a gran parte de la población. Pero, ¿es cierto todo lo que nos cuentan?

01/01/2006 (00:00 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
La fiebre de la gripe aviar
La fiebre de la gripe aviar
La opinión pública vive atemorizada porque "no sabemos dónde ocurrirá ni cuándo, pero la mutación llegará." Al menos, eso es lo que nos dicen los grandes líderes internacionales. Pero, ¿está justificado el nivel de alarma que se ha generado? ¿Puede ser la mutación tan mortífera como nos hacen ver? ¿Existen oscuros intereses económicos detrás de las advertencias? Y estas son sólo las primeras preguntas…
La fiebre de la gripe aviar alcanzó su punto álgido en octubre, cuando la psicosis mundial se extendió a los cuatro puntos cardinales. Sin embargo, su existencia se conoce desde el año 1997, cuando surgió el primer brote en Hong-Kong causado por la mortífera cepa H5N1. Desde entonces, han fallecido 62 personas como consecuencia de la enfermedad en su variante animal. A partir de ahí, empiezan las dudas.

La noticia sobre la muerte de diferentes tipos de aves a mediados de ese mes de octubre en varios países europeos solidificó la alarma, especialmente cuando se dictaminó que habían fallecido a causa de la gripe aviar: "Detectado en una isla de Grecia el primer caso de gripe aviar en Europa"; "Mueren por gripe aviar varios patos en Suecia y Noruega"; "Se certifica la muerte por gripe aviar de cisnes en Bosnia"; "Un loro muere por gripe aviar en Londres"; etc. Los titulares venían a indicar que el virus letal ya estaba aquí. Sin embargo, en ninguno de estos casos, la gripe que padecían las aves en cuestión pertenecía al mismo tipo que la que tanto preocupa a las autoridades internacionales. Tras los análisis se identificó la cepa de la gripe que causó las muertes en animales. Y no tenía nada de extraño, puesto que una tercera parte de las aves fallece a consecuencia de la influenza. Además, tampoco se atendía a las sugerencias de colectivos como la Sociedad Española de Ornitología –SEO– que, a través de la institución Bird Life, había señalado en una nota pública del 14 de octubre que las aves migratorias no podían traer el virus desde Asia tan fácilmente como se decía. De acuerdo a lo que señala este grupo –donde, en todo caso, no niegan que las aves salvajes puedan diseminar el virus en granjas a las que ocasionalmente lleguen– la ruta de las aves migratorias acuáticas que podrían extender el H5N1 no pasa directamente por Europa.

La OMS y Bush alertan a la vez
Tras la alarma de los primeros y supuestos casos en Europa, la gripe aviar fue perdiendo espacio en los medios de comunicación hasta que llegó el mes de noviembre. Entonces, el miedo resucitó cuando el día 2 el presidente de los Estados Unidos George Bush acudió al Instituto Nacional de Salud, en Bethesda, en Maryland –Estados Unidos–. Allí alertó sobre los efectos que podría llegar a causar la gripe aviar: dos millones de muertos en Norteamérica. "No podemos esperar a que se declare, porque en algún momento tendremos que hacer frente a la pandemia", aseguró el texano, que propuso la aprobación de una partida presupuestaria de 7.100 millones de dólares para gastar en planes de prevención y adquisición de medicamentos. Además, al tratarse de una amenaza global dictaminó que el Pentágono debía organizar la lucha contra el enemigo vírico. Así las cosas, el ministro de Defensa, Donald Rumsfeld, tomó la decisión de adquirir 80 millones de cajas de Tamiflu, el fármaco indicado por la Organización Mundial de la Salud –OMS– para luchar contra la gripe aviar.

Por si fuera poco, entre los días 7 y 8 de noviembre, la OMS amparó una convención internacional en la que se afirmó: "No sabemos cuando, pero sí qué va a ocurrir una pandemia entre humanos", sostuvo con energía el director general del organismo, el nipón Lee Jong-Wook. Curiosamente, el acto fue financiado por el Banco Mundial, presidido en la actualidad por Paul Wolfowitz, quien hasta hace unos meses era el número dos del Departamento de Defensa del gobierno de los Estados Unidos. Es decir, era el ayudante más directo de Rumsfeld en el Pentágono. Ambos han sido señalados como los principales responsables de la fabricación de pruebas falsas para sostener el ataque a Irak, aunque su "afición" por los enemigos invisibles –e inventados– viene de lejos. Y es que los dos fueron los responsables del llamado Equipo B, creado por el gobierno de los Estados Unidos a comienzos de los años setenta con objeto de investigar las capacidades militares de los soviéticos. Cuando los informes del Equipo B llegaron a la Casa Blanca, el presidente Gerald Ford decidió incrementar los presupuestos destinados al desarrollo de nuevas armas letales. Posteriormente, se demostró que las conclusiones del Equipo B habían sido exageradas hasta el límite de hacer creer a la población que la Unión Soviética había desarrollado un arsenal armamentístico de ciencia ficción.

