Historia oculta
10/01/2022 (10:46 CET) Actualizado: 10/01/2022 (10:46 CET)

Los secretos de las momias infantiles de Palermo: nuevo estudio

Un nuevo estudio trata de arrojar luz sobre las momias de niños presentes en las catacumbas, de las que se desconoce su identidad, historia clínica o causa de la muerte.

Javier Garcia Blanco

Periodista y fotógrafo

10/01/2022 (10:46 CET) Actualizado: 10/01/2022 (10:46 CET)
Los secretos de las momias infantiles de Palermo (Crédito: Carlo Vannini)
Los secretos de las momias infantiles de Palermo (Crédito: Carlo Vannini)

"Una línea de muertos está en pie sobre la tierra: una línea compacta, cuyas espantosas cabezas parece que hablan (…) unas hay que parece se ríen atrozmente, mientras que otras están retorcidas por el dolor, y todas revelan un espanto sobrehumano". Llevado por el asco y el horror, el escritor y poeta parisino Guy de Maupassant describió así su visita a las catacumbas de los capuchinos de Palermo, en 1886. Ya por aquellas fechas, esta singular cripta –por entonces todavía en uso como lugar de enterramiento– atraía a numerosos visitantes, especialmente extranjeros. Hoy, más de un siglo después de la visita del escritor francés, las catacumbas se han convertido en un fascinante y macabro atractivo turístico.

Muchas de las momias son el resultado de la deshidratación natural, y otras fueron tratadas químicamente

Y no es para menos: en su interior se conserva la mayor colección de momias de toda Europa, con un total de 1.284 cuerpos momificados en distintos estados de conservación (algunos están ya esqueletizados casi por completo, mientras otros se conservan en un estado excelente). De ese millar largo de momias, 163 corresponden a niños, y ahora un equipo internacional de científicos –liderados por investigadores de la Universidad de Staffordshire, en el Reino Unido– se propone realizar una exhaustiva investigación con los cadáveres de estos infantes, con la intención de obtener más datos sobre ellos, pues es poco lo que se conoce en la actualidad.

Niños
Algunos de los restos infantiles conservados en las catacumbas (Wikipedia)

"Esperamos comprender mejor su desarrollo, salud y estilo de vida e identidad, comparando los restos biológicos con otras cuestiones de tipo más cultural, como la forma en que los restos fueron momificados o el tipo de ropas que llevaban", explicó la doctora Kirsty Squires, líder del Juvenile Mummy Project, en declaraciones al diario británico The Guardian.

Para ello, los científicos emplearán un equipo portátil de rayos X, con el que tomarán hasta 14 "instantáneas" de cada momia, de los pies a la cabeza. Este sistema, que llevará a cabo el Dr. Robert Loynes –cirujano ortopédico que ya ha estudiado anteriormente momias egipcias–, permitirá descubrir defectos del desarrollo, lesiones patológicas y otros detalles sobre la salud de los pequeños.

El proyecto se desarrollará durante dos años, y se centrará en los restos de 41 niños que fallecieron entre 1787 y 1880, y que fueron depositados en una capilla especial destinada en exclusiva para los niños. En la actualidad es poco lo que se sabe de estos infantes, pues aunque existe un registro con los nombres y el año del fallecimiento, las momias carecen de identificación y las etiquetas que acompañaban a muchos de ellos se han deteriorado con el paso del tiempo. Así pues, en la mayoría de los casos se desconoce su identidad, historia clínica o causa de la muerte.

En lugar de volver a enterrar los cadáveres, decidieron exponerlos en una galería como si fueran reliquias

HISTORIA DE UNA CRIPTA... ESPECIAL

La historia de las catacumbas de los capuchinos se remonta a 1534, cuando estos monjes se establecieron en la iglesia de Santa María della Pace. Allí mismo, bajo el templo, excavaron una cripta en la que enterraron a los religiosos de la orden cuando fallecían. Cuando esta fosa se llenó por completo, los monjes decidieron excavar una nueva de mayores dimensiones. Fue entonces, al trasladar los restos a la nueva catacumba, cuando descubrieron que 45 de los cadáveres estaban momificados. El fenómeno se había producido de forma natural, debido a las peculiares condiciones de humedad de la cripta, pero los monjes lo interpretaron como un acto divino. Así pues, en lugar de volver a enterrar los cadáveres, decidieron exponerlos en una galería como si fueran reliquias.

Corredor
Corredor de los frailes capuchinos (Wikipedia) 

Hasta la década de 1780 solo los monjes capuchinos tenían derecho a recibir sepultura en las catacumbas, pero a partir de ese momento se permitió su uso a todo aquel que pudiera permitirse el coste del embalsamamiento. Desde entonces, fieles de la zona –especialmente aquellos de clases más adineradas– decidieron ser sepultados en las catacumbas, incluyendo a 163 niños, y hasta fechas tan recientes como principios del siglo XX. Muchos de estos difuntos eran embalsamados y vestidos con sus mejores ropas, y sus familiares acudían a visitarles en su nuevo "hogar" para toda la eternidad.

Hasta la fecha todos los estudios se habían realizado en momias de adultos, a excepción de la investigación que se llevó a cabo con el cuerpo momificado de la niña Rosalia Lombardo, fallecida con menos de 2 años de edad, en 1920. El autor de aquella investigación, el doctor Darío Piombino-Mascali, es también uno de los científicos que forma parte del proyecto actual. "Muchas de las momias son el resultado de la deshidratación natural, y otras fueron tratadas químicamente. Estas últimas se conservan mejor. Algunas incluso parecen niños dormidos", explicó Piombino-Mascali al diario británico. "Hay que hacer algo para preservarlas y asegurarse de que sus historias se cuenten", añadió el científico.

Rosalía
Cuerpo momificado de la niña Rosalia Lombardo, fallecida con menos de 2 años de edad (Wikipedia)

Las de Palermo no son las únicas catacumbas que los monjes capuchinos construyeron. En otros lugares de Italia y Europa, como en Roma y en Viena, pueden visitarse espacios similares, donde los monjes de esta orden muestran también su particular y macabra fascinación por los muertos.

Sobre el autor
Javier Garcia Blanco

Periodista y fotógrafo especializado en temas de arte, historia y viajes. Ha publicado sus trabajos en medios como El Mundo, GEO, Lonely Planet, Condé Nast Traveler Destinos, entre otros. Autor de varios libros, como Historia negra de los Papas, Ars Secreta o Héroes y villanos. Fue jefe de edición de Año/Cero, y actualmente dirige el magazine de viajes y cultura Wanderer.es

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