Historia oculta
28/09/2022 (13:02 CET) Actualizado: 28/09/2022 (13:08 CET)

Parapsicólogos en la partida del siglo

Nuevas informaciones aportan una visión muy distinta del Campeonato Mundial de Ajedrez de 1978 que enfrentó al soviético Anatoli Kárpov con el disidente del régimen de la URSS Víktor Korchnói. Se convirtió en un auténtico enfrentamiento entre el este y el oeste en plena Guerra Fría

Juanjo autor web
28/09/2022 (13:02 CET) Actualizado: 28/09/2022 (13:08 CET)
Parapsicólogos en la partida del siglo
Parapsicólogos en la partida del siglo

Resulta difícil imaginar que una partida de ajedrez pueda dar pie a un thriller trepidante. Posiblemente no haya un deporte más reposado, formal y exquisito que este centenario juego de piezas sobre un damero blanquinegro. Sin embargo, hay un duelo histórico real que ha dado pie no a una sino a varias películas repletas de espías, poderes extrasensoriales, artimañas y geopolítica al más alto nivel. Se trata del enfrentamiento por el título mundial de ajedrez celebrado entre julio y octubre de 1978 en la localidad filipina de Baguió. A ambos lados de la mesa se sentaron el joven maestro de 27 años Anatoli Kárpov contra el disidente soviético Víktor Korchnói, veinte años mayor que su adversario.

Ganar el campeonato
Ganar el campeonato mundial se convirtió en una cuestión de estado tanto para la URSS como para EE UU, de modo que se utilizaron toda clase de métodos para obtener tal objetivo, incluidos los paranormales

Lo ocurrido en aquellas tensas jornadas ha pasado a la gran pantalla en la reciente película The World Champion, de Alekséi Sidorov, exhibida en la última edición del BCN Film Fest. Anteriormente, otras recreaciones cinematográficas inspiradas en esa liza fueron La Diagonale Du Fou, Óscar a la mejor película extranjera de 1984, y el musical Chess representado en Londres y Nueva York con gran aceptación popular. Cuenta un testigo directo de aquella final, el maestro británico Michael Stean, que asistió a «una experiencia surrealista. El torneo por el campeonato del mundo más desconcertante y sucio de la historia del ajedrez». Algunas de las acusaciones vertidas en la disputa obligaron a pronunciarse sobre la misma al entonces presidente de EE UU Jimmy Carter y a la primera ministra británica Margaret Thatcher, quienes trasladaron su descontento hasta el mandatario soviético Leonid Brézhnev.

Recuperar el trono en el terreno ajedrecístico resultaba un asunto de estado vital para el Kremlin

EL DISIDENTE

Para entender bien lo ocurrido debemos viajar en el tiempo y situarnos cuatro años antes en Moscú. Durante noviembre de 1974, ambos maestros disputaron una partida trascendental en la Sala de Columnas de la Casa de la Unión Comercial. El ganador de la liza representaría a la URSS en la final por el título del mundo contra el estadounidense Bobby Fischer, quien lo ostentaba desde 1972. Fischer era un auténtico portento del tablero, a la vez que el protagonista de la afrenta más dolorosa sufrida por el ajedrez soviético hasta la fecha. Recuperar el trono de ese deporte resultaba un asunto de estado vital para el Kremlin y no se iban a escatimar esfuerzos en conseguirlo.

En 1974, el favorito Víktor Korchnói se enfrentaba a un joven Anatoli Kárpov, y todos los expertos confiaban en la victoria del más veterano. Sin embargo, tras dos meses de competición y 24 partidas, Kárpov derrotó a su rival por el tanteo mínimo de 12,5 a 11,5. Korchnói, insatisfecho con el resultado, manifestó que todo había sido manipulado políticamente porque Kárpov pertenecía al partido comunista, tenía una larga trayectoria por delante y él, en cambio, no era ruso de nacimiento y sí de origen judío. Aquellas declaraciones no tuvieron efecto alguno y Kárpov finalmente marchó a disputar el título mundial. Ahora bien, Fischer, de personalidad voluble y complicada, no aceptó las reglas del torneo y el joven soviético recibió la corona en 1975 sin mover una pieza.

