Parapsicología
01/06/2005 (00:00 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)

¿Estamos unidos en una sola mente?

Un ambicioso experimento científico, desarrollado en distintas universidades de todo el mundo, intenta demostrar la existencia de una mente global de la que todos formamos parte y que parece verse afectada por eventos de gran impacto mundial.De confirmarse, estaríamos ante uno de los descubrimientos científicos más importantes de la Historia, que podría provocar un cambio en el paradigma científico actual.

01/06/2005 (00:00 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
¿Estamos unidos en una sola mente?
¿Estamos unidos en una sola mente?
Mientras usted lee estas líneas, un total de 91 dispositivos electrónicos, distribuidos en más de 40 países (muchos de ellos en universidades y laboratorios científicos), están generando incesantemente una serie aleatoria de ceros y unos, a razón de 200 dígitos por segundo, cuyo significado es aparentemente un galimatías sin sentido. Dichos dispositivos llevan realizando su labor desde agosto de 1998, y todos los datos obtenidos se envían cada cinco minutos vía Internet a un servidor central ubicado en la prestigiosa Universidad de Princeton (EE UU). Allí, en las entrañas del laboratorio del PEAR (Investigación de Anomalías de Princeton), tiene su cuartel general uno de los experimentos científicos más ambiciosos y fascinantes de los últimos años: el Proyecto Conciencia Global (PCG), que incluye a expertos de muy distintas ramas, como sociología, psicología, física cuántica y parapsicología.

Estos dispositivos electrónicos –bautizados como EGGs («Electrogaiagramas») por sus creadores– no parecen a primera vista nada excepcional. De hecho, podrían pasar perfectamente como un artefacto electrónico más, parte de la red informática. Y, sin embargo, estos simples mecanismos podrían estar ocultando –y generando– en sus circuitos un enigma científico de gran trascendencia para toda la Humanidad.

Aunque parece algo complicado, en realidad el mecanismo que rige los EGGs es muy sencillo. Como ya hemos dicho, están compuestos por un chip informático expresamente desarrollado para generar secuencias aleatorias de números, en concreto unos y ceros. Según las leyes estadísticas, pasado cierto tiempo el número de ceros y unos generados por el pequeño ordenador debería ser prácticamente idéntico, de forma que si trasladáramos el resultado a una gráfica, ésta debería presentar una línea prácticamente recta. Poniendo un ejemplo más cotidiano, los generadores del Proyecto Conciencia Global simulan el lanzamiento de una moneda al aire, registrando las veces que sale cara y las que sale cruz. Como decimos, el número resultante tras cierto tiempo debería ser prácticamente idéntico.

Sin embargo, los científicos del PCG han podido certificar lo que algunos de ellos ya sospechaban y que, en definitiva, es el objetivo final del proyecto: en determinadas ocasiones, la línea recta que debería aparecer en la gráfica se transforma bruscamente, generando picos muy marcados que no pueden atribuirse al azar o a interferencias causadas por otros aparatos electrónicos. Curiosamente, los expertos involucrados en el experimento descubrieron que dichas «anomalías» en la secuencia de números coincidían en el tiempo con hechos de relevancia a nivel mundial. Así, detectaron alteraciones importantes durante el hundimiento del submarino ruso Kursk, el comienzo de los bombardeos de la OTAN sobre Kosovo o el secuestro del colegio en Beslan, entre otros muchos ejemplos.
¿Cuál es la causa de tan insólito «comportamiento»? Aunque los científicos del PCG se muestran bastante cautos a la hora de ofrecer una respuesta definitiva, Roger Nelson, director y fundador del proyecto, cree que su experimento podría estar en vías de demostrar la existencia de una especie de «mente global o planetaria». Según esta hipótesis, a pesar de que somos seres independientes, las anomalías registradas parecen indicar que «los campos generados por conciencias individuales pueden interactuar y combinarse, y en último extremo incluso hacerlo a nivel mundial». Dicho de otro modo: todos y cada uno de nosotros estamos interconectados de tal forma que habríamos creado una especie de «supermente» o mente global que, entre otras cosas, parece responder a sucesos de gran repercusión que afectan a un gran número de personas al mismo tiempo. Y eso es precisamente lo que estarían detectando los generadores de números del proyecto: las perturbaciones o «estremecimientos» de esa mente global formada por todos nosotros.

