Nuestros dobles comparten similitudes genéticas
Se ha comprobado científicamente que nuestro doble no solo tiene nuestras características faciales, sino que comparte otras propiedades físicas

Manel Esteller, director del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras, profesor de Investigación ICREA y catedrático de Genética en la Universidad de Barcelona, ha publicado un trabajo en la revista Cell Reports en el que explica el fenómeno de los "falsos gemelos" desde una óptica genética.
Como explico en mi libro Más coincidencias imposibles, los Doppelgängers, término alemán que significa "doble caminante" nos remite al mito de que todos tenemos un doble que, ocasionalmente, puede aconsejarnos o crear confusión en nuestro "gemelo bueno". Según el mito, los doppelgänger son malvados o traen malos augurios, tienen la capacidad de atormentar a su doble e incluso, si alguien se topa con ellos es porque va a morir.
El auge de las redes sociales llevó este 'mito' a la realidad. Entre los miles de fotografías que se comparten en Internet uno puede, con cierto esfuerzo, encontrar su falso gemelo, es decir, alguien que se parece a nosotros y, sin embargo, no tiene ningún parentesco.
Famosos, como Nicolas Cage, Matthew McConaughey, John Travolta, Alec Baldwin o George W. Bush han encontrado sus dobles en retratos históricos pues, las coincidencias, no sólo se producen con individuos actuales, sino que, ocasionalmente, nuestro doble resultó vivir en otra época. ¿Cómo es posible?

El equipo de Esteller ha basado su trabajo en una colección de fotos de personas que, sin ser familiares, se parecían mucho y ha estudiado su ADN. La investigación reveló que una fuerte similitud facial está asociada con variantes genéticas compartidas.
"Lo que hemos hecho nosotros es recopilar material biológico de estos individuos extremadamente parecidos para ver si encontrábamos una razón objetiva de su similitud", dice Esteller a la agencia Sinc.
El equipo de genetistas partió de dobles ya localizados por el artista canadiense François Brunelle, que lleva fotografiando a personas que se asemejan entre sí desde 1999. Y se centraron en 32 parejas de individuos parecidos.
Utilizando tres algoritmos diferentes de reconocimiento facial determinaron una medida objetiva del parecido de esas personas "gemelas" y, posteriormente, completaron un cuestionario biométrico, de su estilo de vida y hasta proporcionaron saliva para extraer su ADN en un análisis multiómico.
Estaller descubrió que los dobles comparten variaciones similares de su ADN, particularmente en relación a genes involucrados en la formación de la boca, la nariz, los ojos, la barbilla y la frente.
"Debido a que la población humana ha llegado ya a unos 7.900 millones de personas, es cada vez más probable que se produzcan estas repeticiones", agrega Esteller. Es una cuestión de probabilidad.
La semejanza en falsos gemelos no solo se ceñía al aspecto sino también a otras propiedades físicas como su altura y su peso así como a ciertos rasgos del carácter y comportamiento, como el tabaquismo y la educación.
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