Civilizaciones perdidas
26/02/2009 (08:45 CET) Actualizado: 28/05/2021 (13:05 CET)

ARQUEOLOGÍA BÍBLICA: ENTRE LA FE Y LA CIENCIA

Javier García BlancoPese a la imagen popularizada en el cine por Indiana Jones, los logros de la arqueología bíblica no alcanzan por el momento al Arca de la Alianza o al Santo Grial. En su lugar, esta apasionante disciplina científica lucha en los últimos años por superar las diferencias entre las distintas «escuelas» existentes, al mismo tiempo que intenta acabar con la lacra de las falsificaciones con fines económicos, religiosos y políticos… Continúa en la revista.

26/02/2009 (08:45 CET) Actualizado: 28/05/2021 (13:05 CET)
ARQUEOLOGÍA BÍBLICA: ENTRE LA FE Y LA CIENCIA
ARQUEOLOGÍA BÍBLICA: ENTRE LA FE Y LA CIENCIA

A lo largo del año 2008, medios de todo el mundo publicaron numerosos titulares con la Biblia como protagonista. Desde el supuesto hallazgo en Etiopía del palacio de la reina de Saba, pasando por el descubrimiento de las célebres ruinas del rey Salomón, hasta la identificación del texto hebreo más antiguo en el lugar donde David se enfrentó a Goliat, distintos episodios narrados en el Antiguo y el Nuevo Testamento han ocupado espacios destacados en prensa y televisión. Un hecho que no es exclusivo de este año. Basta un breve repaso a las hemerotecas para descubrir decenas de noticias similares en años recientes.

Sin un mayor análisis, la primera impresión podría hacernos pensar que la arqueología se ha convertido en los últimos tiempos en una eficaz herramienta que, para alegría y satisfacción de los creyentes, parece confirmar la historicidad de los sucesos relatados en la Biblia. En definitiva, da la impresión de que la «historia sagrada» ha logrado dejar atrás su condición de materia de fe para convertirse en hechos empíricamente demostrados. Y todo ello, de la mano de la ciencia.

Sin embargo, un análisis más cuidadoso de todos estos supuestos descubrimientos desvela, en muchos casos, una enrevesada madeja tejida a base de fraudes arqueológicos, engaños, búsqueda de notoriedad mediática e intereses religiosos y políticos.

Los orígenes de la arqueología bíblica se remontan a la primera mitad del siglo XIX. Uno de los pioneros en este campo fue el estadounidense Edward Robinson. Miembro destacado de la Iglesia Congregacionalista de EE UU, se propuso callar la boca a los más duros críticos de la Biblia, y pensó que la mejor forma de hacerlo pasaba por localizar los enclaves bíblicos mencionados en las Escrituras, convencido de que así otorgaría una historicidad a los hechos reflejados en el Antiguo Testamento. Aquella determinación le llevó a organizar dos expediciones a Palestina –entonces en manos del Imperio Otomano– en 1838 y 1852. Tras el primero de aquellos viajes, Robinson publicó su libro Investigaciones bíblicas en Palestina, donde daba cuenta de sus primeros hallazgos.

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