Dicha teoría tiene sus orígenes en los planteamientos del jesuita Teilhard de Chardin quien, en la primera mitad del siglo XX, ya planteó su hipótesis de que la población mundial estaba evolucionando hacia una única mente global, a la que llamó «noosfera».

Inicios de una investigación

Pero, antes de conocer con mayor detalle las características de los sucesos registrados por el PCG, hagamos un poco de historia.

Los orígenes del Proyecto Conciencia Global se remontan a finales de la década de los años 70 del siglo XX. En aquella época, y a pesar del rechazo existente por parte de la comunidad científica, el profesor Robert Jahn –ex decano de la Escuela de Ingeniería de Princeton– se mostró vivamente interesado por las facultades extraordinarias de la mente, como la psicoquinesia o la PES (Percepción Extrasensorial) y decidió investigarlos utilizando el método científico y los instrumentos más sofisticados de la época. Fue así como surgió la idea de utilizar un Generador de Números Aleatorios (REG, en sus siglas en inglés), un aparato que generaba secuencias aleatorias en código binario (ceros y unos), y que fue el «prototipo» de los actuales dispositivos utilizados por el Proyecto Conciencia Global.

Utilizando este primer modelo, Jahn decidió realizar una serie de experimentos para determinar si la psique humana podía influir en los resultados generados por la máquina. Para ello, utilizó a personas desconocidas que encontraba por la calle y a quienes pedía que intentaran alterar los resultados, concentrándose en generar más ceros que unos. Y lo consiguió… Aparentemente, la mente de aquellos voluntarios logró alterar la cantidad de números aleatorios arrojados por la máquina, obteniendo más ceros cuando se concentraban en ese número concreto.

Los pioneros estudios de Jahn tuvieron su relevo en Roger Nelson, otro reputado científico de Princeton, actualmente profesor emérito de dicha universidad. Nelson quiso determinar si estas demostraciones del «poder de la mente sobre la materia» podrían tener más fuerza utilizando grupos de personas y no individuos por separado. Fue así como comenzó a experimentar utilizando las redes de meditación. De nuevo, el resultado fue positivo, a pesar de que desafiaba las concepciones científicas establecidas…
Años más tarde, Nelson inició los primeros pasos de lo que acabaría por convertirse definitivamente en el proyecto actual. Aprovechando las grandes posibilidades que le ofrecía la red Internet, conectó varios generadores que estaban separados geográficamente a un servidor central en la universidad norteamericana. La investigación dio un giro inesperado el 6 de septiembre de 1997. La hasta entonces prácticamente línea horizontal que se dibujaba en las gráficas se alteró bruscamente. Todos los dispositivos, situados en países distintos, estaban registrando una anomalía. Curiosamente, en aquellos momentos millones de personas asistían a través de sus televisores a los funerales de Diana de Gales (Lady Di). Dos meses después, en noviembre de 1997, Nelson acudió a impartir una conferencia sobre las facultades psi a la universidad alemana de Friburgo. Allí coincidió con otros científicos como Dick Bierman, Dean Radin, Marilyn Schlitz y Jiri Wackermann. Tras un intercambio de ideas y posturas, juntos sentaron las bases de lo que hoy conocemos como Proyecto Conciencia Global.

La página web del PCG (http://noosphere.princeton.edu/) ofrece libremente todos los datos que van recopilando, de modo que cualquier estudioso pueda realizar su propio análisis y aportar su ayuda u opinión. Hasta el momento, la web muestra un listado de 181 eventos mundiales que han sido, según los miembros del proyecto, registrados de forma rigurosa por los dispositivos del experimento. Entre ellos se encuentran los atentados del 11-S, el hundimiento del submarino ruso Kursk, el bombardeo de la OTAN sobre Kosovo e incluso los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004 en Madrid y las posteriores muestras de duelo en toda España… Todos estos sucesos –o más bien la conmoción que generaron en la población– aparecen registrados en gráficas que muestran las desviaciones de esa línea –recta o casi recta– que las leyes de la estadística dicen que debería producirse. Sin embargo, los investigadores de Princeton y sus colaboradores podrían haber descubierto, sin buscarlo intencionadamente, algo todavía más fascinante…

¿Una ventana al futuro?