Bobby Fischer VS Anatoli Kárpov
Bobby Fischer VS Anatoli Kárpov

Mientras tanto, la suerte de Korchnói había sido muy distinta. Fue ninguneado por el régimen comunista y en 1976 huyó al exilio aprovechando que había recibido permiso para jugar en Ámsterdam: «Yo ya no era joven. Supe que si quería mantener vivas mis ambiciones de ser campeón del mundo tendría que empezar una nueva vida fuera de la Unión Soviética. Cada vez me costaba más obtener permiso para competir en el extranjero, así que aprovechando una de las pocas oportunidades, durante un viaje a un torneo en Hastings, llevé conmigo parte de mi biblioteca de ajedrez y la dejé allí al cuidado de un amigo. Aproveché para que el Gran Maestro Tony Miles me enseñase a deletrear correctamente la palabra 'asilo político'. En mi siguiente viaje fuera de la URSS, a Ámsterdam, llevé otra buena porción de mis libros. No planeaba pedir asilo todavía, pensaba hacerlo en la siguiente oportunidad. Pero las cosas se precipitaron: pensé que si no lo hacía en ese preciso momento, quizá nunca volvería a presentarse otra ocasión».

Desde el extranjero, se nacionalizó suizo y prosiguió su carrera ajedrecística en busca de revancha. En 1977, las tornas giraron a su favor. De nuevo se abrió un proceso de selección para disputar el título contra Kárpov. Korchnói eliminó uno por uno a diferentes rivales soviéticos y obtuvo la plaza de aspirante. Su imagen de disidente multiplicó la resonancia mediática de la final. Los tintes políticos hicieron de los contrincantes una encarnación del Este contra el Oeste.

Las sillas fueron revisadas con rayos X a petición de Kárpov porque creía que podía contener un dispositivo de escucha que transmitía consejos a su rival

El Centro de Convenciones de Baguió, en Filipinas, terminó transfigurado en un escenario más de la Guerra Fría donde encontró su sitio cualquier «arma» destinada a lograr la victoria. La lista de argucias y reclamaciones por ambas partes para derrotar al rival es larga e inaudita. Korchnói se quejó de la mirada intimidatoria de Kárpov durante algunos movimientos clave, así que el exiliado optó por ir con gafas de espejo cuyo reflejo de los focos de la sala terminaba deslumbrando al joven campeón. El árbitro llegó a probárselas para evaluar si el veinteañero quedaba cegado o no y solicitó a Korchnói que, en gesto de buena voluntad, no las utilizara, aunque nada en el reglamento lo prohibía. Por otro lado, Kárpov recibía un yogur en medio del juego como avituallamiento tras tantas horas seguidas de competición. Pero la acción fue interpretada como una posible indicación técnica, así que, para evitar sospechas, el árbitro decidió a qué hora y de qué sabor se le entregaría cada día dicho alimento. Las sillas fueron revisadas con rayos X a petición de Kárpov porque creía que podía contener un dispositivo de escucha que transmitía consejos a su rival.

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HIPNOSIS Y TELEPATÍA

Hasta las banderas representativas fueron retiradas porque no hubo acuerdo en aceptar la enseña suiza para el aspirante. La delegación soviética protestó porque Korchnói no tenía una ciudadanía lo suficientemente longeva para poder utilizarla. Incluso ambos contrincantes dejaron de saludarse a mitad del torneo cuando el clima de hostilidad entre los dos se hizo absolutamente irrespirable.