En un reciente documental de la BBC titulado The Power of Nightmares se explica cómo ambos personajes formaron parte de la escuela creada por el filósofo alemán Leo Strauss, que defendía la necesidad de tener enemigos para activar la economía y obtener superioridad armamentística. Con el tiempo, los seguidores de Strauss crearon el movimiento neoconservador y acabaron ocupando importantes cargos públicos en los gobiernos de Ronald Reagan y George Bush hijo. Entre las filosofías del grupo estaba la relativa a la existencia de una élite política y financiera que fuera poseedora de la verdad, sin que el pueblo la conociera, ya que de hacerlo se pondrían en riesgo los intereses del país. Además, según reveló la BBC, la filosofía del grupo consistía en la exaltación o fabricación de las fuerzas enemigas. Rumsfeld y Wolfowitz lo hicieron con la Unión Soviética y con Irak. Pero, ¿también lo están haciendo con la gripe aviar?
La investigación sobre el Tamiflu ofrece muchas sorpresas. De primeras, el fármaco que están adquiriendo en cantidades monumentales los diferentes gobiernos podría causar efectos secundarios, ya que está basado en una planta originaria de Asia que es conocida como el anís estrellado. En su formato como medicamento de herbolario, la Agencia Federal de Drogas –FDA– de los Estados Unidos notificó la existencia de 40 consumidores –15 de ellos niños– que en 2003 habían sufrido varios brotes neuróticos tras su ingesta en forma de infusión. Cuatro años antes, la Agencia Española del Medicamento ya había prohibido temporalmente la comercialización de anís estrellado para herbolario. Pero sobre esta cuestión, los medios de comunicación más importantes apenas han contado nada…
En la actualidad, la empresa farmacéutica Roche tiene la propiedad sobre la patente del Tamiflu. Gracias a la adquisión de cientos de millones de dosis por parte de los gobiernos, esta compañía suiza ha ingresado cientos de millones de euros y ha visto cómo el valor de sus acciones crecía en la Bolsa hasta un 46 % en el año 2005. Pero la empresa se ha negado a ceder su patente para que el Tamiflu pueda fabricarse como un medicamento genérico y su precio sea asimilable en los países pobres y en vías de desarrollo. Es allí en donde la gripe aviar puede convertirse en una amenaza todavía mayor debido a la precariedad de los sistemas sanitarios y la escased de medios higiénicos que actúan como un freno para la posible expansión del virus H5N1. Lejos de ceder la fórmula, el Banco Mundial ha propuesto cómo solucionar el problema: a través de una conferencia de donantes y por medio de créditos para que los gobiernos puedan hacer frente a la adquisición de dosis de Tamiflu. Así pues, lo que propone Wolfowitz es prestar el dinero para que los países más necesitados compren el fármaco al precio establecido. Posteriormente, deberán devolverlo en "cómodos plazos".

Sin embargo, el fármaco no fue desarrollado por Roche, sino por una compañía norteamericana llamada Gielad Sciences. Posteriormente, esta empresa cedió los derechos de comercialización a Roche mediante un acuerdo de cesión en el cual se contemplaba que el diez por ciento de los beneficios por la venta de Tamiflu fueran a las arcas de Gilead. Curiosamente, cuando se llevó a cabo esta operación el presidente de la compañía era el propio Donald Rumsfeld, quien se dedicaba al mundo de los negocios antes de recalar en el equipo de gobierno de George Bush. Y aunque en el año 2001 Rumsfeld dejó su cargo para ocupar la cartera de Defensa, según Global Research el susodicho poseería en la actualidad 18 millones de dólares en acciones de la compañía. En resumidas cuentas: el propio Rumsfeld resulta beneficiado económicamente de la adqusición de Tamiflu. Y ha sido él quien, directamente, ha encargado la compra de 80 millones de cajas de este producto al precio de referencia, que se cifra en unos 60 dólares la caja. Las cuentas son fáciles: gracias a los encargos de Rumsfeld, el gobierno de Estados Unidos ha gastado 4.800 millones de dólares, de los cuales 480 reportan en beneficio de Gilead. No deja de ser curioso que al Consejo de Administración de Gilead pertenezca también George Schultz, secretario de Estado cuando Ronald Reagan era Presidente…