El 25 de diciembre de 2004, justo veinticuatro horas antes de que un terrible tsunami arrasara gran parte del sudeste asiático y causara cientos de miles de víctimas, los dispositivos del proyecto comenzaron a «comportarse» de forma extraña. Las gráficas generadas por los programas informáticos empezaron a mostrar una marcada curva ascendente, haciendo saltar las alarmas de los científicos implicados en el proyecto. Un día después, los medios de comunicación de todo el mundo se hacían eco de las terribles imágenes de la tragedia en Asia, atrayendo la atención de todo el planeta.

Según los participantes en el experimento, ésta no era la primera vez que ocurría algo similar. Cuatro horas antes de los atentados terroristas del 11 de septiembre, los generadores de números aleatorios también se volvieron «locos». Del mismo modo, los dígitos generados por los dispositivos del proyecto sufrieron desviaciones muy significativas poco antes de que tuviera lugar el terrible terremoto del 17 de agosto de 1999 en Turquía. ¿Significa esto que los dispositivos del Proyecto Conciencia Global pueden «ver» el futuro?
Esta última cuestión ha generado a su vez varias hipótesis. En el caso del terremoto y el tsunami, el análisis de los datos abre la puerta a dos posibilidades igualmente fascinantes: por un lado la supuesta «mente global» detectada por el PCG tendría la capacidad de anticiparse al futuro; por otro, tal vez podría significar que dicha mente no está formada únicamente por las conciencias de los seres humanos, sino también por las de los animales, que habrían percibido las señales –indetectables para las personas– que suelen producirse antes de los movimientos sísmicos.

En el caso de los atentados del 11 de septiembre, las gráficas comenzaron a sufrir anomalías cuatro horas antes del impacto del primer avión contra las Torres Gemelas. ¿Vislumbró de alguna forma la mente global lo que iba a ocurrir o captó la extrema inquietud de los terroristas, supuestamente los únicos que conocían en ese momento la tragedia que estaba por llegar? En ese último supuesto –y siempre que los experimentos del PCG sean acertados–, estaríamos ante la confirmación de que incluso un grupo reducido de personas puede influir sobre el inconsciente colectivo…

Opiniones enfrentadas

Los resultados obtenidos por el Proyecto Conciencia Global –y las hipótesis e implicaciones que se derivan de ellos– pueden parecer simplemente descabellados. Sin embargo, el número de científicos implicados directamente en el experimento (más de 70, procedentes de universidades de EE UU, Inglaterra, Alemania u Holanda), como el rigor y el control al que son sometidos los datos obtenidos, otorga una credibilidad innegable al que, con seguridad, es el experimento parapsicológico más ambicioso realizado hasta la fecha. Y como no podía ser de otro modo, un estudio de estas características no podía pasar inadvertido a las críticas de los científicos más incrédulos…
La más generalizada sobre este proyecto argumenta que las anomalías generadas por los EGGs pueden explicarse perfectamente mediante el azar, y que su identificación con sucesos de repercusión mundial no aporta mayor validez, ya que todos los días se producen noticias de gran impacto que pueden ser asociadas a las anomalías. De hecho, los críticos señalan que algunas de las desviaciones de las gráficas no han sido identificadas por los miembros del PCG, quedando «huérfanas» de sucesos a los que vincularse.

El norteamericano James Randi, uno de los escépticos más famosos y activos, es muy claro a este respecto: «Lo que están haciendo estos investigadores es mirar gráficas que sus máquinas crean para ver si ellos encuentran algo. Y siempre encontrarán algo. Son buscadores de datos, y eso es imperdonable en ciencia».

Sin embargo, los miembros del proyecto –con Nelson a la cabeza–, descartan por completo esa posibilidad. Aseguran estar utilizando las técnicas científicas y los cálculos matemáticos más rigurosos para, precisamente, evitar posibles conexiones aleatorias sin relación real.
«Estamos deseando descubrir que hemos cometido errores –asegura Nelson–. Pero no hemos sido capaces de encontrarlos, y nadie más ha sido capaz. Nuestros datos muestran claramente que las posibilidades de obtener tales resultados por azar son una entre un millón. Esto es enormemente significativo».