Por si faltaban elementos insólitos, hizo acto de presencia en la final la parapsicología. Formaba parte del equipo soviético Vladímir Zukhar, un parapsicólogo y miembro de la KGB que había investigado el campo de la hipnosis y la telepatía. Cada jornada ingresaba en la sala y se acomodaba en la segunda fila en perfecta diagonal con el rostro de Korchnói, a quién no dejaba de mirar ni mandar instrucciones mentales durante horas.

Los dos maestros de ajedrez creían en la parapsicología y querían, por todos los medios, neutralizar los efectos que podía provocar el adversario

Preguntado por este asunto en 2015, Kárpov dijo a la revista rusa Sport-Express lo siguiente: «A Zukhar le gustaba presentarse ante los periodistas para comentarles lo genial que era como psicólogo. La loca de Petra Korchnói siempe ha echado leña al fuego en lugar de decirle a Korchnói: 'Víktor, no pierdas tiempo con cosas absurdas'. Originalmente había invitado a Zukhar al duelo contra Korchnói en Moscú en 1974. En el equipo de Korchnói había aparecido un parapsicólogo y eso me preocupaba. Conocía el carácter de Víktor: si él tiene algo que su oponente no tiene, saca mucha confianza en sí mismo simplemente por el hecho de tenerlo. Sus habilidades como actor mejoraban. Localicé a esa persona en la segunda partida. Entonces todavía no sabía quién era. Le describí el aspecto físico de aquel hombre a mi entrenador, Furman, y me comentó: 'No quería hablar de eso… Korchnói ha contratado a un parapsicólogo'. Mi médico, Mikhail Gershanovich, me sugirió: 'Puedo llamar a Zukhar. He estudiado con él en la Academia Militar de Medicina. Ahora está en Moscú y se dedica a la parapsicología. ¡Que venga y que trabajen uno contra el otro!'».

Anatoli Karpov
Anatoli Kárpov en 1979

PODERES PARANORMALES

Según Kárpov, Zukhar era «especialista en cuestiones del sueño y del aprendizaje de idiomas durante el sueño. Pero en Baguió demostró que era totalmente incompetente. Tras la partida número 22 yo sufría de insomnio. Se sentó ahí la primera noche, la segunda… sin éxito. A las seis de la mañana le dije: 'Oiga, Vladímir Petrovich. No me torture de esa manera. Puedo oírle susurrar. Voy a intentar quedarme dormido yo solo'. El respondió: 'Es que usted tiene un sistema nervioso tan fuerte que no consigo penetrarlo'. Es que no lo consiguió incluso queriendo yo que pudiera hacerlo ¿Qué habría pasado si encima me hubiese resistido?».

El KGB formó un equipo de 18 agentes especiales cuya misión era asegurar la derrota de Korchnói en 1978

Sea como fuese, los dos maestros de ajedrez creían en la parapsicología o por lo menos le concedían una oportunidad y querían, por todos los medios, neutralizar los efectos que podía provocar el adversario. Así que cuando Korchnói identificó a Zukhar, solicitó que lo colocaran más al fondo, a la vez que introdujo entre el público a uno de los psicólogos de su equipo, el doctor Berginer. Justamente tras esos cambios, Korchnói se alzó con una primera victoria que empataba la contienda. Por lo que la delegación soviética reaccionó ubicando alrededor del asiento del doctor varios agentes del KGB. La intimidación obró sus frutos y el psicólogo terminó abandonando Filipinas.

LA SECTA DE LA MEDITACIÓN

Parecía que, al compás del movimiento de fichas en el tablero, también la grada de espectadores acabó transformada en un improvisado damero humano. Eliminado Berginer, Zukhar se sentó más adelante y tres victorias cayeron del lado de Kárpov. El equipo de Korchnói cambió de variante. Llamó a dos miembros de la secta hindú Ananda Marga. Este grupo espiritual divulgaba el desarrollo personal y la liberación del yo, pero también había tomado una dimensión política en la India, donde sus dirigentes denunciaron la corrupción del Gobierno y fueron sometidos a persecución policial. Korchnói justificó la presencia en el torneo de ajedrez porque eran sus instructores de yoga. Lo cierto es que desde que ingresaron en el recinto la suerte favoreció al aspirante, y el disidente soviético se acercó a su rival en el marcador hasta el 4 a 2.