La amenaza se llama mutación

En la actualidad, el virus de la gripe aviar ha acabado con la vida de 64 personas en tres países asiáticos. En total, el número de afectados ha sido de 130 desde 1997. Si extrapolamos estos datos, se descubre que, por cada muerto de gripe aviar, fallecen en el mundo 137.000 personas por culpa de la hepatitis B, 250.000 por tuberculosis, 274.000 por malaria, 438.000 por diabetes o 1.369.000 por cáncer. Y lo que es más llamativo: por cada muerto como consecuencia del virus H5N1, fallecen en el mundo 5.500 personas víctimas de cualquier otro tipo de gripe. Aún resulta más llamativo saber que la enfermedad que está paralizando al mundo entero afecta, en el momento de escribir estas líneas, a un total de cero personas en todo el mundo. ¿Se está sobredimensionando la amenaza?
Lejos de lo que pueda creerse, en la actualidad no existe una gripe aviar en humanos. Quienes la han sufrido se han visto afectados por la variante avícola del virus a consecuencia de una contacto directo, familiar y permanente con las aves que lo portan, ya que no se puede contagiar por vía alimenticia. Además, su poder para infectar es muy reducido, ya que sólo se han contagiado 130 hombres cuando el número de aves afectadas ha sido de 150 millones. Sin embargo, la presión mediática ha provocado que en Europa haya descendido el consumo de carne de pollo en un diez por ciento. Pese a ello, ni siquiera existe la más mínima posibilidad de contagiarse del virus aún comiendo carne infectada…
Sólo en una cosa dicen la verdad los "expertos": en la poderosa patogenidad del virus animal. Esto quiere decir que, al contrario de lo que ocurre con la gripe común, quien contrae el virus tiene muchas posibilidades de morir. Sin embargo, al tratarse de una cepa de gripe animal, también es imposible que una persona contagie a otra. Para que eso ocurra, el virus debe mutar previamente. Y es ahí en donde se focalizan todas las alarmas encendidas por instituciones internacionales: en una posible mutación que transforme el H5NI en una gripe humana.

Se da por seguro que la mutación se producirá, "no sabemos cuándo, pero se producirá". También se da por seguro que provocará que el virus sea altamente contagioso y su patogenidad similar a cómo es en humanos en la actualidad. Sin embargo, cuando los expertos más independientes opinan, ponen las cosas en su sitio. Tal es el caso de Idelfonso Hernández, presidente de la Sociedad Española de Epidemiología: "Suele ocurrir habitualmente que cuando se produce la mutación, el virus pierde capacidad patógena". Y esa circunstancia es aún más acusada en el caso de que el virus original tenga una elevada tasa de mortalidad. Es cuestión de azar: si el H5N1 tiene un valor 9 de patogenidad en una escala de 10, la mutación que pudiera darse tiene muchas más posibilidades de encontrarse entre el segmento que va del 1 al 8 que de resultar entre el 9 y el 10. Además, al haber pasado más de siete años desde que se produjo el primer caso, lo que expertos como el Dr. Joseph Mercola señalan es que el virus H5N1 encuentra muy pocas posibilidades de mutar. Para este médico, la alarma creada es una estafa peligrosa puesto que un tratamiento masivo mediante los fármacos señalados puede ofrecer al virus "pistas" para poder mutar. Por si fuera poco, Mercola y otros especialistas no alineados en instituciones oficiales indican algo todavía más preocupante: si muta el actual H5N1, este virus se convertirá en otro y, por tanto, el fármaco recomendado en la actualidad puede ya no servir al cambiar las propiedades de la enfermedad. También es conveniente señalar que la hipotética mutación debería producirse como consecuencia de una interminable cadena de casualidades. No es imposible, pero al H5N1 le sería necesario encontrar a una persona que ya tenga en su cuerpo el virus de la gripe común. Así pues, si por cada paciente que incorpora el H5N1 son necesarios un millón de aves infectadas, la cifra de posibilidades hay que multiplicarla por diez, puesto que el enfermo ya debería tener antes la gripe común. Además, habría que esperar al intercambio celular entre los dos virus y examinar el resultado de esa fusión, ya que normalmente las mutaciones son defectuosas. A continuación, la persona infectada debería contagiárselo a un animal que actúe como "recipiente". Posteriormente, ese animal deberá volverlo a contagiar a otra persona e inculcarle el virus mutado. Sólo a partir de entonces se podrá extender la pandemia… ¿Lo cree usted posible?
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