Por desgracia, no todos están tan convencidos como el científico de Princeton. Otro escéptico, Claus Larsen, ha señalado sus dudas sobre el análisis realizado por Dean Radin, uno de los colaboradores del PCG, sobre las «desviaciones» detectadas el 11-S. Según Larsen, Radin no ha podido explicar qué significan otras anomalías aparecidas días antes de los atentados, y que mostraban un grado de desviación similar al registrado el día de los ataques. Si se produjeron anomalías de tal nivel, argumenta Larsen, algo grande tendría que haber ocurrido, y sin embargo no se ha encontrado ningún suceso que pueda asociarse a esas gráficas.

Para otros científicos escépticos en materia parapsicológica, sin embargo, no hay que desechar ninguna posibilidad. Esa es la opinión del profesor Christopher French, psicólogo del Goldsmith College de la Universidad de Londres, quien dedica parte de sus investigaciones al estudio de supuestas facultades paranormales.
«La idea de que la conciencia podría afectar directamente los resultados de un generador de números aleatorios no es algo que encaje con el punto de vista científico convencional sobre cómo funciona el Universo. Pero el verdadero escepticismo no consiste en rechazar las afirmaciones porque suenen imposibles, sino en examinar la evidencia presentada en apoyo de tales afirmaciones», explicó a AÑO/CERO. «En el caso del PCG, se han publicado algunos resultados intrigantes, aunque algunos de los estudios están abiertos a la crítica. Uno de mis alumnos, Itai Ivtzan, ha terminado recientemente un estudio que examina los efectos de la meditación sobre los resultados arrojados por los generadores de números, basándose en un estudio original realizado por Radin. Sus resultados, para mi sorpresa, parecen apoyar la idea de que la meditación puede tener un efecto directo sobre los generadores, pero sólo cuando las personas que participan en dicha meditación están al tanto de la presencia del aparato. Aunque no puede descartarse por completo la posibilidad de que los resultados sean debidos a errores de funcionamiento de los equipos, estos resultados son muy intrigantes y suponen un desafío real para mí como escéptico», aseguró.

Actualmente French ha iniciado un ambicioso experimento paralelo para verificar si los resultados obtenidos en Princeton son válidos o, por el contrario, responden al azar. Por el momento, la investigación se encuentra en su primera fase, «pero intentaremos ver si se reproduce el efecto», nos explicó el psicólogo británico.

Hacia un nuevo paradigma

Mientras tanto, Nelson y sus colaboradores siguen trabajando para reunir más evidencias que avalen sus hipótesis. Todos ellos coinciden en mantener la prudencia y se muestran muy cautos. Los miembros del PCG hacen hincapié en que la denominación de «mente global» es, por el momento, una metáfora que no hay que tomar al pie de la letra. Los actuales datos, aseguran, «deben considerarse como simples indicaciones» de que existe dicha Conciencia Global. Al menos por el momento…
De todos modos, los científicos tienen pocas dudas de que, efectivamente, se está detectando algo realmente anómalo. «Muy a menudo, los fenómenos paranormales se ';evaporan' si los estudias durante mucho tiempo», explica el físico de la Universidad de Utrecht (Holanda) Dick Bierman. Las investigaciones actuales de Bierman están dirigidas a clarificar la relación entre la física cuántica y la conciencia. Sin duda, es una de las voces más autorizadas para analizar los datos obtenidos por los EGGs, ya que él mismo participó en el diseño de algunos aparatos. «Pero esto no ocurre con el Proyecto Conciencia Global. El efecto es real. La única discusión es qué significa exactamente», aseguró en declaraciones a la revista científica Rednova.

Si finalmente los estudios del PCG terminan siendo avalados por el resto de la comunidad científica, las implicaciones para la Humanidad serían inimaginables. Supondría la confirmación científica de que una parte de nosotros, de nuestra mente, es capaz de afectar el mundo físico. Y lo haría, además, formando parte de algo más grande, una mente global que une de forma sorprendente a todos los seres vivos de nuestro planeta.
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