Korchnói practicaba meditación y otras técnicas de relajación con los integrantes de la secta hindú Ananda Marga

viktor korchnoi
Viktor Korchnói

El equipo de Kárpov investigó el pasado de los miembros de Ananda Marga y los denunció a las autoridades por tener antecedentes penales en su país de procedencia. La policía filipina los desalojó y pasaron a quedar bajo arresto domiciliario en las dependencias del equipo de Korchnói. Allí, este practicaba meditación y otras técnicas de relajación con los integrantes de Ananda Marga, y no debió irle nada mal porque remontó la distancia a su rival en las partidas siguientes hasta quedar empatado el duelo a 5. El 17 de julio de 1978 se jugó la partida definitiva. El parapsicólogo Zukhar regresó a las primeras filas. Korchnói intentó sorprender con su apertura, pero Kárpov no se incomodó en ningún momento. La balanza se inclinó hacia el vigente campeón y el aspirante siempre se quedó con la sospecha de que alguien filtró a los soviéticos la estrategia acordada junto a su equipo la noche anterior. ¿Había micrófonos en sus habitaciones? Nunca se demostró.

LAS ARTIMAÑAS DE LA CIA

Durante el torneo, Kárpov denunció como artimañas de la CIA la introducción de una serpiente en su habitación del hotel o el inesperado encendido nocturno de los aspersores en el jardín del edificio, cuyo ruido impedía conciliar el sueño al campeón. Igualmente, el reiterado vuelo de helicópteros durante la noche fue considerado una acción de los servicios secretos occidentales para trastornar el descanso del jugador soviético. Sin duda, la paranoia dominaba a ambas delegaciones. En la reciente película The World Champion aparece Korchnói portando un contador Géiger para medir la radioactividad de la sala donde acontecía la disputa. «Pueden creer que los soviéticos son capaces de eso y más», afirma el personaje en el filme. Tres años más tarde, en el Mundial celebrado en la italiana ciudad de Merano, Kárpov y Korchnói repitieron enfrentamiento. Pero no hubo ninguna opción para el aspirante. Korchnói falleció en 2016 a los 85 años sin ganar nunca ese anhelado título.

The World Champion
Cartel de la película The World Champion

DOCUMENTOS SECRETOS DEL KGB

Como en cualquier buen episodio de la Guerra Fría que se precie, tampoco en este podían faltar los espías. Cuando en 1992, Vasili Mitrojin –archivista del servicio de inteligencia extranjera de la Unión Soviética y el Primer Directorio del KGB– entregó a Reino Unido varias cajas de documentos secretos del KGB sobre operaciones llevadas a cabo durante los últimos 30 años, el torneo de Baguió figuraba entre ellas. Christopher Andrew y Vasili Mitrojin, en su libro The Mitrokhin Archive: The KGB in Europe and the West, dicen al respecto que «el centro formó un equipo de 18 agentes especiales cuya misión era asegurar la derrota de Korchnói en 1978. Su jefe era el coronel Víktor Baturinsky (con antecedentes destacados en las purgas de Stalin); el plan incluía la presencia en la delegación del parasicólogo Vladímir Zukhar, de tres maestros, un médico, un preparador físico, un psiquiatra, un químico, un experto en telecomunicaciones y varios agentes cuyas funciones era desconocidas». El KGB manejaba una única consigna: evitar que Korchnói ganase «por cualquier medio que fuese necesario».

Sobre el autor
Juanjo autor web

Colaborador habitual de la revista Año/Cero y los programas La Rosa de los Vientos y El Dragón Invisible, entre otros. Actualmente, forma parte del podcast Falsa Bandera.

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